Urgido por la crisis energética, el presidente Macron viene realizando continuos gestos de acercamiento a Argelia, sin dejar por ello de mirar de reojo a Marruecos que, a su vez, le exige una postura más clara a propósito del Sahara Occidental, como ha hecho España. Lo que se propone Macron es poco menos que cuadrar el círculo de las relaciones con los dos países magrebíes enfrentados por el Sahara, algo que se le ha atragantado al gobierno de Sánchez tras el súbito e inexplicado cambio de postura a favor de las tesis marroquíes.
Aunque París mantiene abiertas todas las expectativas en su reencuentro con Argelia, no se esperan de inmediato grandes resultados del espectacular despliegue del Gobierno francés en su operación de seducción diplomática de la nueva Argelia de Tebbun, que espera sentado y sin prisas las iniciativas de la antigua potencia colonial.
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