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El aumento de la exposición durante el verano a factores externos como el sol, el cloro, el aire acondicionado o el polen provocan un incremento de las consultas relacionadas con problemas oculares. En este sentido, se aprecia un repunte en casos de conjuntivitis, queratitis, síndrome de ojo seco y traumatismos oculares durante estos meses. Afecciones que, de no ser tratadas correctamente y a tiempo, pueden derivar en complicaciones importantes.
Con la llegada de las altas temperaturas, los especialistas advierten sobre el peligro del golpe de calor, una urgencia médica que puede ser especialmente grave en los niños por su menor capacidad para regular la temperatura corporal. Los principales signos de alarma por un golpe de calor incluyen fiebre alta, confusión mental, piel caliente y enrojecida, sudoración excesiva, náuseas o vómitos.
Así como en verano solemos prestar especial atención al cuidado de la piel, también es fundamental ser conscientes de la importancia de proteger nuestros ojos. Las condiciones propias de esta época del año pueden favorecer la aparición de diversos problemas oculares si no se toman las precauciones adecuadas. De hecho, no solo los adultos deben tener cuidado en este aspecto, sino que también es importante proteger los ojos de los niños.
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