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Jim Hoagland

El revés de una mano tendida

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WASHINGTON – La mano tendida de Barack Obama fue ruidosamente rechazada por los líderes de Irán, Siria y demás delincuentes del mismo pelaje la pasada semana. Pero la administración Obama sí logró en Birmania una buena demostración de cómo puede y debe funcionar su variante de diálogo.

Kurt Campbell, el alto funcionario que tiene el Departamento de Estado para asuntos asiáticos, se desplazó hasta la aislada dictadura militar para hablar con su corrupta junta. Pero Campbell también insistió en tener una reunión muy visible con la líder del movimiento democrático del país, Aung San Suu Kyi, y a continuación instaba públicamente a sus perseguidores a conceder más libertades a su partido.

Este es el equilibrio que se viene echando de menos en el voluntarismo de Obama hacia los demás estados autoritarios. Los manifestantes en las calles de Teherán subrayaban el eslabón perdido de la estrategia del presidente el miércoles cantando "Obama, Obama - o estás con ellos o estás con nosotros", mientras la policía iraní los apaleaba, según informa la prensa. Obama y sus asesores deben tomarse muy en serio el mensaje de los disidentes.

El disidente - héroe y catalizador de un cambio enorme en el imperio soviético, China, las Filipinas y el resto de países hace sólo dos décadas -- se ha convertido en una figura en gran medida olvidada y ausente de la diplomacia de esta administración. La cobertura mediática de las protestas políticas a nivel mundial también parece haber pasado a segundo plano desde el final de la Guerra Fría.

Es cierto que Obama y la Secretario de Estado de Hillary Clinton han hecho gestos simbólicos hacia los políticamente oprimidos en sus viajes y declaraciones formales. Pero como pondrá de manifiesto la inminente visita del presidente a China una vez más, los movimientos políticos disidentes no han sido incorporados a su estrategia para cambiar el mundo. El presidente cree tan firmemente en su poder de persuasión que la labor de transformación realizada en tiempos por Lech Walesa, Alexander Solzhenitsyn, Corazón Aquino y Wei Jingsheng entre otros ahora recae en gran medida sobre sus hombros. La reunión mantenida entre Campbell y Suu Kyi supone un correctivo útil, para un país por lo menos, a esta tendencia.

George W. Bush demostró que es posible exagerar el apoyo a los movimientos disidentes y denigrar a sus agresores, en la misma medida que su padre demostró que se pueden relativizar (véase los esfuerzos de Bush padre por impedir que la Unión Soviética y Yugoslavia se desintegraran). La administración de Bush hijo, de hecho, tiene parte de responsabilidad en el presente eclipse de los disidentes en la mentalidad de la opinión pública. El acento últimamente lo han puesto muchos periodistas y activistas políticos en las violaciones estadounidenses de los derechos humanos en lugar de en las de los regímenes extranjeros mucho más brutales.

Así que la decisión de Obama de dialogar con e invitar a regímenes hostiles a relajar su control tenía sentido táctico inicial, especialmente en Irán. El gobierno merece parte del mérito de la presente fluidez política allí. Eliminar a Estados Unidos de la categoría de enemigo amenazante y hostil ayudó a poner de manifiesto los fracasos del Presidente Mahmoud Ahmadinejad en el gobierno y ayudó a que una disidencia significativa aflorara y se extendiera.

Pero la táctica de la mano tendida podría haber agotado su contribución. El ayatolá Alí Jamenei, la máxima autoridad del país, utilizaba un lenguaje incendiario para denunciar a Obama y la propuesta de procesamiento del uranio planteada a instancias estadounidenses el día 1 de octubre en Ginebra a Irán. A pesar de que las autoridades norteamericanas anunciaban en aquel momento que Irán "había aceptado" la propuesta -- que en la práctica abandona la veterana exigencia norteamericana de que Irán suspenda su enriquecimiento de uranio como condición a las negociaciones - Jamenei dijo que sus términos son inaceptables.

Mientras tanto, los manifestantes expresaban su preocupación por la posibilidad de que la búsqueda exclusiva por parte de Obama de un acuerdo nuclear esté concediendo legitimidad a Jamenei y Ahmadinejad - a expensas de los disidentes. No parecen haber quedado impresionados por las palabras generales de apoyo contenidas en un mensaje trasladado por Obama para conmemorar no este levantamiento político sino el 30 aniversario del secuestro de la embajada estadounidense en Teherán, un acontecimiento celebrado en Irán pero no aquí.

Siria también notificó que sus prioridades no se han visto influenciadas por las repetidas promesas de mejores relaciones planteadas por el Equipo Obama. Israel interceptó un importante cargamento de armamento iraní clandestino destinado a Siria y las guerrillas de Hizbulah a las que financia en el Líbano. Y As-Safir, un periódico beurití controlado por Siria, vertía un ácido ataque sexista contra Michele Sison, la preparada embajadora norteamericana en el Líbano, que concluía instando a sus lectores a "silenciar a esta cotorra " – un comentario siniestro en un país en donde diplomáticos norteamericanos y europeos han perdido la vida.

El diálogo amistoso y con principios es una herramienta útil - hasta cierto punto. Probablemente valga la pena explorar nuevas medidas en Bielorrusia. Pero también hay que tener un plan alternativo viable -- algo que Obama tendrá ahora que demostrar haber desarrollado en los casos de Irán y Siria.

El revés de una mano tendida

Jim Hoagland
Jim Hoagland
sábado, 7 de noviembre de 2009, 09:05 h (CET)
WASHINGTON – La mano tendida de Barack Obama fue ruidosamente rechazada por los líderes de Irán, Siria y demás delincuentes del mismo pelaje la pasada semana. Pero la administración Obama sí logró en Birmania una buena demostración de cómo puede y debe funcionar su variante de diálogo.

Kurt Campbell, el alto funcionario que tiene el Departamento de Estado para asuntos asiáticos, se desplazó hasta la aislada dictadura militar para hablar con su corrupta junta. Pero Campbell también insistió en tener una reunión muy visible con la líder del movimiento democrático del país, Aung San Suu Kyi, y a continuación instaba públicamente a sus perseguidores a conceder más libertades a su partido.

Este es el equilibrio que se viene echando de menos en el voluntarismo de Obama hacia los demás estados autoritarios. Los manifestantes en las calles de Teherán subrayaban el eslabón perdido de la estrategia del presidente el miércoles cantando "Obama, Obama - o estás con ellos o estás con nosotros", mientras la policía iraní los apaleaba, según informa la prensa. Obama y sus asesores deben tomarse muy en serio el mensaje de los disidentes.

El disidente - héroe y catalizador de un cambio enorme en el imperio soviético, China, las Filipinas y el resto de países hace sólo dos décadas -- se ha convertido en una figura en gran medida olvidada y ausente de la diplomacia de esta administración. La cobertura mediática de las protestas políticas a nivel mundial también parece haber pasado a segundo plano desde el final de la Guerra Fría.

Es cierto que Obama y la Secretario de Estado de Hillary Clinton han hecho gestos simbólicos hacia los políticamente oprimidos en sus viajes y declaraciones formales. Pero como pondrá de manifiesto la inminente visita del presidente a China una vez más, los movimientos políticos disidentes no han sido incorporados a su estrategia para cambiar el mundo. El presidente cree tan firmemente en su poder de persuasión que la labor de transformación realizada en tiempos por Lech Walesa, Alexander Solzhenitsyn, Corazón Aquino y Wei Jingsheng entre otros ahora recae en gran medida sobre sus hombros. La reunión mantenida entre Campbell y Suu Kyi supone un correctivo útil, para un país por lo menos, a esta tendencia.

George W. Bush demostró que es posible exagerar el apoyo a los movimientos disidentes y denigrar a sus agresores, en la misma medida que su padre demostró que se pueden relativizar (véase los esfuerzos de Bush padre por impedir que la Unión Soviética y Yugoslavia se desintegraran). La administración de Bush hijo, de hecho, tiene parte de responsabilidad en el presente eclipse de los disidentes en la mentalidad de la opinión pública. El acento últimamente lo han puesto muchos periodistas y activistas políticos en las violaciones estadounidenses de los derechos humanos en lugar de en las de los regímenes extranjeros mucho más brutales.

Así que la decisión de Obama de dialogar con e invitar a regímenes hostiles a relajar su control tenía sentido táctico inicial, especialmente en Irán. El gobierno merece parte del mérito de la presente fluidez política allí. Eliminar a Estados Unidos de la categoría de enemigo amenazante y hostil ayudó a poner de manifiesto los fracasos del Presidente Mahmoud Ahmadinejad en el gobierno y ayudó a que una disidencia significativa aflorara y se extendiera.

Pero la táctica de la mano tendida podría haber agotado su contribución. El ayatolá Alí Jamenei, la máxima autoridad del país, utilizaba un lenguaje incendiario para denunciar a Obama y la propuesta de procesamiento del uranio planteada a instancias estadounidenses el día 1 de octubre en Ginebra a Irán. A pesar de que las autoridades norteamericanas anunciaban en aquel momento que Irán "había aceptado" la propuesta -- que en la práctica abandona la veterana exigencia norteamericana de que Irán suspenda su enriquecimiento de uranio como condición a las negociaciones - Jamenei dijo que sus términos son inaceptables.

Mientras tanto, los manifestantes expresaban su preocupación por la posibilidad de que la búsqueda exclusiva por parte de Obama de un acuerdo nuclear esté concediendo legitimidad a Jamenei y Ahmadinejad - a expensas de los disidentes. No parecen haber quedado impresionados por las palabras generales de apoyo contenidas en un mensaje trasladado por Obama para conmemorar no este levantamiento político sino el 30 aniversario del secuestro de la embajada estadounidense en Teherán, un acontecimiento celebrado en Irán pero no aquí.

Siria también notificó que sus prioridades no se han visto influenciadas por las repetidas promesas de mejores relaciones planteadas por el Equipo Obama. Israel interceptó un importante cargamento de armamento iraní clandestino destinado a Siria y las guerrillas de Hizbulah a las que financia en el Líbano. Y As-Safir, un periódico beurití controlado por Siria, vertía un ácido ataque sexista contra Michele Sison, la preparada embajadora norteamericana en el Líbano, que concluía instando a sus lectores a "silenciar a esta cotorra " – un comentario siniestro en un país en donde diplomáticos norteamericanos y europeos han perdido la vida.

El diálogo amistoso y con principios es una herramienta útil - hasta cierto punto. Probablemente valga la pena explorar nuevas medidas en Bielorrusia. Pero también hay que tener un plan alternativo viable -- algo que Obama tendrá ahora que demostrar haber desarrollado en los casos de Irán y Siria.

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