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El Unicaja de Málaga volvió a tropezar en la Euroliga, esta vez con estrépito ante un Lokomotiv Kuban que demostró ser muy superior en la segunda mitad del choque. La abultada derrota cae como un jarro de agua fría sobre los malagueños, incapaces de levantar cabeza tampoco en la máxima competición continental..
El conjunto local tomó la iniciativa al inicio del encuentro gracias a sus robos de balón, que les permitían sumar con facilidad en contraataque. La alegría duró lo que tardaron Ryan Broekhoff y Malcolm Delaney en sacar su muñeca a pasear, dándole la vuelta al electrónico con un parcial de 0 - 10.
La entrada a pista del joven Alberto Díaz puso orden en el ataque malagueño, y de la mano de un inspirado Mindaugas Kuzminskas, colocaban a su equipo seis puntos arriba. El acierto exterior y la durísima defensa rusa, no castigada por el trío arbitral ante la desesperación de la grada, acababan poniendo las tablas al final del primer periodo (16 - 16).
El equipo de Joan Plaza no estaba dispuesto a perderle la cara al encuentro y salió a por todas en el arranque del segundo cuarto. Edwin Jackson y Dani Díez se erigieron los líderes ofensivos de un Unicaja mucho más activo en defensa y rebote que en los instantes iniciales del choque.
Con los andaluces con una máxima ventaja de 7 puntos, el Lokomotiv Kuban volvió a realizar un despliegue físico descomunal atrás para dejar secos a los cajistas. La guinda la puso un excepcional Malcolm Delaney, que con 8 puntos consecutivos en apenas dos minutos echaba por tierra todo el buen trabajo de los locales en la primera mitad (32 - 34).
La exhibición del base estadounidense dejó muy tocado al conjunto malacitano, lejos de mostrar síntomas de recuperación tras el descanso. Y siguiendo la tónica de las últimas semanas en la Euroliga, el arbitraje volvió a tomar partido y no precisamente a favor de los verdes, permitiendo cualquier tipo de contacto al equipo de Bartzokas
Cuando peor pintaban las cosas, Will Thomas anotaba seis puntos consecutivos para sacar las las castañas del fuego, pero los visitantes volvieron a exhibir su desmesurado acierto exterior y con cinco triples consecutivos rompían el encuentro (47 - 60).
La frustración del Martín Carpena acabó desviándose hacia la pobre actuación de los suyos, superados claramente en ambos lados de la pista ante un equipo superior física y mentalmente. La entrada a pista de Nemanja Nedovic, que se vestía de corto pese a venir del hospital, era insuficiente como revulsivo.
Los de Málaga trataban de reengancharse con triples de Jackson y Díez, pero cualquier intento de reacción encontraba su respuesta en el bando visitante desde el 6,75. No hizo prisioneros el Lokomotiv Kuban y acabó propinando una soberana paliza a un Unicaja sin alma que ya no funciona ni en Europa.
El Betis Baloncesto falló en el momento clave. O, mejor dicho, un Covirán Granada guerrero y voluntarioso le hizo fallar, hasta el punto de meterlo en un lío del que probablemente no vaya a salir. Los granadinos, que perdían hasta por nueve puntos a menos de cuarto y medio para el final, se repusieron hasta el punto de lograr una victoria que le deja con más vida aún de lo que ya parece. El Betis depende de sí mismo pero tendrá que ganar nada menos que en Madrid si no quiere consumar el descenso.
El Betis Baloncesto ha caído esta tarde en San Pablo ante el Barça, cuya victoria le sirve para mantener el liderato de la liga ACB justo antes de desplazarse a Kaunas para intentar certificar su clasificación para la "Final Four" de la Euroliga. Los verdiblancos, muy laxos y endebles durante la primera mitad, han llegado demasiado tarde al choque y, cuando han despertado, ya era demasiado tarde para intentar apretar de verdad. Pese a ello la derrota previa del Covirán Granada le sirve para permanencer fuera del descenso,
El Betis Baloncesto ha conseguido esta noche una victoria tan necesaria como ciertamente engañosa frente al colista de la liga ACB, el Carplus Fuenlabrada que, pese a sumar solamente cuatro triunfos y ponerse veinte abajo en el segundo cuarto, le ha peleado el triunfo a los de Casimiro -aunque sin llevarles al límite- casi hasta el final.
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