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Paco Milla

Hubo un tiempo de códigos. El bushido ha muerto

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Pues no me creerán, pero anoche soñé que un anciano me hablaba al oído. No me asusté, simplemente pensé que él, estaría quizás ya al otro lado y por tanto no tendría ADSL para parirlo al mundo. No seré capaz de contarlo de forma literal , pero mas o menos me dijo esto:

Hubo un tiempo, hace ya muchos años, en el que los guerreros eran educados en que vivir o morir, solo dependía de un momento, de una estocada en el costado izquierdo, una mal golpe en la yugular que la seccionaba, un sablazo en la femoral, un hachazo que te sesgaba la cabeza sin mas, una bala que te entraba por el entrecejo, un carro de combate que te pasaba por encima en un momento de distracción, o el compañero situado detrás de ti, que te reventaba la nuca con un pepinazo errado en la trayectoria a seguir…. eran tiempos en los que la ética, espíritu, código u honor del guerrero, reinaban.

Por esto, solían despedirse de sus esposas e hijos antes de partir a la batalla.

En aquellas crónicas, nunca aparecen mujeres o niños bombardeados, troceados, aniquilados, reventados, amputados, cuyos ojos abiertos, ya nada ven. Carne de telediarios, morbo de acomodados en el sofa, que espectan como otros se destrozan.

Pero no… la culpa no es nuestra por visionarlo, sino de quienes lo provocan.

Los bandos me dan igual. En ochenta y cuatro años he conocido muchos. Escribo estas letras desde la tristeza, desde el llanto.

Cuando peino mis canas cada mañana, se que debería haber muerto a los veinte en aquella guerra que nadie entendía, a los 35 en aquella afrenta por ridículas fronteras, o a los 45 en absurda lucha por unos kilómetros de desierto, en la que la única medalla eran unos millones mas o menos de granos de arena, pero en todas y cada una de ellas, no había mujeres o niños tras los cuales escudarnos.

Solo estábamos los que opinábamos que unos habrían de morir, para que otros vivieran. Entendíamos, que todos no podíamos respirar el mismo aire y por eso nos debíamos matar. Y lo hacíamos… y lo hicimos.

Pero ya no entiendo nada. Si se olvidan los códigos, si los guerreros se esconden en colegios y los contrarios bombardean estos, por aquello de que 40 niños muertos significa 1 enemigo menos y 40 futuros enemigos exterminados… entonces la diosa de la guadaña, campa a sus anchas y no ha de laborar, porque le damos la cosecha ya recogida. Y eso, no es bueno.

Dios… dioses… de ambos bandos, seáis quienes seáis…¿acaso no es el momento de que iluminéis a los borregos de vuestros rebaños? ¿Hasta cuando y hasta cuantos han de expirar?

¡Joer que futuro!… y ahora permítanme cerrar el post de hoy con una pregunta:

¿La respuesta está en el viento?

Una de las canciones más emblemáticas de los 60’s,
obra del poeta del rock Robert Zimmerman, (Bob Dylan).
A los 21 años, Dylan compone la canción “Blowin’ in the Wind”.
1962… Tiempos de crisis, guerras, discriminación
racial y religiosa, conflictos sociales, violencia, desamor…

Antes de que lo llamen un hombre?
Cuántos mares debe una paloma blanca navegar
Antes de descansar sobre la arena?
Cuántas veces aún las balas de cañón deben volar
Antes de caer para siempre?
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…
Cuántos años debe una montaña existir
Hasta que se desvanezca en el mar?
Cuántos años debe alguna gente vivir
Antes de que se les permita ser libres?
Cuántas veces puede un hombre volver su cabeza
Y fingir que simplemente no ve?
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…
Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba
Antes que pueda ver el cielo?
Cuántos oídos debe un hombre tener
Hasta que pueda oír el llanto de su prójimo?
Cuántas muertes le llevará hasta darse cuenta
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…

http://es.youtube.com/watch?v=ced8o50G9kg

Hubo un tiempo de códigos. El bushido ha muerto

Paco Milla
Paco Milla
miércoles, 14 de enero de 2009, 07:15 h (CET)
Pues no me creerán, pero anoche soñé que un anciano me hablaba al oído. No me asusté, simplemente pensé que él, estaría quizás ya al otro lado y por tanto no tendría ADSL para parirlo al mundo. No seré capaz de contarlo de forma literal , pero mas o menos me dijo esto:

Hubo un tiempo, hace ya muchos años, en el que los guerreros eran educados en que vivir o morir, solo dependía de un momento, de una estocada en el costado izquierdo, una mal golpe en la yugular que la seccionaba, un sablazo en la femoral, un hachazo que te sesgaba la cabeza sin mas, una bala que te entraba por el entrecejo, un carro de combate que te pasaba por encima en un momento de distracción, o el compañero situado detrás de ti, que te reventaba la nuca con un pepinazo errado en la trayectoria a seguir…. eran tiempos en los que la ética, espíritu, código u honor del guerrero, reinaban.

Por esto, solían despedirse de sus esposas e hijos antes de partir a la batalla.

En aquellas crónicas, nunca aparecen mujeres o niños bombardeados, troceados, aniquilados, reventados, amputados, cuyos ojos abiertos, ya nada ven. Carne de telediarios, morbo de acomodados en el sofa, que espectan como otros se destrozan.

Pero no… la culpa no es nuestra por visionarlo, sino de quienes lo provocan.

Los bandos me dan igual. En ochenta y cuatro años he conocido muchos. Escribo estas letras desde la tristeza, desde el llanto.

Cuando peino mis canas cada mañana, se que debería haber muerto a los veinte en aquella guerra que nadie entendía, a los 35 en aquella afrenta por ridículas fronteras, o a los 45 en absurda lucha por unos kilómetros de desierto, en la que la única medalla eran unos millones mas o menos de granos de arena, pero en todas y cada una de ellas, no había mujeres o niños tras los cuales escudarnos.

Solo estábamos los que opinábamos que unos habrían de morir, para que otros vivieran. Entendíamos, que todos no podíamos respirar el mismo aire y por eso nos debíamos matar. Y lo hacíamos… y lo hicimos.

Pero ya no entiendo nada. Si se olvidan los códigos, si los guerreros se esconden en colegios y los contrarios bombardean estos, por aquello de que 40 niños muertos significa 1 enemigo menos y 40 futuros enemigos exterminados… entonces la diosa de la guadaña, campa a sus anchas y no ha de laborar, porque le damos la cosecha ya recogida. Y eso, no es bueno.

Dios… dioses… de ambos bandos, seáis quienes seáis…¿acaso no es el momento de que iluminéis a los borregos de vuestros rebaños? ¿Hasta cuando y hasta cuantos han de expirar?

¡Joer que futuro!… y ahora permítanme cerrar el post de hoy con una pregunta:

¿La respuesta está en el viento?

Una de las canciones más emblemáticas de los 60’s,
obra del poeta del rock Robert Zimmerman, (Bob Dylan).
A los 21 años, Dylan compone la canción “Blowin’ in the Wind”.
1962… Tiempos de crisis, guerras, discriminación
racial y religiosa, conflictos sociales, violencia, desamor…

Antes de que lo llamen un hombre?
Cuántos mares debe una paloma blanca navegar
Antes de descansar sobre la arena?
Cuántas veces aún las balas de cañón deben volar
Antes de caer para siempre?
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…
Cuántos años debe una montaña existir
Hasta que se desvanezca en el mar?
Cuántos años debe alguna gente vivir
Antes de que se les permita ser libres?
Cuántas veces puede un hombre volver su cabeza
Y fingir que simplemente no ve?
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…
Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba
Antes que pueda ver el cielo?
Cuántos oídos debe un hombre tener
Hasta que pueda oír el llanto de su prójimo?
Cuántas muertes le llevará hasta darse cuenta
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…
La respuesta, mi amigo, está flotando en el viento…

http://es.youtube.com/watch?v=ced8o50G9kg

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