Cuando salgo al campo a buscar de caracoles, miro entre las hierbas, acequias, agujeros, etc. Si voy a fotografiar aves, estoy pendiente de los ruidos y movimientos en los pinos y arbustos. Y si de ello dependiera mi vida, agudizaría todos los sentidos. Mas, cuando uno decide escribir, la selva hacia donde se dirige a cazar es la propia vida. Sales con los sentidos cargados de munición y prestas las armas para capturar aquello que te interesa. Todo cuanto miras, lo haces de otra manera más penetrante.
Todo cuanto oyes, le prestas más atención. Todo cuanto hueles, lo analizas más detenidamente. Pero aún hay más: cuando decides ponerte a escribir, uno mismo se convierte en el objetivo a capturar. Tú eres el francotirador que está atrincherado en un alto dentro de ti, y desde allí esperas para pescarte en un descuido. No hay descanso, no hay paz, no hay tregua o escribes o sucumbes de inanición. El poeta romano Horacio dijo: "Carpe diem", que quiere decir:"aprovecha el momento".
También, la filosofía Oriental nos dice que vivamos el día a día, que meditemos... Incluso la Biblia nos dice en la parábola de las vírgenes que estemos despiertos. Escribir es una forma de vivir rabiosamente en el presente. Entonces, escribid para estar despiertos, meditad, carpe diem...