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Empezaremos por la Iglesia que está extendida por todo el mundo, siendo Europa la propagadora del Cristianismo lo que conocemos como Occidente Cristiano. Pero actualmente desde que se estableció la nueva iglesia mundanizada y desacralizada que no es la que fundó Cristo, todo se ha alterado, siendo ahora Europa la propagadora del anticatolicismo.
Esta nueva Iglesia es la causa principal de la gravísima situación que vivimos, por ejemplo en España. ¿Cómo se puede entender que un presidente como Zapatero repitiera su Presidencia? ¿Cómo se puede entender que siga el actual Presidente? Pues si se puede entender, porque antes los españoles éramos católicos pero con la nueva Iglesia mundanizada y desacralizada muchos católicos perdieron la fe. Y lo que actualmente sucede en Alemania sobre todo, la Iglesia Católica prácticamente ha desaparecido, y en muchas iglesias hasta hay mujeres con la vestidura sacerdotal que acompañan al sacerdote celebrante en el altar, y algo parecido está sucediendo en otras naciones del centro de Europa sin que nadie ponga remedio.
Por tanto, como ya he dicho, España y el resto de Europa cuna del Cristianismo y hay que repetirlo, ahora lo combaten. Este comportamiento apóstata y ante cristiano ha motivado la situación actual, que han provocado la alarma y suenan las sirenas, pues puede ser que Rusia elimine a esta tropa de cobardes y apostatas que mandan en España y Europa y solo quede un resto que ha permanecido fiel.
Estamos fuertemente imbuidos, cada uno en lo suyo, de que somos algo consistente. Por eso alardeamos de un cuerpo, o al menos, lo notamos como propio. Al pensar, somos testigos de esa presencia particular e insustituible. Nos situamos como un estandarte expuesto a la vista de la comunidad y accesible a sus artefactos exploradores.
En medio de los afanes de la semana, me surge una breve reflexión sobre las sectas. Se advierte oscuro, aureolar que diría Gustavo Bueno, su concepto. Las define el DRAE como “comunidad cerrada, que promueve o aparenta promover fines de carácter espiritual, en la que los maestros ejercen un poder absoluto sobre los adeptos”. Se entienden también como desviación de una Iglesia, pero, en general, y por extensión, se aplica la noción a cualquier grupo con esos rasgos.
Acostumbrados a los adornos políticos, cuya finalidad no es otra que entregar a las gentes a las creencias, mientras grupos de intereses variados hacen sus particulares negocios, quizá no estaría de más desprender a la política de la apariencia que le sirve de compañía y colocarla ante esa realidad situada más allá de la verdad oficial. Lo que quiere decir lavar la cara al poder político para mostrarle sin maquillaje.
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