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¿No somos nosotros los que sufragamos la riqueza de las élites progres? ¿No son los ciudadanos los que compran cada vez más caros los productos que ofrecen las grandes corporaciones y multinacionales? ¿No son los ciudadanos los que deben soportar el recorte presupuestario y el descenso de calidad de los servicios públicos?
Por supuesto que se trata de un nexo traído un tanto por los pelos, el trascendente voto iberoamericano, peruano, español, para la elección del Santo Padre, como lo sería para la de Francisco, pero el tema de fondo, la comunidad actuante iberoamericana, bien merece que se le impulse como sea.
Aunque comenzó con un enfoque muy europeo y modesto, con el tiempo se ha convertido en uno de los eventos televisivos más vistos del mundo y en una plataforma con gran carga política, social y cultural, a pesar de que oficialmente mantiene su neutralidad política.
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