DE JESÚS ARTEAGA ROMERO
La belleza de unas manos
que te rozan con sus dedos
y acarician suavemente
regalándote su gesto
de ternura y de cariño
con amor y con respeto,
son las manos solidarias
que expansionan con su aliento
el calor que sale fuera
porque no les cabe dentro.
La belleza de tu alma
manifiesta con sus gestos
la bondad de la pureza
y el valor del sentimiento,
amparado en un pasado
que ha quedado al descubierto,
como luz y como guía
de futuros pensamientos
que nacieron de una vida
que surgía desde dentro.
La belleza de la vida
que se sale ya de dentro,
tiene nombre de justicia
para el pobre y el enfermo;
para aquél que nada sabe
ni de escuelas ni colegios;
para aquéllos que en la noche
las estrellas son su techo;
para aquéllos que siendo hijos
no se ven como herederos.
La belleza de la vida,
como ves, no está en el cuerpo;
la belleza está en el alma,
en las manos y en los dedos;
en la frente y en los ojos
azulados, verdes, negros;
la belleza está en los labios
que aprendieron a dar besos;
la belleza está en la paz…,
y la paz nace de dentro.
La belleza de tu alma
esculpida está en tu cuerpo;
y se nota desde fuera
aunque tú la lleves dentro…
Fue esculpida con el oro
del amor más puro y tierno;
se esculpió con la ternura
de unas manos y unos dedos;
se esculpió con la sonrisa
que quedó grabada dentro…