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Nací en mil novecientos treinta y cinco
el día quince del mes de febrero;
ochenta y nueve años de un buen sendero
que siempre he recorrido con ahínco.
Debo decir que, con tan solo cinco,
sentí en mi corazón que era un madrero
necesitado de un buen asidero
que a pesar de mi edad en él me afinco.
Y que tuve unos buenos protectores,
que llenaron mi vida de ilusiones
con un amor generoso y sincero:
Mis padres, mi mujer y mis tres flores,
seis ángeles, seis nobles corazones,
que me han hecho el camino más ligero.
El 26 de abril retornó la poesía a la Quinta de la Fuente del Berro, un hermoso palacete remozado en centro cultural municipal que habitúa a ejercer como incomparable marco para actos como el que tuvo lugar de la mano del Grupo Retablo, engrosado en la actualidad por los siempre animosos Mayte Domínguez y Pablo Bethencourt, quienes dan cobijo y aúpan a las más diversas e incluso divergentes propuestas líricas, atesorando en su henchido morral las principales voces poéticas que por nuestro día a día transitan.
Por razones especiales y muy particulares, ha sido notorio que intelectuales y artistas creadores de vastas y bellas obras, no les fue otorgado dicho premio, siendo personajes ilustres intelectuales y artistas, como al Poeta genio (con P mayuscula) que cambio el idioma como afirmo Neruda, o al prestigioso mexicano Carlos Fuentes, o al grande argentino José Luis Borges en 1967, mismo al que se ha conocido al desclasificarse unos documentos actualmente, haber motivos políticos en su negación o no otorgamiento.
Cada vez que aparece un libro del escritor Daniel Alarcón, una pregunta cae por insistencia, con mayor razón cuando quienes la formulan son, en su mayoría, escritores en actividad. ¿Es Alarcón un escritor peruano? Para algunos sí, para otros no.
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