Si sobrecargas tu discurso con muchos adjetivos posiblemente no te entenderán. Ni tus alumnos, ni tus vecinos.
Y hablando de discursos que puede costar entender.(..). Yo tengo un grupo de alumnos extranjeros que aprenden el idioma conmigo. Mis primeros textos no están sobrecargados de adjetivos. No serán como éste: “Se dice que el presidente actual es un líder carismático, decidido, ambicioso y pragmático. ¡Y narcisista!” . (….). Mis primeros textos tienen en primer lugar acciones, y bastantes nombres. (…).
Los humanos desarrollamos primero la capacidad de realizar acciones. Es decir, en el desarrollo del lenguaje gestual, las acciones aparecieron primero. Por eso podemos decir, sin contundencia, que cuando aprendemos un idioma, es mejor centrarse más en las acciones.
Y hablando de la importancia de las acciones o verbos, añado algo que oí hace años: “Debemos enseñar primero los verbos transitivos, relacionados con las primeras experiencias sensoriomotoras de los niños: Tocar, comer, beber, coger, dar, señalar , cerrar, mirar, …..».
Acciones desde las que se transita hacia los nombres: Tocar la puerta, comer pan, beber agua, coger la manzana, cerrar el frigorífico, mirar la tele. La eficiencia comunicativa estas frases es evidente. Resumiendo: En todos los ámbitos de la vida, sobrecargar, mejor no.
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