Ante los estudios y opiniones sobre la enseñanza diferenciada, la pregunta es necesaria: ¿si no hay motivos pedagógicos para excluir la diferenciada, por qué este afán de acabar con ella en España? Bajo mano, lo dicen los que atacan: “porque la mayoría de esos centros de enseñanza diferenciada están relacionados, de un modo u otro, con la Iglesia Católica, con instituciones religiosas católicas, etc.”.
Su sinceridad, por supuesto como un susurro que no llegue a los líderes del PSOE, IU, Podemos, Compromís…, aporta todas las luces. Se entiende que no den razones. Lo que quieren es ahogar a los católicos, revistiéndolo de una falsa “segregación” y menos todavía “discriminación”.
Para llegar a conclusiones en esta materia, simplemente hace falta pensar y conocer a quienes niegan la libertad en la enseñanza, y en tantas otras facetas. Por eso también se entiende mejor que intenten que no pensemos, no tengamos razones, no argumentemos, inoculando sexo ya a los niños antes del uso de razón, para que en vez de “seso” tengan sexo. Por esa vía se entienden muchas cosas que están pasando en España: anestesiar, paralizar, tergiversar… para que Pedro Sánchez siga unos años más en Moncloa.
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