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La gira de presentaciones del libro Cuando aprendí a vivir, cuyo autor es Pedro Martínez Ruiz, llega a Madrid, y más concretamente a la EOI (Escuela de Organización Industrial), tras atravesar buena parte de la geografía española desde que diese comienzo a primeros de octubre por tierras gallegas. El libro lleva el sello de la editorial Amat, especializada entre otras temáticas en crecimiento personal y el toque artístico a cargo de la ilustradora científica Clara Cerviño.
De izq. a dcha. : David López , Carmen Martínez, Pedro, Nieves Olivera y Susana Herrero
Al autor le han acompañado en esta ocasión, la experta en comunicación Susana Herrero, el prologuista del libro David López Torrico, así como de las encargadas de reseñar en la contraportada del libro: Nieves Olivera, directora general de la EOI, y Carmen Martínez Alonso, directora de personas y Lead de felicidad del grupo Mahou-San Miguel.
Pedro, agradecía a los asistentes al acto el tiempo dedicado para acompañarle, porque él lo considera un bien preciado, que ni se compra, ni vuelve, y más en una tarde en la que el otoño ha hecho su aparición.
Para Pedro, Cuando aprendí a vivir, es su quinto libro publicado, y el primero en el que deja a un lado el ensayo, y opta por novelarlo, convirtiéndose en un contador de historias y conectar con su niño interior, lo considera un éxito por el hecho de que ha disfrutado muchísimo escribiéndolo, y lo que venga a partir de ahora es un regalo, y si algo tenía claro, es que quería acabarlo con la palabra vivir.
En opinión de Susana Herrero, con la lectura del libro cada cual se llevará lo que necesite, y que debemos honrar a la vida, y no pasar de puntillas por ella, sin esperar a que nos pase algo excepcional, como le sucede al protagonista.
Por su parte Nieves, si tuviese que definir el libro con una palabra, esta sería inspirador y destaca la importancia de conectar con las personas que te enriquecen, desde su diversidad.
Para Carmen, considera que leer Cuando aprendí a vivir, es pura vida, y hace alusión a la canción de Jarabe de Palo, Depende, y concretamente a la estrofa que nos recuerda que estamos aquí de “prestao”, que la vida es efímera, y que una vez muramos, el cuento se ha “acabao”.
En palabras de David, el libro es coherencia. Un espejo en el que muchos de los lectores se verán reflejados.
La sinopsis de Cuando aprendí a vivir bien podría aproximarse a lo siguiente:
- Uno introspectivo, quizás el más complicado
- Otro físico, por tierras gallegas, con el mar como telón de fondo, que le llevará a recorrer las etapas del llamado camino de los faros, en la Costa de la Muerte, donde podrá gozar tanto de la belleza de sus diferentes paisajes, como de los sabores de los alimentos que degustará durante su estancia en Galicia.
A Mercedes Isabel: A mi edad, me pregunto, sin pretender escribir los versos mas triste esta tarde. Como olvidarte, flor de mi vida. Desventurado sería, no haberte tenido.
El hombre ocupa el área ocre de la pista. La mujer, el área aceituna. El hombre, debajo de una mesa liviana. Cerca y silencioso, un enanito disfrazado de enanito de jardín. El haz del “buscador”, quieto, lo ilumina. Se enloquece. Se pasea por el área ocre. Se detiene en el hombre: Romeo, el italiano. Habrán de imaginárselo: candor.
Resulta admirable encontrarse con un libro que guarda sus raíces en la investigación académica y en la fusión de las pasiones por la tradición oral y la ilustración. La cantidad de datos, citas, reflexiones minuciosas, relatos, trazos y nombres aparecen de una manera tan acertada, que en conjunto configuran ese terreno seguro donde entregarnos confiadamente a la lectura.
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