“Cuanto más cerca está el hombre de Dios, tanto más cerca está de los hombres”. Las palabras y los escritos de Benedicto XVI siempre estarán de actualidad porque poseen la sabiduría de la intemporalidad. Y esas sus palabras tienen la certera y tremenda realidad que se muestra a cada momento ante nuestros ojos: un basto panorama de odios, venganzas, violencias, asesinatos, masacres, guerras… Son ya palabras cotidianas en los medios de comunicación. Dios no abandona ni se olvida de los hombres.
Es precisamente el hombre el que abandona, reniega e incluso se olvida de Dios y, naturalmente, luego rehúsa el asumir su responsabilidad y las consecuencias que de esa actitud se derivan. Es por ello por lo que el Papa Benedicto XVI nos estimulaba con sencillez y claridad, a cada hombre, en aras de la paz y de la concordia entre las naciones, entre los pueblos, entre las familias y entre los hombres:
“Ten la valentía de atreverte con Dios. Prueba. No tengas miedo de Él. Ten la valentía de arriesgar con la fe. Ten la valentía de arriesgar con la bondad. Ten la valentía de arriesgar con el corazón puro. Comprométete con Dios; y entonces verás que precisamente así tu vida se ensancha y se ilumina, y no resulta aburrida, sino llena de infinitas sorpresas, porque la bondad infinita de Dios no se agota jamás”.
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