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Esa zarrapastrosa pedorra llamada Belén Esteban y otros personajes

Pedro de Hoyos
Pedro de Hoyos
lunes, 6 de abril de 2009, 11:46 h (CET)
Me maravilla España, me maravilla que a pesar de todo sigamos siendo europeos, me maravilla que la frontera de Francia esté a sólo unas horas de coche desde mi casa y no les importe a los franceses, me maravilla que L'Arena de Verona esté a dos horas y algo de Barajas y sigamos siendo españoles. Me maravilla que Europa siga aceptándonos como colegas, me maravilla que nos consideren como iguales. Y no, esta vez no estoy hablando de Zapatero, el gran mediador internacional, el gran timonel que nos lleva con mano firme y decidida hacia el desastre económico...

Me refiero a toda esa multitud de personajes siniestros, desahogados,
funestos que pueblan la mente de muchos españoles que dilapidan el tiempo
pensando en este tropel de personajes ridículos, risibles, sanchopancescos,
groseros, insulsos, barriobajeros y esperpénticos como los que me han
servido para dar título a este artículo. Que con los problemas que nos
acucian, que con la importante actualidad política española e internacional,
con lo que estos días se está jugando el mundo haya periódicos y programas
de televisión que dediquen amplio espacio a satisfacer la curiosidad morbosa
de muchas marujas y marujos españole nos define como país.

Que haya quien tenga la atención puesta en esa zarrapastrosa pedorra llamada
Belén Esteban, en si se divorcia por segunda o tercera vez define el nivel
sociocultural de la sociedad española, tantos lustros de decadencia de los
programas escolares había de notarse en la calle. ¿Puede alguien explicarme
qué diantre ha hecho semejante iletrada para atraer sobre su vida privada
(¡su vida privada!) la más mínima atención de ciudadanos españoles
supuestamente inteligentes y pensantes? Porque éste es el país que nos hemos
construido, un país de analfabetos despreocupados que antes que pensar en
sus propias miserias vuelcan todo su interés en vivir por delegación, como
subarrendados, las vidas ajenas, las vidas de personajes tan merecedores del
desprecio público que debería bastar nombrarlos para tener que pasarse el
estropajo por la lengua.
¿Podemos saber qué pecado hemos cometido en España para "disfrutar" de la
presencia de Yola Berrocal mezclada con los demás españoles como si fuera un
personaje real? ¿Alguien sabe a qué se dedica tan enternecedora señora,
aparte de exhibir públicamente sus siliconadas glándulas mamarias cada vez
que tiene oportunidad para ello? ¿Alguien conoce a algún indefenso ciudadano
español que haya mantenido una conversación medianamente profunda con
Yolita? ¿Cuál es el oscuro motivo por el cual algunas docenas de
españoles/as tienen puesta su atención sobre tan intelectual personaje? ¿Hay
algún motivo de interés por el cual el señor Manolo deja de hacer su
crucigrama de todas las mañanas para pensar en la vida privada de semejante
cebollina? ¿Es que acaso existe una razón de peso que exija a la señá María
dejar de pelar patatas y ponerse a pensar en semejante zopenco y en si sale
o entra, en si va o viene?
Encumbramos a los más bestias, a los más zafios, a los más chabacanos, a los
más egoístas, a los más repelentes ejemplares de la especie humana como
dioses del olimpo mundano del siglo XXI. No entiendo que en Francia, Italia
o Portugal nos sigan considerando colegas, sigan tratándonos de igual a
igual. Sólo tiene una evidente explicación: No les extraña nada, ellos
también tienen este tipo de fauna asilvestrada, ellos también tienen a sus
respectivos Coto Matamoros, a sus Paquirrines, a sus Borjita Thyssen.

Y digo yo que cuánto resistiría la Humanidad si estos personajes dominaran
el mundo...

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