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¿Hinojar con los aranceles?

Ángel Morillo Triviño, Badajoz
Lectores
miércoles, 12 de febrero de 2025, 17:49 h (CET)

Según la RAE, en la segunda acepción, hinojos significa “de rodillas”; así como hinojos fitos (un adverbio en desuso) significa “hincadas las rodillas”. El hinojo es una planta herbácea que se usa como condimento y en medicina, y de hinojo viene el término “hinojar”, que significa, para resumir, “arrodillar”, que, dicho sea de paso, tiene sinónimos como “hacer que alguien hinque la rodilla o ambas rodillas” y también “ponerse de rodillas”.


¿Pretende Donald Trump hinojar con los aranceles? Seguramente. Los tipos como él, además de otros “menesteres” ya conocidos, son fieles partidarios de la sumisión y, por supuesto, de algo muy parecido a la esclavitud que se llama servidumbre, sin la cual no serían capaces de desenvolverse en la vida. Aunque estos individuos suelen tener “agibílibus”, es decir, habilidad, ingenio, a veces pícaro, para vivir a cuerpo de rey. Y como dijo Ramón Pérez de Ayala (Hermann encadenado) tiene a las Fuerzas Armadas doblegadas que le sirven como “ancila”, o sea, como sierva, esclava… Aún a pesar de sus andróminas y añagazas, y sus maneras de tipo “arrepticio”.


Donald Trump, el todopoderoso presidente de los yanquis (gringos los llaman los mexicanos después de que les arrebataran ocho Estados), el magnate de los republicanos, que alardea de querer democracia en todos los sitios como la suya, no quiere saber que su democracia no es otra cosa que la corrupción de la República, como ya señaló Aristóteles hace más de 2.000 años. Por cierto, que Aristóteles también se refirió a una forma de gobierno mixto “democrático-aristocrático” que llamó “Politeia”, mezcla de democracia y oligarquía, que, si bien se mira, se asemeja bastante a la forma de gobierno de Trump, siempre con sus matices dictatoriales, evidentemente, que hace que se parezca más a una vulgar Tiranía.


Trump no ha entendido (es un hombre rico, pero analfabeto funcional) que “cada paso que da el zorro le acerca más a la peletería”, un proverbio chino que debería tener muy en cuenta. Así como a ese dicho de Aristófanes que dice: “un solo plato no basta para dar de comer a dos ladrones”. Él y ese milmillonario Elon Musk.


Este presidente americano (cómo se acordarán los ciudadanos de ese país de Roosevelt), propio de la Alemania de Hitler, se ha creído que con poner aranceles a todo cristo va a solucionar la ruina del Imperio Yanqui, manifiestamente, declarada por la Reserva Federal. Y está en un gran error. Con aranceles desorbitados no va a salir del atolladero del dólar, ni del fentanilo que está destruyendo una generación de jóvenes y menos jóvenes. Es difícil, pero habría que meterle en la mollera, sea como sea, incluso usando esa IA tan maravillosa que dicen tener, que un país no sale de su ruina como no sea haciendo lo que hizo el anteriormente nombrado Roosevelt olvidándose de los aranceles. Porque los aranceles para recaudar fondos de forma hinojar, poniendo de rodillas a todos los países “amigos”, según los mejores economistas del mundo se volverán en su contra. Y no digamos ya los no amigos, caso de los rusos, que, como es bien sabido, nunca, en toda su historia, han doblado la rodilla. Amén de que a los demás países del grupo de los BRISC (caso de China, posiblemente, la primera economía mundial) les trae sin cuidado sus amenazas y, por supuesto, eso del Resort en Palestina, que tanto iraníes como el resto de países (Arabia Saudí y su petróleo entre ellos) no van a permitir sino hay una contienda mundial, que me da que a Trump, en la situación que se encuentra EEUU, no le puede interesar mucho hacer de Hitler en estos tiempos del multimillonarismo de unos pocos. Eso del Eje ya pasó a la historia, la mayor desgracia del mundo, por cierto. Y EEUU contra todos es poco viable por muchas Bases que tenga en todas partes, incluida España, como no podía ser de otra forma.


Por último, las amenazas a la Unión Europea (UE) tampoco son muy tenidas en cuenta, tanto franceses como alemanes e ingleses -junto a los demás países que la forman- no serán presas fáciles para las bravuconadas de un fantoche millonario y de su compadre, que no es otra cosa que un medio loco (sin dudar de su inteligencia) recién llegado a la política por el dinero que atesora. Sin olvidar que la UE tiene en la actualidad una moneda, el euro, que -no soy economista- está más fuerte que el dólar, según parece. Y el dinero fiduciario de la Reserva Federal puede que sea el principio del fin del Imperio. Tanto rusos como chinos ya han avisado del potencial de sus monedas y si se suma el euro, imagínense lo que puede pasar.


¡No es tan fiero el león como lo pintan! Y a base de hinojar con aranceles, de modo trapalón, no va a intimidar a prácticamente nadie; a la par que lleva consigo, como diría Cervantes, algo propio de trefe.

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