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Como no soy técnico, ni jurista, ni intelectual estudioso sino, simplemente, una persona de a pie que tiene conocimientos básicos, intereses básicos, moralina social alta y compromiso personal creo que aceptable, me atrevo a preguntar en voz alta (en mi situación, “en voz alta” es, simplemente, un estribillo para expresar que lo normal es que nadie me escuche o conteste):
¿Por qué se permite y no se rebate, con rotundidad, cualquier comentario sobre los temas “en cartera”, simples borradores en manos de las partes implicadas?
¿Por qué se permite que se utilice “políticamente” (mejor sería decir “fraudulentamente”) las opiniones expresadas en dichos adelantos, “en sucio”, extrayendo de los mismos sólo los párrafos que vengan bien a los intereses de “mi Gobierno” o mejor dicho de “mi Partido”?
¿Por qué la “Comisión de Venecia”, cuando va a iniciar cualquier estudio de interés y trascendencia política, no publica, previamente, un escrito,“ACLARATIO TERMINIS”, de la tarea encomendada y los condicionantes que se imponen a las partes interesadas?
Por todo eso, tan simple, me dan pena las declaraciones del señor BOLAÑOS, “niño prodigio, primero de su clase”, defensor de sí mismo y “agua bendita” para su catedrático.
AD PEDEM LITTERA: “Al pie de la letra”, se atrevea publicar desde su pequeña cátedra y contra COMMUNIS OPINIO: “Opinión común”, frases y opiniones de un anteproyecto que por “CORTESÍA INTELECTUAL” se adelantan entre profesionales respetables y de jamás dudosa integridad.
“Comisión de Venecia”, como diría todo “Sancho Panza”, justo servidor del gran Don Quijote, es lo más parecido a lo que se conoce como ARBITRAJE VOLUNTARIO.
En este ARBITRAJE VOLUNTARIO, las partes “exponen, explican y fijan posturas” que, posteriormente, sin intromisiones “ad hoc”, el ARBITRAJE estudia, compara, encaja legislativamente y decide.
Tras esta breve exposición, que, como es habitual en España, cada cual ponga la nota que crea oportuna, justa o, simplemente, acorde a sus ideas.
Tal y como Vd, me ha pedido, Sr Sánchez, me he tomado un poco de tiempo para leer (no solo una vez), el contenido de la carta pública que nos ha enviado a todos los españoles el pasado miércoles. Le confieso que más que su contenido, nada atractivo desde el punto de vista literario y de escaso valor político, me interesaba conocer las razones de su insólita decisión de trasladar a los españoles sus dudas existenciales sobre su futuro personal y político.
Con motivo de los feroces ajustes en la economía argentina, una conocida me confesó la otra tarde, muy triste, que no podría viajar a Europa quizá nunca más. Enseguida pensé que personas como ella sólo sufren las consecuencias de su ideología (o de la adoptada por algún sofisma en las campañas electorales de la época), cuando ven tocado su bolsillo.
La campaña de descrédito contra la buena imagen y el honor del presidente del gobierno se ha desatado, de una forma virulenta, estos últimos días y semanas. Parece que se quiere lograr mediante descalificaciones el acoso y derribo de Pedro Sánchez. Según distintos medios de comunicación el inicio de una investigación judicial contra la esposa de Sánchez es un disparate, ya que no existen indicios suficientes para la misma.
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