Es una elocuente paradoja que las agresiones sexuales hayan aumentado exponencialmente en España durante los años en los que más dinero público se ha destinado a concienciar y legislar sobre el asunto. Un mínimo de autocrítica debería hacer reflexionar al Gobierno sobre la ineficacia de las medidas propuestas y sobre unas políticas, abanderadas por el Ministerio de Igualdad, que han estado orientadas a la propaganda ideológica y a tratar de sacar partido de una rediviva lucha de clases, ahora entre hombres y mujeres.
Especialmente preocupantes son las cifras de las agresiones sexuales cometidas por menores. Los últimos casos conocidos en Cataluña han encendido todas las alarmas, no solo por la forma en que se han producido, sino porque algunos de los implicados tienen menos de 14 años. Más de la mitad de los delitos de abuso sexual en España son cometidos por menores y la tendencia al alza pone los pelos de punta. Entre 2019 y 2022 este tipo de delitos han aumentado un 30%.
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