El alcohol, es un hecho, disminuye la capacidad de concentración cuando se conduce, los reflejos se mitigan. Se afirma que la única tasa segura de alcohol es 0,0%, puesto que, aún con las tasas de alcoholemia dentro de los márgenes legales permitidos, nuestro riesgo de sufrir un accidente de tráfico puede verse incrementado. Los controles de alcoholemia y drogas son muy eficaces, pues disminuyen los accidentes con víctimas. Es evidente que las sanciones obligan a recapacitar lo que con sentido común deberíamos hacer, pero así somos los seres humanos. Vale la pena extremar las precauciones y respetar la normativa de circulación, no solo por nosotros sino por los demás, por todos.
Cada uno de nosotros ha de saber qué circunstancias nos ponen en mayor riesgo de distracciones al conducir. No son pocos los que han optado, por ejemplo, por no usar el ‘manos libres’ al conducir, pues se mezclan llamadas por motivos laborales –que requieren matizar, aportar datos, precisar, prestar mucha atención– con otras más coloquiales. Conducir de día siempre es más seguro. Evitar conducir, si no es imprescindible, en un viaje largo cuando se está haciendo la digestión tras la comida. Y así se puede completar una lista de precauciones de sentido común. No arriesguemos sin motivo, de manera especial en estos días de Navidad, nuestra vida y la de los demás, si es que de verdad las valoramos.