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Salud
Etiquetas | Obesidad | Obesidad infantil | Sobrepeso | Dieta saludable | Pantallas | Estudio
Estos comportamientos se asocian a un mayor sobrepeso y una menor adherencia a una dieta saludable, como la Mediterránea, según un estudio

Ir a dormir tarde y la exposición a las pantallas se relacionan con un mayor riesgo de obesidad en la población infantil

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La obesidad infantil es un problema de salud que ha dejado de ser anecdótico en nuestra sociedad. Por ese motivo, cada vez se impulsa más la investigación para explicar cuáles son los factores que pueden desencadenar este importante problema de salud público. Uno de los factores que parecen incidir en esta cuestión son los patrones de sueño y la exposición a las pantallas antes de dormir. Así se desprende de un reciente estudio que ha sido publicado en la revista Appetite.


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Este estudio, desarrollado por Investigadoras del Instituto de Investigación en Nutrición y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Barcelona, con el patrocinio de la marca de leches infantiles Blemil de Laboratorios Ordesa, concluye que la combinación de acostarse tarde y pasar más minutos de exposición a las pantallas antes de dormir se asocia con un mayor peso corporal, en niños y niñas, así como con una baja adherencia a una dieta saludable, como es la dieta Mediterránea.


Esta publicación se ha basado en los datos obtenidos en el estudio ALEXIS, que evaluó el impacto de los horarios de sueño en la alimentación, la actividad física y el bienestar de niños y niñas de nuestro país. Liderado por las Dras. Fernanda Zerón y Maria Izquierdorealizado a partir de una muestra de más de 1.000 niños y niñas entre 2 y 12 años de edad, y cuenta con el impulso de Blemil, dentro de la estrategia de la marca de promover hábitos de vida saludables desde las primeras etapas de la vida. Este es el segundo artículo que se ha publicado de este estudio y profundiza en la relación entre los horarios de sueño y la obesidad, dos problemas cada vez más presentes en la población infantil española y de los países occidentales.


Y es que, de acuerdo con los resultados de este estudio, retrasar la hora de acostarse se asoció negativamente con la calidad y la duración del sueño de los niños. Al respecto, la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM) afirma que los problemas para dormir constituyen una epidemia global que amenaza la salud y la calidad de vida de más del 45% de la población mundial. La falta de sueño provoca impactos perjudiciales para la salud, tanto a nivel físico como mental y, además, la falta de sueño o un sueño de mala calidad puede inducir a que comamos peor.


De acuerdo con la evidencia existente, uno de los posibles mecanismos que pueden explicar la relación entre el sobrepeso y los horarios de dormir más nocturnos es que, si el niño o la niña permanece más tiempo despierto, entonces aumenta la probabilidad y el periodo durante el cual se pueden ingerir alimentos. Además, “aquellos niños que se iban a dormir más tarde también dormían menos horas por la noche, algo que se ha relacionado con una mayor sensibilidad a los estímulos de la comida y con ello, la sensación de placer se potencia”, comenta la Dra. Zerón. Y es que cuando no dormimos lo suficiente, solemos escoger alimentos más apetecibles (ricos en grasas y/o azúcares) pero que son poco saludables, ya que nos producen sensaciones placenteras que nos “compensan”, de alguna forma, el cansancio o el malestar que podemos sentir por no haber descansado bien.


Esto se suma al hecho de que la exposición a las pantallas también es un hábito que favorece un aumento en la ingesta de los alimentos. “Cuando nuestra atención está centrada en lo que estamos viendo, tendemos a comer más, ya que no nos damos cuenta de la cantidad que estamos ingiriendo. Esta exposición potencia la conducta de comer sin tener en cuenta las necesidades fisiológicas”, añade la Dra. Izquierdo.


El estudio también apunta que la exposición a las pantallas justo antes de dormir interfiere en la producción de la melatonina, una hormona encargada de regular los ciclos de sueño, y retrasar la hora de dormir. “En esto también puede ser clave el contenido visionado en la pantalla, aunque esto no lo hemos podido abordar en este estudio, donde solo teníamos el dato del tiempo de exposición, pero sería interesante analizarlo en próximas investigaciones”, añaden las investigadoras.


De esta forma, el artículo destaca los efectos perjudiciales que puede conllevar la combinación de acostarse tarde y aumentar el tiempo frente a pantallas antes de dormir en niños de 2 a 12 años de edad. Así, los resultados estudiados destacan que los niños del grupo que iban a dormir más tarde y que pasaban más de 30 minutos frente a una pantalla antes de dormir tenían más probabilidades de presentar sobrepeso y ser menos adherentes a la dieta mediterránea.


Además, la combinación de ir a dormir tarde y pasar más tiempo frente a pantallas afectó negativamente los resultados del sueño y los horarios de las comidas, especialmente en los niños mayores. Cabe señalar que los niños en edad escolar con esta combinación de comportamientos también experimentaron mayor jet lag social y presentaban una menor actividad física, mientras que los niños pequeños tuvieron una menor calidad de vida relacionada con la salud.


“Estos hallazgos enfatizan la importancia de promover hábitos para ir a dormir más temprano y limitar el tiempo frente a las pantallas antes de acostarse como parte de las estrategias de prevención de la obesidad en niños” concluye la Dra. Zerón, que añade que estos resultados son coincidentes con otros trabajos de investigación en adultos, los cuales también demuestran que los comportamientos alimentarios que promueven la ingesta de alimentos (como la alimentación emocional) tienen un impacto significativo en la relación entre sueño y la obesidad.

Ir a dormir tarde y la exposición a las pantallas se relacionan con un mayor riesgo de obesidad en la población infantil

Estos comportamientos se asocian a un mayor sobrepeso y una menor adherencia a una dieta saludable, como la Mediterránea, según un estudio
Redacción
jueves, 11 de abril de 2024, 10:53 h (CET)

La obesidad infantil es un problema de salud que ha dejado de ser anecdótico en nuestra sociedad. Por ese motivo, cada vez se impulsa más la investigación para explicar cuáles son los factores que pueden desencadenar este importante problema de salud público. Uno de los factores que parecen incidir en esta cuestión son los patrones de sueño y la exposición a las pantallas antes de dormir. Así se desprende de un reciente estudio que ha sido publicado en la revista Appetite.


Pexels lisa fotios 18446786


Este estudio, desarrollado por Investigadoras del Instituto de Investigación en Nutrición y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Barcelona, con el patrocinio de la marca de leches infantiles Blemil de Laboratorios Ordesa, concluye que la combinación de acostarse tarde y pasar más minutos de exposición a las pantallas antes de dormir se asocia con un mayor peso corporal, en niños y niñas, así como con una baja adherencia a una dieta saludable, como es la dieta Mediterránea.


Esta publicación se ha basado en los datos obtenidos en el estudio ALEXIS, que evaluó el impacto de los horarios de sueño en la alimentación, la actividad física y el bienestar de niños y niñas de nuestro país. Liderado por las Dras. Fernanda Zerón y Maria Izquierdorealizado a partir de una muestra de más de 1.000 niños y niñas entre 2 y 12 años de edad, y cuenta con el impulso de Blemil, dentro de la estrategia de la marca de promover hábitos de vida saludables desde las primeras etapas de la vida. Este es el segundo artículo que se ha publicado de este estudio y profundiza en la relación entre los horarios de sueño y la obesidad, dos problemas cada vez más presentes en la población infantil española y de los países occidentales.


Y es que, de acuerdo con los resultados de este estudio, retrasar la hora de acostarse se asoció negativamente con la calidad y la duración del sueño de los niños. Al respecto, la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM) afirma que los problemas para dormir constituyen una epidemia global que amenaza la salud y la calidad de vida de más del 45% de la población mundial. La falta de sueño provoca impactos perjudiciales para la salud, tanto a nivel físico como mental y, además, la falta de sueño o un sueño de mala calidad puede inducir a que comamos peor.


De acuerdo con la evidencia existente, uno de los posibles mecanismos que pueden explicar la relación entre el sobrepeso y los horarios de dormir más nocturnos es que, si el niño o la niña permanece más tiempo despierto, entonces aumenta la probabilidad y el periodo durante el cual se pueden ingerir alimentos. Además, “aquellos niños que se iban a dormir más tarde también dormían menos horas por la noche, algo que se ha relacionado con una mayor sensibilidad a los estímulos de la comida y con ello, la sensación de placer se potencia”, comenta la Dra. Zerón. Y es que cuando no dormimos lo suficiente, solemos escoger alimentos más apetecibles (ricos en grasas y/o azúcares) pero que son poco saludables, ya que nos producen sensaciones placenteras que nos “compensan”, de alguna forma, el cansancio o el malestar que podemos sentir por no haber descansado bien.


Esto se suma al hecho de que la exposición a las pantallas también es un hábito que favorece un aumento en la ingesta de los alimentos. “Cuando nuestra atención está centrada en lo que estamos viendo, tendemos a comer más, ya que no nos damos cuenta de la cantidad que estamos ingiriendo. Esta exposición potencia la conducta de comer sin tener en cuenta las necesidades fisiológicas”, añade la Dra. Izquierdo.


El estudio también apunta que la exposición a las pantallas justo antes de dormir interfiere en la producción de la melatonina, una hormona encargada de regular los ciclos de sueño, y retrasar la hora de dormir. “En esto también puede ser clave el contenido visionado en la pantalla, aunque esto no lo hemos podido abordar en este estudio, donde solo teníamos el dato del tiempo de exposición, pero sería interesante analizarlo en próximas investigaciones”, añaden las investigadoras.


De esta forma, el artículo destaca los efectos perjudiciales que puede conllevar la combinación de acostarse tarde y aumentar el tiempo frente a pantallas antes de dormir en niños de 2 a 12 años de edad. Así, los resultados estudiados destacan que los niños del grupo que iban a dormir más tarde y que pasaban más de 30 minutos frente a una pantalla antes de dormir tenían más probabilidades de presentar sobrepeso y ser menos adherentes a la dieta mediterránea.


Además, la combinación de ir a dormir tarde y pasar más tiempo frente a pantallas afectó negativamente los resultados del sueño y los horarios de las comidas, especialmente en los niños mayores. Cabe señalar que los niños en edad escolar con esta combinación de comportamientos también experimentaron mayor jet lag social y presentaban una menor actividad física, mientras que los niños pequeños tuvieron una menor calidad de vida relacionada con la salud.


“Estos hallazgos enfatizan la importancia de promover hábitos para ir a dormir más temprano y limitar el tiempo frente a las pantallas antes de acostarse como parte de las estrategias de prevención de la obesidad en niños” concluye la Dra. Zerón, que añade que estos resultados son coincidentes con otros trabajos de investigación en adultos, los cuales también demuestran que los comportamientos alimentarios que promueven la ingesta de alimentos (como la alimentación emocional) tienen un impacto significativo en la relación entre sueño y la obesidad.

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