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Un poema de Esther Videgain

La mirada quedó dormida en su monótona vida sin destino

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La mirada dormida,
el tercer ojo de este alma apagada en su espíritu,
llega tarde la tenue luz de la vieja esperanza ya perdida en su ausencia.

La mirada dormida,
donde no hay más opción para el ciego con vista cansada en su falso engañado corazón,
su tic-tac era muy monótono, sucio y tenebroso, marcaba la hora del final de ese extraño querer.

La mirada dormida,
de aquel medio demonio que intentó ser un ángel algo travieso en su ser,
el cambio se dio poco después de aquella pérdida de ése que observa tu falta de besos y de los mil abrazos que iluminan el triste karma.

La mirada dormida,
un día se fundió tus bellos ojos en su lloro,
lentamente, se volvió a encender un poco esas retinas que dan vida mas guardan esos mil silencios mudos en los tormentos de esta sucia vida.

La mirada quedó dormida en su monótona vida sin destino

Un poema de Esther Videgain
Esther Videgain
domingo, 31 de enero de 2016, 10:16 h (CET)
La mirada dormida,
el tercer ojo de este alma apagada en su espíritu,
llega tarde la tenue luz de la vieja esperanza ya perdida en su ausencia.

La mirada dormida,
donde no hay más opción para el ciego con vista cansada en su falso engañado corazón,
su tic-tac era muy monótono, sucio y tenebroso, marcaba la hora del final de ese extraño querer.

La mirada dormida,
de aquel medio demonio que intentó ser un ángel algo travieso en su ser,
el cambio se dio poco después de aquella pérdida de ése que observa tu falta de besos y de los mil abrazos que iluminan el triste karma.

La mirada dormida,
un día se fundió tus bellos ojos en su lloro,
lentamente, se volvió a encender un poco esas retinas que dan vida mas guardan esos mil silencios mudos en los tormentos de esta sucia vida.

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Poco a poco se va alejando, pero sigo escuchando su corazón latir. Todavía domina mi cuerpo pero su actuación, pronto terminará. El escritor se muere, se apagará para siempre, no volverá a nacer, yo espero que no, pues nació de un parto difícil y pocas cosas aportó.

2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008: siete años que no nos deja la lluvia, siete años llevándolo y es mucho tiempo en que no comprendo la razón. ¿Cuándo acabará ésto?, tendré paciencia. Lulita, hijita, coge el paraguas, soy la de la sombrilla en que descansas, la de las sábanas blancas, la que consigue el amor cuando la lluvia le cae encima de manera despiadada.

Hojas de colores, variopintos sabores, bolsos sin dinero, discos de vinilo, cassettes en el coche, el Renault Dacia Logan que pude comprarme... Oyen que a velocidad se acerca otro coche por la carretera, entre luces y sombras y no es un coche barato...

 
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