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Hay demasiados interesados en imponernos un ordenamiento

Orden implicado

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La deformación de las palabras o de los conceptos, suele hacerse realidad en la medida de su manoseo. Quizá por aquello de tantas idas y venidas, en un determinado momento ya no podemos precisar de qué estábamos tratando; desgajamos la idea por el camino y ya no somos capaces de recoger las migajas para volver a configurarla. Cuando hablamos de orden, pronto descubrimos gran parte de los achaques y miserias implicados en las andanzas individuales, colectivas, ocultas o manifiestas. Tropezamos con muchas dificultades para efectuar los análisis pertinentes, deficiencias propias o impedimentos foráneos. Impresiona la DISYUNTIVA ahuecada, porque los ramalazos contundentes son efímeros.


No obstante lo dicho, nos retumba a diario el empleo rotundo de ese término, quién sabe en cada caso cuáles serán las intenciones subyacentes, ignorancias y complicidades incluidas. Los ciclos evolutivos, sean regulares o no, pueden dar la sensación de una estabilidad de fondo; ocurre algo parecido con las oscilaciones medibles. Sin embargo, los análisis en profundidad detectan las patentes irregularidades subyacentes, cósmicas, sociales, microscópicas, incluso dentro del mismo sujeto. La PRETENSIÓN de conocer la complejidad suele utilizarse de forma alevosa por los manipuladores, se presentan como los únicos conocedores de los entresijos irregulares. No es cierto, pero cuela su afirmación; de ahí a imponer sus criterios están a un solo paso.


Partiendo de la ignorancia general, siempre menesterosa frente a la amplitud del misterio existencial y en aras de la pretendida sapiencia resolutiva de los manipuladores, se erige un potente FORZAMIENTO para la sumisión de gran número de personas bajo las directrices de unos pocos empoderados. Es patente la repercusión de dichos comportamientos afectando a la totalidad de las actividades sociales; los perjudicados recibirán puyazos desde cualquier sector. Tampoco se limitan a reglas económicas o normativas políticas, desde sus poltronas se infiltran en las orientaciones educativas, con implicaciones morales, éticas o ideológicas; afectan al conjunto de la sociedad en sus planes de control interesado.


Como podemos sentir en las propias espaldas ante novedades reales. En los ordenamientos diferentes de cada época, los de arriba se las apañan para mangonear a los de abajo con pocos escrúpulos. Nos conviene mantener las ideas claras, estar atentos, para poder discernir los comportamientos, para poder separar la idea de un ordenamiento artificioso de los verdaderos condicionantes naturales. De lo contrario, contaminaremos el LENGUAJE diario empleado en las comunicaciones familiares, con los compañeros de trabajo, amigos, vecinos e incluso con las instituciones. Si dejamos colar ese desfase en las prácticas reales, la implicación está a la vista, contribuimos a la intoxicación comunitaria; seremos cómplices.


Uno de los ejemplos notorios de estos falseamientos tan extendidos, intenta exponer una amalgama de sentimientos, voces, ambientes, realidades y falsedades, como una entidad que está por ver. Me refiero a la tan manida VOZ del PUEBLO. A pesar de su proclamación, no acabamos de tener clara su existencia o quien la conoce realmente. Suele estar más claro quien se aprovecha de su utilización interesada. Las mismas voces pretenciosas nacen viciadas por no manejar información fidedigna. Estamos en lo de siempre, maquinaciones con mil artilugios, ofrecen planteamientos sin disponer de los fundamentos. Es muy rara la detección de algún intento sincero de acercarse al verdadero sentir de los ciudadanos, las desviaciones son palpables.


Si sólo se tratara de una confrontación de opiniones, de estilos peculiares, nos situaríamos en la diversidad enriquecedora. El carácter trágico de atribuirse un orden inexistente, radica en llevarlo a la práctica a costa de las penalidades ocasionadas a terceros. Y los sectores damnificados son de una amplitud tremenda. Desde las penurias laborales o familiares, hasta la privación de la mínima subsistencia honorable a verdaderas multitudes sin recursos. Ahora que ya sabíamos de la inexistencia del INFIERNO, abundan las malas condiciones, muchas de ellas infernales. Acaece todo esto, si no con la complacencia de los empoderados, si asumen la convivencia estable con estas distopias, basada en su maléfico orden artificioso y arbitrario.


Si hablamos de pluralidad, nada más natural si hablamos del mundo y de personas; en ella destaca una cierta polarización, los indolentes tendentes a la pasividad y los agresivos dispuestos al control del resto. Ambas actitudes compiten en contra de una pluralidad sana. Los activos recurren a estratagemas inteligentes para colocarse en posiciones de mando e imponer sus ordenamientos; bien sea a base de programaciones distractoras que les mantengan en la sombra o a base de influencias subrepticias en las normativas. Se centran en sectores dispersos, directrices económicas, ESTRATEGIAS mediáticas enmascaradas, silenciamientos ladinos o tergiversaciones, al servicio de sus intereses estructurados.


La atención se dispersa en torno a expresiones un tanto equívocas, porque los pronunciamientos no guardan su correspondencia con las prácticas emprendidas. Las opiniones, incluso las convicciones, sobre todo estas; debieran alertarnos de la principal evidencia, existen otras versiones surgidas de las mismas bases, unas y otras, carentes de las confirmaciones absolutas. Pues bien, no hay manera, la labor de buscar la concordia fascinante del beneficio común, se ve suplantada por los que denomino INTEGRISMOS pilotados. Son fáciles de detectar en cualquier ambiente, xenófobo, empresarial, político, religioso…Les importa un bledo el concepto, es un mero instrumento para controlar a las gentes.


El desfondamiento se difunde ante las defectuosas interpretaciones implícitas en los ordenamientos al uso. La sucesión de frustraciones se acumula en un conglomerado desvaído, el de la muchedumbre amorfa desdeñada por una gestión de directrices amañadas. Esta sí que es una regularidad insospechada en torno a la sinrazón de los endiosados. Sus proporciones discurren reiterativas, sin atisbos de una creatividad participativa. Gran parte de los elementos dispersos configura una SERVIDUMBRE de rasgos masificados dirigida por los egoísmos consolidados. El ensamblaje de las iniciativas valiosas con la diversidad de circunstancias y mentalidades nos aboca a la disyuntiva crucial, optar entre el ordenamiento o la fluidez relacional.


Las tensiones y sobre todo la decisión de un suicida no siguen un orden establecido. La emisión de una noticia origina extensiones y secuelas incontrolables. Las gestiones no controlan todas sus salpicaduras. Las obsesiones no esconden la ignorancia, y ambas son incapaces de ordenar nada. La IMPLICACIÓN reúne factores conscientes, intuitivos y subyacentes, enlazados con las múltiples dimensiones universales.


Visto el panorama desde la cercanía cotidiana, el plegamiento al entorno acuciante nos sitúa en una fragilidad inestable, en una búsqueda de apoyos equilibrados, de oasis momentáneos. Pero el pellizco de la PERSPICACIA innata nos recalca que nadie nos sustituye y percibimos muchos equilibrios aparentes asentados en mentalidades perversas y con idéntica fragilidad común. El despertar acecha.

Orden implicado

Hay demasiados interesados en imponernos un ordenamiento
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 8 de septiembre de 2023, 11:55 h (CET)

La deformación de las palabras o de los conceptos, suele hacerse realidad en la medida de su manoseo. Quizá por aquello de tantas idas y venidas, en un determinado momento ya no podemos precisar de qué estábamos tratando; desgajamos la idea por el camino y ya no somos capaces de recoger las migajas para volver a configurarla. Cuando hablamos de orden, pronto descubrimos gran parte de los achaques y miserias implicados en las andanzas individuales, colectivas, ocultas o manifiestas. Tropezamos con muchas dificultades para efectuar los análisis pertinentes, deficiencias propias o impedimentos foráneos. Impresiona la DISYUNTIVA ahuecada, porque los ramalazos contundentes son efímeros.


No obstante lo dicho, nos retumba a diario el empleo rotundo de ese término, quién sabe en cada caso cuáles serán las intenciones subyacentes, ignorancias y complicidades incluidas. Los ciclos evolutivos, sean regulares o no, pueden dar la sensación de una estabilidad de fondo; ocurre algo parecido con las oscilaciones medibles. Sin embargo, los análisis en profundidad detectan las patentes irregularidades subyacentes, cósmicas, sociales, microscópicas, incluso dentro del mismo sujeto. La PRETENSIÓN de conocer la complejidad suele utilizarse de forma alevosa por los manipuladores, se presentan como los únicos conocedores de los entresijos irregulares. No es cierto, pero cuela su afirmación; de ahí a imponer sus criterios están a un solo paso.


Partiendo de la ignorancia general, siempre menesterosa frente a la amplitud del misterio existencial y en aras de la pretendida sapiencia resolutiva de los manipuladores, se erige un potente FORZAMIENTO para la sumisión de gran número de personas bajo las directrices de unos pocos empoderados. Es patente la repercusión de dichos comportamientos afectando a la totalidad de las actividades sociales; los perjudicados recibirán puyazos desde cualquier sector. Tampoco se limitan a reglas económicas o normativas políticas, desde sus poltronas se infiltran en las orientaciones educativas, con implicaciones morales, éticas o ideológicas; afectan al conjunto de la sociedad en sus planes de control interesado.


Como podemos sentir en las propias espaldas ante novedades reales. En los ordenamientos diferentes de cada época, los de arriba se las apañan para mangonear a los de abajo con pocos escrúpulos. Nos conviene mantener las ideas claras, estar atentos, para poder discernir los comportamientos, para poder separar la idea de un ordenamiento artificioso de los verdaderos condicionantes naturales. De lo contrario, contaminaremos el LENGUAJE diario empleado en las comunicaciones familiares, con los compañeros de trabajo, amigos, vecinos e incluso con las instituciones. Si dejamos colar ese desfase en las prácticas reales, la implicación está a la vista, contribuimos a la intoxicación comunitaria; seremos cómplices.


Uno de los ejemplos notorios de estos falseamientos tan extendidos, intenta exponer una amalgama de sentimientos, voces, ambientes, realidades y falsedades, como una entidad que está por ver. Me refiero a la tan manida VOZ del PUEBLO. A pesar de su proclamación, no acabamos de tener clara su existencia o quien la conoce realmente. Suele estar más claro quien se aprovecha de su utilización interesada. Las mismas voces pretenciosas nacen viciadas por no manejar información fidedigna. Estamos en lo de siempre, maquinaciones con mil artilugios, ofrecen planteamientos sin disponer de los fundamentos. Es muy rara la detección de algún intento sincero de acercarse al verdadero sentir de los ciudadanos, las desviaciones son palpables.


Si sólo se tratara de una confrontación de opiniones, de estilos peculiares, nos situaríamos en la diversidad enriquecedora. El carácter trágico de atribuirse un orden inexistente, radica en llevarlo a la práctica a costa de las penalidades ocasionadas a terceros. Y los sectores damnificados son de una amplitud tremenda. Desde las penurias laborales o familiares, hasta la privación de la mínima subsistencia honorable a verdaderas multitudes sin recursos. Ahora que ya sabíamos de la inexistencia del INFIERNO, abundan las malas condiciones, muchas de ellas infernales. Acaece todo esto, si no con la complacencia de los empoderados, si asumen la convivencia estable con estas distopias, basada en su maléfico orden artificioso y arbitrario.


Si hablamos de pluralidad, nada más natural si hablamos del mundo y de personas; en ella destaca una cierta polarización, los indolentes tendentes a la pasividad y los agresivos dispuestos al control del resto. Ambas actitudes compiten en contra de una pluralidad sana. Los activos recurren a estratagemas inteligentes para colocarse en posiciones de mando e imponer sus ordenamientos; bien sea a base de programaciones distractoras que les mantengan en la sombra o a base de influencias subrepticias en las normativas. Se centran en sectores dispersos, directrices económicas, ESTRATEGIAS mediáticas enmascaradas, silenciamientos ladinos o tergiversaciones, al servicio de sus intereses estructurados.


La atención se dispersa en torno a expresiones un tanto equívocas, porque los pronunciamientos no guardan su correspondencia con las prácticas emprendidas. Las opiniones, incluso las convicciones, sobre todo estas; debieran alertarnos de la principal evidencia, existen otras versiones surgidas de las mismas bases, unas y otras, carentes de las confirmaciones absolutas. Pues bien, no hay manera, la labor de buscar la concordia fascinante del beneficio común, se ve suplantada por los que denomino INTEGRISMOS pilotados. Son fáciles de detectar en cualquier ambiente, xenófobo, empresarial, político, religioso…Les importa un bledo el concepto, es un mero instrumento para controlar a las gentes.


El desfondamiento se difunde ante las defectuosas interpretaciones implícitas en los ordenamientos al uso. La sucesión de frustraciones se acumula en un conglomerado desvaído, el de la muchedumbre amorfa desdeñada por una gestión de directrices amañadas. Esta sí que es una regularidad insospechada en torno a la sinrazón de los endiosados. Sus proporciones discurren reiterativas, sin atisbos de una creatividad participativa. Gran parte de los elementos dispersos configura una SERVIDUMBRE de rasgos masificados dirigida por los egoísmos consolidados. El ensamblaje de las iniciativas valiosas con la diversidad de circunstancias y mentalidades nos aboca a la disyuntiva crucial, optar entre el ordenamiento o la fluidez relacional.


Las tensiones y sobre todo la decisión de un suicida no siguen un orden establecido. La emisión de una noticia origina extensiones y secuelas incontrolables. Las gestiones no controlan todas sus salpicaduras. Las obsesiones no esconden la ignorancia, y ambas son incapaces de ordenar nada. La IMPLICACIÓN reúne factores conscientes, intuitivos y subyacentes, enlazados con las múltiples dimensiones universales.


Visto el panorama desde la cercanía cotidiana, el plegamiento al entorno acuciante nos sitúa en una fragilidad inestable, en una búsqueda de apoyos equilibrados, de oasis momentáneos. Pero el pellizco de la PERSPICACIA innata nos recalca que nadie nos sustituye y percibimos muchos equilibrios aparentes asentados en mentalidades perversas y con idéntica fragilidad común. El despertar acecha.

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