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Mónica García, médica y madre, desde Más Madrid y con el colombiano Petro fuera, descubre el enredo Petro - Yolanda Díaz - Sánchez

Más Madrid destapa el trampantojo

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Pregunta para Mónica García, candidata MÁS MADRID en las elecciones 28-M a la presidencia de la CAM: Las encuestas pronostican que usted va a tener más votos que el candidato del PSOE, ¿Le preocupa ser la china en el zapato de Lobato en beneficio de Ayuso y del PP? En el mitin que intentó, leía notas pero contestó rápida: “No soy la china en el zapato de nadie”. Con ímpetu, creía saber lo que decía. A pesar de ella, del mitin que intentaba y de su fama, decía lo que parecía verdad. Con lo que significa.


En la realidad nacional, vista desde el ámbito internacional, europeo y local, la respuesta de García desborda su entidad en su partido, en lo que hay alrededor y en el Gobierno que preside Pedro Sánchez. Días pasados y en el mismo sitio, Gustavo Petro, el presidente de la república de Colombia, sin la compañía del Ministro de Asuntos Exteriores español, que debió ir y no fue (¿?), pero con la vicepresidenta segunda del Gobierno Sánchez al lado, entró en lo que García desde Más Madrid descubrió. 


El Jefe de Estado colombiano había preparado una postura compatible con la realidad que busca, el tono de su discurso, la realidad del apéndice Podemos (o lo que quede de él) versión Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno de España; y con una idea que extrajo como un sacacorchos la profesionalidad del Presidente de Nueva Economía Fórum: Socialdemocracia, alabada por un comunista colombiano. Sin ambages. Petro, en el mundo, especialmente en el suyo de izquierda sudamericana, quería acomodo en lo que enseñó como socialdemocracia de nuevo cuño. Temimos encontrarnos con el producto de una historia, como la suya, consecuencia de la guerrilla colombiana y lo que sale de ella. 


Ni por asomo, Petro se había situado en un socialdemócrata con faz suave, verbo exquisito y querencia hacia la innovación ecológica. Sin un papel, como a lo largo de su viaje a España, ante el Rey, el Gobierno y los que le oímos, dibujó un parapeto estridente en el alojar lo que quería. Un yugo del que huir y en el que los colonialistas, que citó, podrían tener puesto para superarlo destacado ante el futuro. Estudiado el gobierno de coalición PSOE-UP y las quimeras y amistades entre los socialistas y lo que hay al lado, podía ponerse en el medio. Sin el ministro Albares, que estuvo dónde quiso (por voluntad o en obediencia), podía dejar de lado o cortejar, políticamente, a Yolanda Díaz, entre Sánchez y lo que queda de Unidas Podemos. La vicepresidenta y ministra de Trabajo, a la vez, podía saber la postura del Jefe de Estado colombiano y obrar en consecuencia. Pudo mostrar postura, ante el invitado y el gobierno del que forma parte, pero, miel sobre hojuelas, se dedicó al culto y masaje al visitante; y al afán de sumar indefinido, que lleva preparando varios meses. Pactado o no, dejó el campo libre. Petro pudo usar y esconderse tras el trampantojo yugo colonialista que había concebido. Comunismo de base, supuesto y edulcorado. El mismo que usó y en el que entró Yolanda Díaz, para defensa de amigos, afines y adversarios. Contra la derecha liberal mundial, que (dicen aunque sea incierto) esquilma al planeta y zarandea a la Izquierda pobre de cualquier sitio.


Mientras tanto, la declaración de Mónica García dejaba desprotegido a Juan Lobato, quemándose y cada vez menos posible sucesor de Sánchez en el socialismo futuro. No soy la china del zapato de nadie, protestó. Puede ser, pero no midió hasta dónde llega la intensidad y consecuencias de su arrebato. Más Madrid puede tratar de salir incluso conseguir evitar mezclarse en el enredo tripartido, multipartidista o variopinto Sánchez, Yolanda, Petro y lo que haya con ellos. Pero Más Madrid, con Mónica García, médica y madre, es sólo un añadido en la política local y autonómica madrileña. En la esfera nacional su relevancia es menor; y en el mundo, aunque sea en la órbita comunista, no tiene relevancia. No ocurre lo mismo con el PSOE, por primera vez en su historia sometido al ronzal de quien le ayuda, tapa o reparte ante una convocatoria electoral.


De cara a las elecciones municipales y autonómicas próximas del 28-M, la respuesta de Mónica García sobre su condición de china en el zapato, pudo ser sólo un amago de berrinche. Con Petro, Yolanda y Sánchez en la situación que están y con lo que pretendan o puedan pretender, es, además, la forma de cómo, sabiéndolo o sin querer y en beneficio o perjuicio de quien sea, Más Madrid destapa el trampantojo. 

Más Madrid destapa el trampantojo

Mónica García, médica y madre, desde Más Madrid y con el colombiano Petro fuera, descubre el enredo Petro - Yolanda Díaz - Sánchez
José Luis Heras Celemín
martes, 9 de mayo de 2023, 10:58 h (CET)

Pregunta para Mónica García, candidata MÁS MADRID en las elecciones 28-M a la presidencia de la CAM: Las encuestas pronostican que usted va a tener más votos que el candidato del PSOE, ¿Le preocupa ser la china en el zapato de Lobato en beneficio de Ayuso y del PP? En el mitin que intentó, leía notas pero contestó rápida: “No soy la china en el zapato de nadie”. Con ímpetu, creía saber lo que decía. A pesar de ella, del mitin que intentaba y de su fama, decía lo que parecía verdad. Con lo que significa.


En la realidad nacional, vista desde el ámbito internacional, europeo y local, la respuesta de García desborda su entidad en su partido, en lo que hay alrededor y en el Gobierno que preside Pedro Sánchez. Días pasados y en el mismo sitio, Gustavo Petro, el presidente de la república de Colombia, sin la compañía del Ministro de Asuntos Exteriores español, que debió ir y no fue (¿?), pero con la vicepresidenta segunda del Gobierno Sánchez al lado, entró en lo que García desde Más Madrid descubrió. 


El Jefe de Estado colombiano había preparado una postura compatible con la realidad que busca, el tono de su discurso, la realidad del apéndice Podemos (o lo que quede de él) versión Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno de España; y con una idea que extrajo como un sacacorchos la profesionalidad del Presidente de Nueva Economía Fórum: Socialdemocracia, alabada por un comunista colombiano. Sin ambages. Petro, en el mundo, especialmente en el suyo de izquierda sudamericana, quería acomodo en lo que enseñó como socialdemocracia de nuevo cuño. Temimos encontrarnos con el producto de una historia, como la suya, consecuencia de la guerrilla colombiana y lo que sale de ella. 


Ni por asomo, Petro se había situado en un socialdemócrata con faz suave, verbo exquisito y querencia hacia la innovación ecológica. Sin un papel, como a lo largo de su viaje a España, ante el Rey, el Gobierno y los que le oímos, dibujó un parapeto estridente en el alojar lo que quería. Un yugo del que huir y en el que los colonialistas, que citó, podrían tener puesto para superarlo destacado ante el futuro. Estudiado el gobierno de coalición PSOE-UP y las quimeras y amistades entre los socialistas y lo que hay al lado, podía ponerse en el medio. Sin el ministro Albares, que estuvo dónde quiso (por voluntad o en obediencia), podía dejar de lado o cortejar, políticamente, a Yolanda Díaz, entre Sánchez y lo que queda de Unidas Podemos. La vicepresidenta y ministra de Trabajo, a la vez, podía saber la postura del Jefe de Estado colombiano y obrar en consecuencia. Pudo mostrar postura, ante el invitado y el gobierno del que forma parte, pero, miel sobre hojuelas, se dedicó al culto y masaje al visitante; y al afán de sumar indefinido, que lleva preparando varios meses. Pactado o no, dejó el campo libre. Petro pudo usar y esconderse tras el trampantojo yugo colonialista que había concebido. Comunismo de base, supuesto y edulcorado. El mismo que usó y en el que entró Yolanda Díaz, para defensa de amigos, afines y adversarios. Contra la derecha liberal mundial, que (dicen aunque sea incierto) esquilma al planeta y zarandea a la Izquierda pobre de cualquier sitio.


Mientras tanto, la declaración de Mónica García dejaba desprotegido a Juan Lobato, quemándose y cada vez menos posible sucesor de Sánchez en el socialismo futuro. No soy la china del zapato de nadie, protestó. Puede ser, pero no midió hasta dónde llega la intensidad y consecuencias de su arrebato. Más Madrid puede tratar de salir incluso conseguir evitar mezclarse en el enredo tripartido, multipartidista o variopinto Sánchez, Yolanda, Petro y lo que haya con ellos. Pero Más Madrid, con Mónica García, médica y madre, es sólo un añadido en la política local y autonómica madrileña. En la esfera nacional su relevancia es menor; y en el mundo, aunque sea en la órbita comunista, no tiene relevancia. No ocurre lo mismo con el PSOE, por primera vez en su historia sometido al ronzal de quien le ayuda, tapa o reparte ante una convocatoria electoral.


De cara a las elecciones municipales y autonómicas próximas del 28-M, la respuesta de Mónica García sobre su condición de china en el zapato, pudo ser sólo un amago de berrinche. Con Petro, Yolanda y Sánchez en la situación que están y con lo que pretendan o puedan pretender, es, además, la forma de cómo, sabiéndolo o sin querer y en beneficio o perjuicio de quien sea, Más Madrid destapa el trampantojo. 

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