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Reseña crítica de la película de Philippe Falardeau

La buena mentira y/o las mentiras piadosas de los niños perdidos de Sudán

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A mediados de la década de 1980, se estaba produciendo una de las mayores crisis humanitarias de la historia en el continente africano. La mayor parte de los ciudadanos occidentales sabía muy poco de la guerra civil que se estaba librando en Sudán, ni sobre sus víctimas más vulnerables: los más de 100 000 niños que se encontraron huérfanos y desplazados a consecuencia de la brutal violencia que asolaba el sur de Sudán. Pero entre los Estados Unidos y Sudán se iban a crear un vínculo integral gracias a un programa que se encargaría de llevar a miles de esos jóvenes sudaneses, conocidos como "los niños perdidos", a ciudades americanas de costa a costa, en el mayor reasentamiento de su clase en la historia de los Estados Unidos.


Aunque los personajes de la película son ficticios, LA BUENA MENTIRA refleja lo vivido por muchos durante esos años, y muestra sus tragedias y sus triunfos, en una historia que celebra la fortaleza del espíritu humano. El director Philippe Falardeau explica: "Se inspira en la experiencia colectiva de los niños perdidos, que lograron huir de la destrucción de sus aldeas cuando el norte, que contaba con todo el aparato militar, empezó a machacar el sur, aniquilando todo cuanto hallaba a su paso. Muchos niños lograron escapar porque se encontraban en el campo, ocupándose del ganado. Sus mayores les habían dicho que, en caso de suceder algo, estarían a salvo en Etiopía o Kenia, así que estos niños (la mayoría chicos, aunque también había algunas chicas) pasaron hasta cuatro años recorriendo alrededor de 1600 km a pie".


Por desgracia, muchos de los pequeños murieron por el camino, sucumbieron al hambre o la sed, o sus caminos se cruzaron con la milicia del norte. Pero aquellos que sobrevivieron acabaron encontrando asilo en el campamento de refugiados de Kakuma, en Kenia. En el año 2000, al no dejar de aumentar el número de refugiados en el campamento y encontrarse en una difícil situación que no parecía tener fin, los Estados Unidos, a instancias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, empezó a acoger a grupos de niños perdidos en sus ciudades, donde tenían oportunidad de empezar una nueva vida.


LA BUENA MENTIRA gira fundamentalmente en torno a tres niños perdidos, Mamere, Paul y Jeremiah. Los conocemos de niños (junto a Theo, hermano mayor de Mamere, y Abital, su hermana pequeña), afrontando la penosa caminata desde el sur de Sudán hasta el campamento de refugiados de Kakuma, en Kenia. Luego, 13 años más tarde, volvemos a verlos como jóvenes casi convertidos ya en adultos, y acabamos siguiendo al grupo hasta Estados Unidos, donde sufren un choque cultural como no podríamos ni imaginar


En una escena que ilustra la confusa desconexión existente entre los valores del primer y del tercer mundo, Jeremiah, que suele mantenerse muy calmado, se pone firme cuando su jefe del supermercado le ordena tirar unos alimentos caducados. Duany comenta: "El gerente es un hombre de negocios. No puede vender nada que no esté fresco, así que hay que tirar toda esa comida pasada de fecha. Pero eso no tiene sentido para Jeremiah, que procede de un mundo en el que la gente se muere de hambre, e incluso en Estados Unidos se ha encontrado con gente necesitada y no puede darles la espalda sin más".


De los tres jóvenes, Paul es el que tiene más dificultades para encajar y se convierte en el que más se hace oír en cuanto al dolor y la frustración que sienten todos y sus recuerdos de la vida y la tierra que han dejado atrás. Su infelicidad también lo hace más vulnerable a las influencias negativas de su alrededor. Jal plantea: "Se suponía que iba a ser un paraíso terrenal, con las calles adoquinadas de plata y oro, pero Paul lo que ve es una jungla de asfalto. Es un nuevo mundo y un nuevo tipo de supervivencia. Así que no es como se lo imaginaba. Ya está traumatizado y tiene tantas cosas en la cabeza, que acaba metiéndose en problemas


CONSIDERACIONES FINALES


“La buena mentira”: no es un triller hoolywoodesco, aunque los personajes son ficticios, sí está basada en hechos reales.


La buena mentira es un película norteamericana filmada desde el año 2014 que narra, retrata y cuenta el drama que viven los refugiados Sudaneses derivado de una cruenta guerra civil que en los años 80’S dividió, colapsó y enfrentó en las comunidades Sudanesas al Norte vs el Sur, desesperados estos niños refugiados pierden a su familia, pierden todo sus pertenecías, se vuelven rehenes del hambre y ante la amenaza militar y persecución tienen que caminar cientos de Km a pie hasta encontrar el apoyo de las organizaciones de las naciones unidas para los Refugiados(ACNUR) y logran atraer la atención del gobierno de los EUA para asilarlos y asimismo proporcionarles una mejor opción de vida más allá de la guerra.


Los llamados Niños perdidos de Sudán llegaron a USA para afincarse en varias ciudades de este a oeste, sin embargo el proceso de adaptación a una nuevo status social y de asimilación cultural fue largo y sinuoso, no solo por sus costumbres ancestrales y tribales sino porque sentían que perdían la originaria libertad del “salvaje feliz” parafraseando a J.J Rousseau para integrarse a la sociedad industrial de consumo, que les ofrecía envuelta en varios espejismos da bienestar y satisfacción una vida francamente artificiosa, ese es el drama no solo de los migrantes del siglo XX, sino los retos y los desafíos de los migrantes del siglo XXI, quienes buscaron la tierra prometida y encontraron el infierno terrenal que terminó por expulsarlos y hasta deportarlos, es cierto que había un contraste y cambio por la orientación de las antiguas políticas de asilo  y podría representar diferencias entre los refugiados de guerra por causas humanitarias y los migrantes que por razones de búsqueda de mejores oportunidades de trabajo llegan también a una tierra inhóspita y hostil, de la que tuvieron que adaptarse rápidamente sin perder su identidad y sus costumbres, que ahora ante el drama de la Guerra entre Israel y Palestina por el territorio de Gaza para aniquilar a los terroristas de Hamas ha generado también una crisis humanitaria y  política sin precedentes en la región del medio oriente que ha terminado por expulsar masivamente a los habitantes de Gaza convirtiéndose así en refugiados de guerra que tendrán que emigrar para alcanzar refugio y asilo en los países vecinos como Egipto y otros países del cercano oriente y las naciones occidentales como los países que integran la Unión Europea, mientras el conflicto continúe sin tregua alguna y no se encuentre a la víspera alguna oportunidad para la paz firme y duradera.

La buena mentira y/o las mentiras piadosas de los niños perdidos de Sudán

Reseña crítica de la película de Philippe Falardeau
Óscar Padilla Lobato
sábado, 11 de noviembre de 2023, 11:59 h (CET)

A mediados de la década de 1980, se estaba produciendo una de las mayores crisis humanitarias de la historia en el continente africano. La mayor parte de los ciudadanos occidentales sabía muy poco de la guerra civil que se estaba librando en Sudán, ni sobre sus víctimas más vulnerables: los más de 100 000 niños que se encontraron huérfanos y desplazados a consecuencia de la brutal violencia que asolaba el sur de Sudán. Pero entre los Estados Unidos y Sudán se iban a crear un vínculo integral gracias a un programa que se encargaría de llevar a miles de esos jóvenes sudaneses, conocidos como "los niños perdidos", a ciudades americanas de costa a costa, en el mayor reasentamiento de su clase en la historia de los Estados Unidos.


Aunque los personajes de la película son ficticios, LA BUENA MENTIRA refleja lo vivido por muchos durante esos años, y muestra sus tragedias y sus triunfos, en una historia que celebra la fortaleza del espíritu humano. El director Philippe Falardeau explica: "Se inspira en la experiencia colectiva de los niños perdidos, que lograron huir de la destrucción de sus aldeas cuando el norte, que contaba con todo el aparato militar, empezó a machacar el sur, aniquilando todo cuanto hallaba a su paso. Muchos niños lograron escapar porque se encontraban en el campo, ocupándose del ganado. Sus mayores les habían dicho que, en caso de suceder algo, estarían a salvo en Etiopía o Kenia, así que estos niños (la mayoría chicos, aunque también había algunas chicas) pasaron hasta cuatro años recorriendo alrededor de 1600 km a pie".


Por desgracia, muchos de los pequeños murieron por el camino, sucumbieron al hambre o la sed, o sus caminos se cruzaron con la milicia del norte. Pero aquellos que sobrevivieron acabaron encontrando asilo en el campamento de refugiados de Kakuma, en Kenia. En el año 2000, al no dejar de aumentar el número de refugiados en el campamento y encontrarse en una difícil situación que no parecía tener fin, los Estados Unidos, a instancias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, empezó a acoger a grupos de niños perdidos en sus ciudades, donde tenían oportunidad de empezar una nueva vida.


LA BUENA MENTIRA gira fundamentalmente en torno a tres niños perdidos, Mamere, Paul y Jeremiah. Los conocemos de niños (junto a Theo, hermano mayor de Mamere, y Abital, su hermana pequeña), afrontando la penosa caminata desde el sur de Sudán hasta el campamento de refugiados de Kakuma, en Kenia. Luego, 13 años más tarde, volvemos a verlos como jóvenes casi convertidos ya en adultos, y acabamos siguiendo al grupo hasta Estados Unidos, donde sufren un choque cultural como no podríamos ni imaginar


En una escena que ilustra la confusa desconexión existente entre los valores del primer y del tercer mundo, Jeremiah, que suele mantenerse muy calmado, se pone firme cuando su jefe del supermercado le ordena tirar unos alimentos caducados. Duany comenta: "El gerente es un hombre de negocios. No puede vender nada que no esté fresco, así que hay que tirar toda esa comida pasada de fecha. Pero eso no tiene sentido para Jeremiah, que procede de un mundo en el que la gente se muere de hambre, e incluso en Estados Unidos se ha encontrado con gente necesitada y no puede darles la espalda sin más".


De los tres jóvenes, Paul es el que tiene más dificultades para encajar y se convierte en el que más se hace oír en cuanto al dolor y la frustración que sienten todos y sus recuerdos de la vida y la tierra que han dejado atrás. Su infelicidad también lo hace más vulnerable a las influencias negativas de su alrededor. Jal plantea: "Se suponía que iba a ser un paraíso terrenal, con las calles adoquinadas de plata y oro, pero Paul lo que ve es una jungla de asfalto. Es un nuevo mundo y un nuevo tipo de supervivencia. Así que no es como se lo imaginaba. Ya está traumatizado y tiene tantas cosas en la cabeza, que acaba metiéndose en problemas


CONSIDERACIONES FINALES


“La buena mentira”: no es un triller hoolywoodesco, aunque los personajes son ficticios, sí está basada en hechos reales.


La buena mentira es un película norteamericana filmada desde el año 2014 que narra, retrata y cuenta el drama que viven los refugiados Sudaneses derivado de una cruenta guerra civil que en los años 80’S dividió, colapsó y enfrentó en las comunidades Sudanesas al Norte vs el Sur, desesperados estos niños refugiados pierden a su familia, pierden todo sus pertenecías, se vuelven rehenes del hambre y ante la amenaza militar y persecución tienen que caminar cientos de Km a pie hasta encontrar el apoyo de las organizaciones de las naciones unidas para los Refugiados(ACNUR) y logran atraer la atención del gobierno de los EUA para asilarlos y asimismo proporcionarles una mejor opción de vida más allá de la guerra.


Los llamados Niños perdidos de Sudán llegaron a USA para afincarse en varias ciudades de este a oeste, sin embargo el proceso de adaptación a una nuevo status social y de asimilación cultural fue largo y sinuoso, no solo por sus costumbres ancestrales y tribales sino porque sentían que perdían la originaria libertad del “salvaje feliz” parafraseando a J.J Rousseau para integrarse a la sociedad industrial de consumo, que les ofrecía envuelta en varios espejismos da bienestar y satisfacción una vida francamente artificiosa, ese es el drama no solo de los migrantes del siglo XX, sino los retos y los desafíos de los migrantes del siglo XXI, quienes buscaron la tierra prometida y encontraron el infierno terrenal que terminó por expulsarlos y hasta deportarlos, es cierto que había un contraste y cambio por la orientación de las antiguas políticas de asilo  y podría representar diferencias entre los refugiados de guerra por causas humanitarias y los migrantes que por razones de búsqueda de mejores oportunidades de trabajo llegan también a una tierra inhóspita y hostil, de la que tuvieron que adaptarse rápidamente sin perder su identidad y sus costumbres, que ahora ante el drama de la Guerra entre Israel y Palestina por el territorio de Gaza para aniquilar a los terroristas de Hamas ha generado también una crisis humanitaria y  política sin precedentes en la región del medio oriente que ha terminado por expulsar masivamente a los habitantes de Gaza convirtiéndose así en refugiados de guerra que tendrán que emigrar para alcanzar refugio y asilo en los países vecinos como Egipto y otros países del cercano oriente y las naciones occidentales como los países que integran la Unión Europea, mientras el conflicto continúe sin tregua alguna y no se encuentre a la víspera alguna oportunidad para la paz firme y duradera.

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