En los espacios naturales, el estado de alerta es la regla; el dinamismo vital pone a prueba los diferentes mecanismos de subsistencia. Las cualidades requeridas por cada ser vivo introducen matices relevantes en dicha CONTROVERSIA; en especial, la participación del intelecto humano, aporta mayores posibilidades de adaptación. Aunque se trata de una superación cargada de ambigüedad, su capacidad de orientación es doble; para encauzar las venturas con los mejores razonamientos posibles, o por el contrario, para desbaratar cualquier intento de adaptación satisfactoria. Desafortunadamente, proliferan los comportamientos que parecen huir de los esquemas razonables con un tesón inaudito.
Las descripciones no le hacen justicia al desasosiego pertinaz de las personas, menos todavía si sacamos a colación los focos causantes del agobio. En no pocas ocasiones se hubieran podido evitar sin esfuerzos excesivos, con el acierto de prestarles las atenciones adecuadas. Sirva la señal de los siguientes HAIKUS para centrarnos en algunas de esas desconcertantes situaciones:
Los vientos braman Inclemente y ciegos. Tierna pregunta.
Desde arriba y desde abajo, por esquinas inesperadas, se perciben eventos y situaciones provocadoras de inquietudes con diversos grados de afectación. Sin olvidarnos de aquellas originadas en la intimidad, las motivaciones derivadas del entorno son numerosas. Aunque tratemos de comprender estas vicisitudes, no damos abasto, se multiplican con enérgicos impulsos. Conforman una avalancha ruidosa en veloz progresión que impide las programaciones correctoras. ¿Qué nos está pasando?
Fiero carrusel De actuaciones diversas. Mera rutina.
Las televisiones compiten con tesón para mostrarnos los incordios cotidianos, acrecientan el ímpetu de los desplantes. Los contenidos pujan con los anhelos respectivos. La inseguridad de las familias y empresas, esas mentalidades ofuscadas lanzadas a los peores desatinos, los profesionales encrespados, los gestores proclamando sus incongruencias desatadas y las redes con sus disgregadores anonimatos; es decir, un aparatoso movimiento entre las gentes, en un alarde de actividades inestables y sinsorgas. Coinciden actuaciones simultáneas en pleno desconcierto. Al fin, simples rutinas.
Vasta hojarasca Ocupa el panorama. Caen gotas fiables.
Las aportaciones intelectuales encaminadas a la obtención de soluciones prácticas no pueden residir en la mera palabrería desprovista de sentido, no son suficientes tampoco los pronunciamientos unilaterales. La consistencia de los procedimientos exige una dialéctica sana en su preparación, porque las verdades privadas son sospechosas. No se vislumbra nada bueno en la parafernalia tan de moda, basada en parloteos vociferantes poco dispuestos a contrastar opiniones. Apenas se detectan versiones fiables y solitarias.
Cavando fosas Entre fango y piedras; Brilla una llama.
Una cosa es la revisión crítica de actitudes, ideas, actuaciones, en una supuesta adhesión al ánimo superador de los inconvenientes; diferenciada radicalmente de la patética figura de quienes sólo se dedican a coleccionar desechos con el exclusivo aliento demoledor. Por eso, cuando predominan estas tareas tenebrosas, enfrascados en dichas labores; por algún resquicio intuimos la llama iluminadora de una mejor aspiración.
Miras lo que ves Con aire placentero. Lo que ves no es.
Sometidos a los avatares azarosos de la vida, es comprensible hasta cierto punto la actitud acomodaticia de contemplar los hechos de una manera superficial. Ya de por sí cuesta desentrañar los pormenores de las cosas y de cuanto sucede debido a la intrincada maraña de conexiones, muchas de ellas subyacentes. El peligro sobreviene cuando extendemos esa credulidad a las actuaciones decisivas; se desvirtúan las decisiones contribuyendo a la tendencia degenerativa de los proyectos emprendidos.
Muchos se burlan Al ver tus cicatrices. Mentes llagadas.
En esta sociedad donde priva la espectacularidad frívola, introducida hasta la médula de los organismos gestores; las estadísticas contribuyen a menospreciar las desgracias de los casos particulares. Esa valoración a la baja disminuye la tenacidad para buscar soluciones (Okupas, maltratadores, robos…). Con esa mentalidad desaprensiva se descuida el trabajo preventivo, que al final repercute en el malestar general.
Son muchos tomos En torno a la justicia. La vida cruje.
También en esto de repartir los méritos y las responsabilidades descuidamos factores importantes, como si su organización estuviera ya establecida de antemano. La dejadez de los legisladores no se supera con las declaraciones altivas de sus responsables, ni tampoco desviando sus despropósitos hacia los profesionales de la judicatura o de las fuerzas del orden. Los sufrimientos derivados recaen sobre las espaldas de los ciudadanos y quizá tampoco se entiende su excesiva resignación.
Son una plaga Tontos, necios y fatuos. Luz escondida.
Las actitudes desorientadas son inevitables en esa lid interminable entre las aptitudes, las necesidades y los inconvenientes. Se intuye ese FOCO latente donde asiente el sentido, el común y el particular. Sin embargo, destaca el empeño en escapar de los cauces razonables.
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