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Las pensiones de los jubilados

La vida no regala nada. Hay quien prefiere el colchón muelle a la tabla con clavos, pero esta da mejores frutos
Manuel Villegas
sábado, 8 de octubre de 2022, 11:36 h (CET)

Hablo en plural porque son distintas las cantidades que estos perciben y diferentes para cada uno de ellos, y así mismo también ellos son desiguales, pues proceden de disímiles categorías profesionales.

         

Por las mañanas suelo con asiduidad escuchar la radio y oír lo que se manifiesta en cada emisora, según sea de la distinta tendencia política que la patrocine.

         

Hoy escuchando una percibí que estaban hablando sobre las pensiones de los jubilados y el propósito del Gobierno de subirles a estos el IPC del año pasado, es decir, un 8%, poco más o menos.

         

Cierto señor manifestaba que eso era un atraso que íbamos a la ruina porque con esa determinación viviríamos en el pasado sin mirar al futuro, que era un disparate que se subiese esa porcentaje porque las arcas españolas no estaban para soportar tal dispendio, que se podría arruinar nuestro estado del bienestar.

         

Me hubiese gustado hablar con él para decirle que, si hoy él y todos los que vivimos gozamos de este “estado de bienestar” es gracias a los que hoy están jubilados que dieron su trabajo, su esfuerzo y su sacrificio, trabajando en situaciones, a veces inhumanas, durante cuarenta, cincuenta o sesenta años. Que a muchos de ellos los prejubilaron en contra de su voluntad, pero se buscaba el interés de la empresa, consentido por los Gobiernos de turno, antes que el de los trabajadores.

         

De su salario se les descontaba la cantidad suficiente para subvenir a las pensiones, o sea, que no reciben nada gratis. Lo han pagado con anterioridad. Que le descontaron de su sueldo el IRPF, en su momento y ahora se lo vuelvan a deducir de la cantidad que perciben por jubilación. Se duplica la deducción y no pueden protestar.


Que el sistema de pensiones hay que modificarlo, regularlo y hacerlo más viable, porque tal y como está es una ruina. Totalmente de acuerdo, pero los jubilados no son los responsables de ello. Bastante han tenido con soportar que se les dedujese de sus nóminas la cantidad que fuese para subvenir a las pensiones.

         

No es cosa de llorar por la leche derramada ni buscar culpables, pero los responsables de esta situación son todos los Gobiernos que hemos tenido, desde la Dictadura. ¡Jamás los trabajadores!

         

Otro de los interlocutores decía que era una injusticia que se subiese esa cantidad a un señor que cobrase la pensión máxima como a otro que percibiese la mínima. ¿Podremos tener juicio suficiente para dilucidad por qué se da esta situación?

         

Quien cobre la pensión máxima es porque durante su vida laboral ha cotizado, pagado, la mayor cantidad deducible por tal concepto, es decir, mensual, o semanalmente, según le abonasen su salario, le deducían el importe determinado. Creo que no es muy difícil de comprender, siempre que se tenga ánimo para ello, y no se sea un obtuso mental o un empecinado negacionista. Quien haya cotizado por lo mínimo que perciba lo mínimo, no puede pretender el máximo.

         

A todos los nacidos. La vida les ofrece en principio las mismas oportunidades, estamos hartos de conocer a personas que han logrado una enorme fortuna y procedían de los estratos más bajos de la sociedad, pero con su tesón, esfuerzo y sacrificios han logrado multiplicar los talentos con los que les dotó la Naturaleza, los han hecho producir y hoy poseen grandes fortunas. De la misma manera que hay personas que han tenido una cuna de rosas y todos los medios posibles a su alcance y han despilfarrado todo, destruyendo la herencia de sus mayores.

         

Lo que sería una injusticia sería medir a todos por el mismo rasero o pagarle más a quien menos lo merezca por un no sé qué buenismo igualitario, cuando  todos los seres humanos hemos desarrollado nuestra vida de forma diferente.

         

Hay quien empezó a trabajar a los diecinueve años, otros a los catorce o quince, al mismo tiempo estudió y consiguió, tras mucho esfuerzo y sacrificio, un doctorado en cualquier carrera, mientras sus amigos y compañeros se iban a jugar s los billares y le recriminaba que estudiase.

         

La vida no regala nada, lo que se consigue, glosaré a Winston Churchill, es a base de sangre, sudor, lágrimas y mucha sacrificio. Hay quien prefiere el colchón muelle a la tabla con clavos, pero esta da mejores frutos.

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