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​La seguridad del evento exige el control del aforo

Cuestiones que han de tener en cuenta los organizadores de eventos
María del Carmen Portugal Bueno
miércoles, 2 de noviembre de 2022, 11:42 h (CET)

La seguridad en los eventos vuelve a ser cuestionada por los últimos sucesos ocurridos en torno a la fiesta de Halloween. Es como si en estos diez años, tras la tragedia del Madrid Arena, no hayamos aprendido nada o, por lo menos, no lo suficiente.


En estos casos, la seguridad de los actos está íntimamente relacionada con el aforo del establecimiento y su control.


Como usuarios estamos familiarizados con el término overbooking, es decir, la capacidad legal que tienen determinados transportes para vender más billetes que asientos disponibles. En definitiva, de superar el aforo permitido. Aunque luego este exceso es controlado y solucionado, de aquella manera, en el servicio contratado, de tal forma que en el vuelo no haya más viajeros que butacas. Y esto en el mejor de los casos. En ocasiones los viajeros se acomodan en los rellanos entre vagón y vagón porque su asiento ha sido vendido dos veces para el mismo trayecto en fecha y hora.

¿La razón de este proceder? Política comercial.


En el ámbito de los eventos dicha política comercial está regulada por normativa tanto nacional como autonómica. El Decreto 17/2019 en su artículo 42.4 obliga a que «el número de entradas a la venta no podrá ser superior al aforo previsto para el concreto evento a celebrar». Sin embargo, somos conscientes de que esta norma no es garantía de que el establecimiento acoja el número de personas adecuadas a sus características.


Por esta razón, es necesario un control del aforo, pero no solamente general, sino también parcial ya que el recinto puede presentar diferentes zonas con su correspondiente aforo. Se pueden instalar semáforos luminosos que controlan el aforo, lo hemos visto, por ejemplo, en los supermercados durante la pandemia, o medidas disuasorias de acceso a determinadas zonas como barreras o guardias de seguridad.


Estas cuestiones las tenemos que tener en cuenta los organizadores de eventos. No podemos estar tranquilos porque el evento cumpla la relación invitados-aforo. El aforo es un número, una cantidad, y por lo tanto es inanimado. Pero, ¡nada más lejos de la realidad! En los eventos los aforos son animados, imprevisibles y, en ocasiones, caóticos. 

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