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Nos engañamos con rotundas afirmaciones y escasas comprobaciones

Halo real..., desatendido

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Suele repetirse aquello de, hechos, hechos, y no buenas razones; no es mala reflexión ante la profusión de embaucadores de toda laña y condición. No obstante, son muy heterogéneas las repercusiones de cuanto nos sucede. Los hechos escuetos también pueden distraernos, sin que percibamos la importancia de influencias reales. Hoy me refiero a ese verdadero HALO que acompaña a las situaciones de cada momento y condición. En muchas ocasiones, la obra realizada, por muy relevante que sea, no es lo principal, a su vera se generan variadas repercusiones de mayor repercusión sobre la sociedad en general o las personas en particular. De hecho, una actuación, una obra determinada, puede verse superada por sus irradiaciones poco controlables.


Las mismas percepciones directas de cuanto ocurre, son expresivas de la referida serie de acompañamientos. Las observaciones pueden efectuarse de cerca o de lejos, con sus matices diferenciales. Las repercusiones detectadas a corto plazo difieren de las comprobadas más adelante. Las apreciaciones simultáneas al momento de producirse un hecho no son las únicas, su secuencia las va distanciando; incluso pudieron ser anteriores, premonitorias. Notamos las enormes dimensiones de esa AUREOLA activa en torno a cualquier evento; relevante de por sí, pero inquietante en lo referente a nuestras decisiones, con implicaciones indiscutibles e insospechadas en un infinito nudo de conexiones.


Aunque nunca nos acostumbremos a los desastres derivados de los conflictos bélicos, su desdichada reiteración se convierte en una realidad agobiante, sus desafueros brotan en lugares y ambientes bien diferenciados. El hecho real se convierte en cotidiano. La GUERRA ocupa nuestra atención por los desmanes, creando víctimas; se transforma en el foco de atención inmediato. Pero no atendemos con eficacia a todo ese globo de actuaciones relacionadas, no es que pasen desapercibidas, desde la educación a la prioridad de los intereses, con ese deslinde implacable de los beneficiados frente a las desgracias acumuladas en torno a tanta gente. Toleramos y colaboramos en esa globalidad de los entornos.


Otro comportamiento ilustrativo de estas ondas reflejando determinadas actuaciones, lo tenemos muy reciente en torno al Defensor del Pueblo y sus manifestaciones referidas a esa lacra nefasta de la PEDERASTIA. Desde la solicitud del informe a la exposición de los resultados exhala un auténtico halo, con evidentes tufillos tendenciosos. No sabe uno si domina el rumbo de atacar a la Iglesia o el silenciamiento del resto de implicados en esa lacra. De un 11% de afectados, sus enfoques se centran en el 0,6-1,3 % de su propia encuesta. Ese desfase también se expresa en su alarde de extrapolar las cifras a la población general, sobre la base de sus 8000 encuestados, sin ninguna referencia al 10 %. Cada uno percibirá el tufillo mencionado.


En general, no nos llevamos bien con las matizaciones, tendemos al aplastamiento de los rasgos diferentes. Eso nos conduce reiteradamente a la conflictividad, porque lo que escasea son las igualdades. Se aprecia con nitidez es multiverso acechante en torno al concepto de LIBERTAD en sus variados grados y versiones; las prácticas cotidianas lo ponen de manifiesto. El mismo concepto escueto no deja ninguna esfera del pensamiento en reposo. Incluso se alardea de privaciones abusivas de la libertad bajo disimulos optativos, las hay democráticas, cibernéticas, ideológicas y muy rebuscadas. La amplitud del concepto requiere de cuidadosas elaboraciones en los proyectos sin lograr resoluciones absolutas.


Después de tantas manifestaciones artísticas a través de los tiempos no conseguimos la comprensión a fondo de dicha realidad. Ni definir sabemos su núcleo esencial. Apenas revoloteamos a su alrededor con actitudes controvertidas. Nos congratulamos de su presencia, transitamos por la anchurosa plataforma del ARTE, donde las esencias no se dejan aprehender, se insinúan oferentes; mientras proliferan un sinfín de actitudes circundantes, cuya relación con el arte es accesoria y discordante. La pretendida apropiación de sus significados, los enrevesados montajes comerciales, los gustos, las modas, las tendencias y las manipulaciones, agrandan la mencionada plataforma. Pero el arte fluye por senderos propios.


En esto de las grandes estructuras funcionales en relación con algún concepto central, pocas alcanzan el rango de complejidad de las involucradas en la recogida de datos y conocimientos. Por de pronto, la INFORMACIÓN requiere de las nuevas tecnologías en rápido progreso. Queda claro desde el principio que no se trata sólo de una simple transmisión de conocimientos. El dato aislado tiene escasa entidad si no van añadidos los pormenores de su gestación, su grado de certeza y las consecuencias comprobadas de su presencia. Pero a su vez, la emisión de sus contenidos surge de intenciones y sometimientos no siempre expuestos. Estar informados nos expone a una rueda de rutilantes sugerencias por esclarecer.


Ante las ideas con grandes acompañamientos, podemos perdernos por los extremos; absorbidos por alguno de los sectores participantes, o bien, anclados en el núcleo pretendidamente homogéneo, sin hacer caso de las múltiples realidades confluyentes. Ni con el tan manido concepto de la IDENTIDAD personal procedemos equilibrados, concienciados de cuanto implica. No sólo por la cantidad de factores involucrados, sino por el constante devenir de novedades secuenciales y las múltiples conexiones simultáneas. La fijación inoportuna nos priva de elementos decisivos. Por el contrario, la excesiva adhesión y seguimiento de las variaciones interminables nos aboca a la desintegración de la propia personalidad.


Si nos acercamos a la realidad de las agrupaciones, se trate de nacionalismos, ideologías, grupos empoderados o meras asociaciones casuales, el incremento de la complejidad origina situaciones intrincadas. Cuando intentamos precisar el sentido y comportamientos de los COLECTIVOS, acentuamos los riesgos de perder la orientación personal. La comunidad como tal no piensa, no decide, está claro que se trata de una suma de participantes; pero, para detentar su posición ejecutiva se impone una labor coordinadora. En ese camino acecha el principal riesgo de extraviarnos, de convertirnos en cómplices de los peores desmanes o quedar como pasmarotes, mientras otros protagonistas actúen a su aire.


La enorme proliferación de los voluntarios para la proclamación de afirmaciones contundentes, al menor descuido de los escuchantes, se convierten en imposiciones, como armas potentes. Estas SIMPLIFICACIONES rotundas, no suelen abundar en explicaciones, sólo aportan la suya. De esta forma, ellos mismos se incluyen en el halo de una lamentable estupidez, aplaudidos no pocas veces.

Por la vertiente de la población general, entre tantas complicaciones enrevesadas, no es raro que se agrande el panorama de la FRUSTRACIÓN, porque predominan las actuaciones tendenciosas. Los mejor dotados circulan por derroteros ajenos al grueso de la población. Y donde sería deseable una colaboración desde la franqueza y buenas disposiciones, se impone el desafecto comunitario como la cruda realidad.

Halo real..., desatendido

Nos engañamos con rotundas afirmaciones y escasas comprobaciones
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 10 de noviembre de 2023, 10:20 h (CET)

Suele repetirse aquello de, hechos, hechos, y no buenas razones; no es mala reflexión ante la profusión de embaucadores de toda laña y condición. No obstante, son muy heterogéneas las repercusiones de cuanto nos sucede. Los hechos escuetos también pueden distraernos, sin que percibamos la importancia de influencias reales. Hoy me refiero a ese verdadero HALO que acompaña a las situaciones de cada momento y condición. En muchas ocasiones, la obra realizada, por muy relevante que sea, no es lo principal, a su vera se generan variadas repercusiones de mayor repercusión sobre la sociedad en general o las personas en particular. De hecho, una actuación, una obra determinada, puede verse superada por sus irradiaciones poco controlables.


Las mismas percepciones directas de cuanto ocurre, son expresivas de la referida serie de acompañamientos. Las observaciones pueden efectuarse de cerca o de lejos, con sus matices diferenciales. Las repercusiones detectadas a corto plazo difieren de las comprobadas más adelante. Las apreciaciones simultáneas al momento de producirse un hecho no son las únicas, su secuencia las va distanciando; incluso pudieron ser anteriores, premonitorias. Notamos las enormes dimensiones de esa AUREOLA activa en torno a cualquier evento; relevante de por sí, pero inquietante en lo referente a nuestras decisiones, con implicaciones indiscutibles e insospechadas en un infinito nudo de conexiones.


Aunque nunca nos acostumbremos a los desastres derivados de los conflictos bélicos, su desdichada reiteración se convierte en una realidad agobiante, sus desafueros brotan en lugares y ambientes bien diferenciados. El hecho real se convierte en cotidiano. La GUERRA ocupa nuestra atención por los desmanes, creando víctimas; se transforma en el foco de atención inmediato. Pero no atendemos con eficacia a todo ese globo de actuaciones relacionadas, no es que pasen desapercibidas, desde la educación a la prioridad de los intereses, con ese deslinde implacable de los beneficiados frente a las desgracias acumuladas en torno a tanta gente. Toleramos y colaboramos en esa globalidad de los entornos.


Otro comportamiento ilustrativo de estas ondas reflejando determinadas actuaciones, lo tenemos muy reciente en torno al Defensor del Pueblo y sus manifestaciones referidas a esa lacra nefasta de la PEDERASTIA. Desde la solicitud del informe a la exposición de los resultados exhala un auténtico halo, con evidentes tufillos tendenciosos. No sabe uno si domina el rumbo de atacar a la Iglesia o el silenciamiento del resto de implicados en esa lacra. De un 11% de afectados, sus enfoques se centran en el 0,6-1,3 % de su propia encuesta. Ese desfase también se expresa en su alarde de extrapolar las cifras a la población general, sobre la base de sus 8000 encuestados, sin ninguna referencia al 10 %. Cada uno percibirá el tufillo mencionado.


En general, no nos llevamos bien con las matizaciones, tendemos al aplastamiento de los rasgos diferentes. Eso nos conduce reiteradamente a la conflictividad, porque lo que escasea son las igualdades. Se aprecia con nitidez es multiverso acechante en torno al concepto de LIBERTAD en sus variados grados y versiones; las prácticas cotidianas lo ponen de manifiesto. El mismo concepto escueto no deja ninguna esfera del pensamiento en reposo. Incluso se alardea de privaciones abusivas de la libertad bajo disimulos optativos, las hay democráticas, cibernéticas, ideológicas y muy rebuscadas. La amplitud del concepto requiere de cuidadosas elaboraciones en los proyectos sin lograr resoluciones absolutas.


Después de tantas manifestaciones artísticas a través de los tiempos no conseguimos la comprensión a fondo de dicha realidad. Ni definir sabemos su núcleo esencial. Apenas revoloteamos a su alrededor con actitudes controvertidas. Nos congratulamos de su presencia, transitamos por la anchurosa plataforma del ARTE, donde las esencias no se dejan aprehender, se insinúan oferentes; mientras proliferan un sinfín de actitudes circundantes, cuya relación con el arte es accesoria y discordante. La pretendida apropiación de sus significados, los enrevesados montajes comerciales, los gustos, las modas, las tendencias y las manipulaciones, agrandan la mencionada plataforma. Pero el arte fluye por senderos propios.


En esto de las grandes estructuras funcionales en relación con algún concepto central, pocas alcanzan el rango de complejidad de las involucradas en la recogida de datos y conocimientos. Por de pronto, la INFORMACIÓN requiere de las nuevas tecnologías en rápido progreso. Queda claro desde el principio que no se trata sólo de una simple transmisión de conocimientos. El dato aislado tiene escasa entidad si no van añadidos los pormenores de su gestación, su grado de certeza y las consecuencias comprobadas de su presencia. Pero a su vez, la emisión de sus contenidos surge de intenciones y sometimientos no siempre expuestos. Estar informados nos expone a una rueda de rutilantes sugerencias por esclarecer.


Ante las ideas con grandes acompañamientos, podemos perdernos por los extremos; absorbidos por alguno de los sectores participantes, o bien, anclados en el núcleo pretendidamente homogéneo, sin hacer caso de las múltiples realidades confluyentes. Ni con el tan manido concepto de la IDENTIDAD personal procedemos equilibrados, concienciados de cuanto implica. No sólo por la cantidad de factores involucrados, sino por el constante devenir de novedades secuenciales y las múltiples conexiones simultáneas. La fijación inoportuna nos priva de elementos decisivos. Por el contrario, la excesiva adhesión y seguimiento de las variaciones interminables nos aboca a la desintegración de la propia personalidad.


Si nos acercamos a la realidad de las agrupaciones, se trate de nacionalismos, ideologías, grupos empoderados o meras asociaciones casuales, el incremento de la complejidad origina situaciones intrincadas. Cuando intentamos precisar el sentido y comportamientos de los COLECTIVOS, acentuamos los riesgos de perder la orientación personal. La comunidad como tal no piensa, no decide, está claro que se trata de una suma de participantes; pero, para detentar su posición ejecutiva se impone una labor coordinadora. En ese camino acecha el principal riesgo de extraviarnos, de convertirnos en cómplices de los peores desmanes o quedar como pasmarotes, mientras otros protagonistas actúen a su aire.


La enorme proliferación de los voluntarios para la proclamación de afirmaciones contundentes, al menor descuido de los escuchantes, se convierten en imposiciones, como armas potentes. Estas SIMPLIFICACIONES rotundas, no suelen abundar en explicaciones, sólo aportan la suya. De esta forma, ellos mismos se incluyen en el halo de una lamentable estupidez, aplaudidos no pocas veces.

Por la vertiente de la población general, entre tantas complicaciones enrevesadas, no es raro que se agrande el panorama de la FRUSTRACIÓN, porque predominan las actuaciones tendenciosas. Los mejor dotados circulan por derroteros ajenos al grueso de la población. Y donde sería deseable una colaboración desde la franqueza y buenas disposiciones, se impone el desafecto comunitario como la cruda realidad.

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