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Edward Schumacher-Matos

Mala señal para el Partido Republicano

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BOSTON - ¿Será este el último alegrón de los Republicanos en lucha contra la reforma sanitaria?

Que vayan a prevalecer o no descarrilando la tentativa del Presidente Obama de impulsar una legislación de reforma sanitaria menos izquierdista puede ser discutible en 10 a 20 años. El creciente poder político de los hispanos - firmes partidarios de la sanidad universal y de alternativas como la opción pública - presagia un desplazamiento hacia la izquierda en política estadounidense y la consideración de la sanidad como un derecho.

Esto se deriva de los patrones de votación y las encuestas, y es impulsado sobre todo por los valores culturales latinos y católicos. Combine esto con otras opiniones extendidas entre los demás grupos étnicos de inmigrantes, junto a la generación de jóvenes del milenio, y se preguntará si la indignación del movimiento de protesta fiscal y los cantos Republicanos de retorno, aunque el argumento del momento, no serán una mera anécdota mañana.

Hablé con dos de los estrategas políticos hispanos de mayor éxito - el Republicano Lionel Sosa, de San Antonio, y el Demócrata Sergio Bendixen, de Miami - y ambos coincidieron en que mientras que los Republicanos no están derrotados entre los latinos, apenas tienen seguidores.

Sosa, uno de los fundadores de la industria de la publicidad hispana, fue estratega jefe de las campañas de Ronald Reagan y los dos Bush, todos los cuales se beneficiaron de importantes avances entre el voto hispano normalmente más Demócrata. Bendixen, como asesor de Hillary Clinton, ayudó a arañar votos a Obama entre los hispanos en las primarias, y, a continuación, trabajando para Obama, hizo lo mismo con John McCain en las generales.

Se proyecta que los hispanos se duplicarán hasta el 30 por ciento de la población en los próximos 40 años. De manera más inmediata, fueron un factor crucial en la victoria de Obama en un bueno número de estados indecisos. Ed Gillespie, ex presidente del Comité Nacional Republicano, dijo al Washington Post que si las tasas actuales de participación electoral entre los blancos, negros, asiáticos e hispanos permanecen estables, en 10 años el candidato presidencial Demócrata ganará por 14 puntos porcentuales, en comparación con la victoria de siete puntos de Obama en 2008.

Las proyecciones no son proféticas. Pero lo que es importante tener en cuenta es que Obama no ganó el voto hispano por carisma, sino haciendo hincapié en el papel del gobierno en la creación de puestos de trabajo, mejorar la educación y la prestación sanitaria nacional.

"La asistencia médica se considera un derecho entre los latinos, no un privilegio", dice Bendixen. Esa percepción fundamental se origina en todos los países de América Latina, no importa cuan débil sea su sistema de salud. Esto es reforzado por un catolicismo que imparte un respeto a la autoridad, extendido en especial a lo que los latinos ven un gobierno estadounidense fuerte.

Sosa, sin embargo, piensa que los valores familiares conservadores - la limitación de los derechos de los homosexuales y el aborto, por ejemplo - son más importantes para los latinos, que desconfían del gobierno por la corrupción del mismo en sus países de origen. Él señala que los latinos tienen un espíritu emprendedor y de trabajo duro y la responsabilidad de mantener a la familia.

"Los latinos deben ser Republicanos, en teoría," dice. "Pregúnteles, le dirán: 'Yo soy Demócrata porque soy mexicano y pobre, o porque los Republicanos son ricos'. Nunca dicen: "Somos Demócratas porque queremos que el gobierno nos dé algo'".

Sin embargo, reconoció que la reforma tiene para ellos como mucho una importancia secundaria, y pasa a ser preocupación si se convierte en el centro del debate, como ahora.

Una reciente encuesta nacional entre los latinos realizada por investigadores de la Universidad de Nuevo México concluye que la atención médica es el tema más importante, especialmente entre los hispanos nacidos en Estados Unidos. El setenta y cuatro por ciento de los hispanos en la encuesta es partidario de la opción pública, el 67 por ciento lo es de conceder cobertura pública a los sin papeles y el 61 por ciento de alguna forma de sanidad universal, incluso si eso significa impuestos más altos.

Estas cifras son superiores a las de los estadounidenses no hispanos. Una encuesta realizada en diciembre por la firma de estudios de mercado Encuesta compara directamente a los dos grupos y concluye que los encuestados hispanos son partidarios de algún tipo de acceso universal a un seguro de salud en un 95 por ciento frente al 73 por ciento, partidarios de la opción pública en un 75 por ciento frente al 57 por ciento, y están abiertos a cambios "drásticos" en el sistema de salud en un 48 por ciento frente al 37 por ciento.

Bendixen reconoce que en una tercera o cuarta generación los hispanos son menos progresistas, pero el voto hispano ha sido Demócrata durante muchas décadas por un margen de 2 a 1, hasta entre aquellos cuyo pedigrí estadounidense es anterior a la Batalla de El Álamo. Esto también vaticina que los valores más profundos empiezan a registrar cambios, y serán evidentes en los próximos años.

Mala señal para el Partido Republicano

Edward Schumacher-Matos
Edward Schumacher-Matos
lunes, 1 de marzo de 2010, 07:15 h (CET)
BOSTON - ¿Será este el último alegrón de los Republicanos en lucha contra la reforma sanitaria?

Que vayan a prevalecer o no descarrilando la tentativa del Presidente Obama de impulsar una legislación de reforma sanitaria menos izquierdista puede ser discutible en 10 a 20 años. El creciente poder político de los hispanos - firmes partidarios de la sanidad universal y de alternativas como la opción pública - presagia un desplazamiento hacia la izquierda en política estadounidense y la consideración de la sanidad como un derecho.

Esto se deriva de los patrones de votación y las encuestas, y es impulsado sobre todo por los valores culturales latinos y católicos. Combine esto con otras opiniones extendidas entre los demás grupos étnicos de inmigrantes, junto a la generación de jóvenes del milenio, y se preguntará si la indignación del movimiento de protesta fiscal y los cantos Republicanos de retorno, aunque el argumento del momento, no serán una mera anécdota mañana.

Hablé con dos de los estrategas políticos hispanos de mayor éxito - el Republicano Lionel Sosa, de San Antonio, y el Demócrata Sergio Bendixen, de Miami - y ambos coincidieron en que mientras que los Republicanos no están derrotados entre los latinos, apenas tienen seguidores.

Sosa, uno de los fundadores de la industria de la publicidad hispana, fue estratega jefe de las campañas de Ronald Reagan y los dos Bush, todos los cuales se beneficiaron de importantes avances entre el voto hispano normalmente más Demócrata. Bendixen, como asesor de Hillary Clinton, ayudó a arañar votos a Obama entre los hispanos en las primarias, y, a continuación, trabajando para Obama, hizo lo mismo con John McCain en las generales.

Se proyecta que los hispanos se duplicarán hasta el 30 por ciento de la población en los próximos 40 años. De manera más inmediata, fueron un factor crucial en la victoria de Obama en un bueno número de estados indecisos. Ed Gillespie, ex presidente del Comité Nacional Republicano, dijo al Washington Post que si las tasas actuales de participación electoral entre los blancos, negros, asiáticos e hispanos permanecen estables, en 10 años el candidato presidencial Demócrata ganará por 14 puntos porcentuales, en comparación con la victoria de siete puntos de Obama en 2008.

Las proyecciones no son proféticas. Pero lo que es importante tener en cuenta es que Obama no ganó el voto hispano por carisma, sino haciendo hincapié en el papel del gobierno en la creación de puestos de trabajo, mejorar la educación y la prestación sanitaria nacional.

"La asistencia médica se considera un derecho entre los latinos, no un privilegio", dice Bendixen. Esa percepción fundamental se origina en todos los países de América Latina, no importa cuan débil sea su sistema de salud. Esto es reforzado por un catolicismo que imparte un respeto a la autoridad, extendido en especial a lo que los latinos ven un gobierno estadounidense fuerte.

Sosa, sin embargo, piensa que los valores familiares conservadores - la limitación de los derechos de los homosexuales y el aborto, por ejemplo - son más importantes para los latinos, que desconfían del gobierno por la corrupción del mismo en sus países de origen. Él señala que los latinos tienen un espíritu emprendedor y de trabajo duro y la responsabilidad de mantener a la familia.

"Los latinos deben ser Republicanos, en teoría," dice. "Pregúnteles, le dirán: 'Yo soy Demócrata porque soy mexicano y pobre, o porque los Republicanos son ricos'. Nunca dicen: "Somos Demócratas porque queremos que el gobierno nos dé algo'".

Sin embargo, reconoció que la reforma tiene para ellos como mucho una importancia secundaria, y pasa a ser preocupación si se convierte en el centro del debate, como ahora.

Una reciente encuesta nacional entre los latinos realizada por investigadores de la Universidad de Nuevo México concluye que la atención médica es el tema más importante, especialmente entre los hispanos nacidos en Estados Unidos. El setenta y cuatro por ciento de los hispanos en la encuesta es partidario de la opción pública, el 67 por ciento lo es de conceder cobertura pública a los sin papeles y el 61 por ciento de alguna forma de sanidad universal, incluso si eso significa impuestos más altos.

Estas cifras son superiores a las de los estadounidenses no hispanos. Una encuesta realizada en diciembre por la firma de estudios de mercado Encuesta compara directamente a los dos grupos y concluye que los encuestados hispanos son partidarios de algún tipo de acceso universal a un seguro de salud en un 95 por ciento frente al 73 por ciento, partidarios de la opción pública en un 75 por ciento frente al 57 por ciento, y están abiertos a cambios "drásticos" en el sistema de salud en un 48 por ciento frente al 37 por ciento.

Bendixen reconoce que en una tercera o cuarta generación los hispanos son menos progresistas, pero el voto hispano ha sido Demócrata durante muchas décadas por un margen de 2 a 1, hasta entre aquellos cuyo pedigrí estadounidense es anterior a la Batalla de El Álamo. Esto también vaticina que los valores más profundos empiezan a registrar cambios, y serán evidentes en los próximos años.

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