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Cientos de jueces y fiscales se manifiestan a las puertas del Tribunal Supremo para mostrar su disconformidad con la ley que al parecer pretende sacar el Gobierno con la poca virtuosa intención de controlar [también] el poder judicial, de tal manera que ya tendría el muñeco vestido a su gusto y a nuestro disgusto.
Sin corruptores oligárquicos y estadounidenses, no habría corruptos en las altas instancias del Estado. Obviamente hay un claro objetivo de los corruptores: que solamente se persiga a los corruptos. Porque, enriqueciendo la frase de Groucho Marx sobre los principios, “estos son mis corruptos, si no le gustan, tengo otros”.
La unidad de España permanecerá, aunque para ello sea necesario que el “cupo” y la “aportación” sigan siendo negativas para las Comunidades Forales. Lo mismo ocurrirá con la financiación singular catalana, todo lo cual equivale a decir que el resto del país, sometido al régimen común, “pagará por mantener la unidad nacional”.
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