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La ministra Irene Montero reconoce que por indicación del Presidente del Gobierno la Ley del “Sí es Sí” sufrirá cambios, pero ella no está dispuesta a reconocer los fallos de la norma. Montero sigue sosteniendo que el problema no está en la Ley sino en su aplicación.
Mientras tanto, la parte socialista del gobierno de coalición defiende que la necesaria reforma debiera centrarse en el aumento de las penas cuando se den violencia e intimidación. Unidas Podemos rechaza esta reforma porque entiende que daña la figura del consentimiento. Para explicarlo, dado que quizás no consiguen hacerse oír en el Consejo de ministros, decidieron convocar una manifestación el siguiente domingo a la que acudirían las principales ministras Montero, Belarra y Rosell.
En esto del habla, decirnos cosas, comunicarnos y entendernos o no; la disparidad irrumpe arrolladora con un rico muestrario. Las ideas, intenciones y palabras, generan un galimatías de gran magnitud. Si comienza la gallina y vienen detrás los huevos, o bien sucede al revés, sigue haciendo brotar incontables incógnitas.
Dice mi amigo Carlos Sánchez Mato, camarada en la lucha -él desde IU y yo desde Podemos-, que más que sumar, hay que multiplicar. Para sumar de verdad, es imprescindible: que esté Podemos; que no falten ni Izquierda Unida ni los Comunes; que formen parte Alianza Verde, Equo, Más País, Compromís y Anticapitalistas; y que, además, no aparquemos la ambición de convencer a las fuerzas políticas que legítimamente aspiran a la independencia de sus naciones.
En Asturias la situación de la sanidad pública es muy alarmante, porque faltan médicos de atención primaria. También es algo que es verificable, ya que existen pocos médicos especialistas para la cantidad de pacientes que tienen que ser atendidos, de forma eficiente y rápida. En la sanidad privada la atención médica es mucho más rápida y ofrece la realización de más pruebas diagnósticas de alto nivel, con lo que la calidad de la misma es superior.
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