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El seguimiento insustancial en contra de las responsabilidades es la verdadera guerra

​Vertientes comunitarias

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Las experiencias se suceden a ritmos trepidantes, nos vemos sobrepasados en excesivas ocasiones, sin tiempo para asimilarlas ni para la elaboración de las respuestas adecuadas. Sin embargo, esa captación de cuanto nos sucede de cerca o de lejos, supone poner los pies en la tierra para futuros procesamientos mentales y decisiones al respecto. Sólo el análisis de los aconteceres cotidianos nos permite acercarnos a la percepción de sus características. Extraemos de todo ello una serie de NOCIONES comprensivas para situarnos personalmente. Como suele ocurrir, la anulación de dichos procesos ocasiona lamentables desperfectos en las relaciones sociales, con secuelas duraderas.


Tampoco es cuestión de limitarse al registro de los hechos o comportamientos para una clasificación de mayor o menor enjundia. A las ideas previas surgidas de una elaboración mental reflexiva se les supone una importancia radical; es decir, ese pensamiento A PRIORI tan encomendado por Kant, parece más apropiado al bagaje de las personas, con su inteligencia, razón y el resto de cualidades. Pensar las cosas y actuar en consecuencia. En esta actitud caben también los excesos, con peligrosos efectos secundarios. Nadie es dueño de la balanza. Su relación con las variadas experiencias es insoslayable; aislar esas nociones previas nos conduce a una enajenación.


El lenguaje en un sentido amplio, sus expresiones y las malas artes, son susceptibles de convertirse en artimañas de lo más efectivas. En el mundo antiguo se trataba con los sofistas, grandes conocedores del uso amañado de cualquier recurso, para la ayuda a veces, pero sobre todo para el propio beneficio de los mañosos. También en la actualidad destacan estos aprendizajes de las retóricas oportunas para los abusos, propagandas, engaños y trapisondas. Los formatos modernos apuntan a los supuestos expertos, los INFLUENCIADORES, adscritos a determinados montajes. La independencia de los razonamientos no se vislumbra; en todo caso, puesta al servicio del mejor postor.


La acumulación simple apenas representa un bulto, ocupa un espacio, requirió un tiempo para llevarla a cabo y su utilidad aún no pasó de la fase potencial. Se practica con los objetos más dispares, con los ánimos bien diferentes, por afanes de mero coleccionismo, utilidades, comercio o para cubrir las necesidades básicas. Algo semejante ocurre con los conocimientos adquiridos, a través del estudio, los más inverosímiles aprendizajes, viajes o lecturas. En los sectores intelectuales se pone de manifiesto el carácter RENQUEANTE de la erudición por sí sola, incluso está disponible en Internet. Será su asimilación, aplicación y proyección, las definitorias de su verdadero significado y calidad.


Quizá no sea ya discutible, el desconcierto ha implantado sus reales de manera intransigente; hemos sido capaces de generar unas abundancias manifiestas, aunque no sabemos como utilizarlas. Apuntamos al aturdimiento decisorio en medio del apabullante ruido generado. El ajetreo conduce a decisiones simplificadas y además suelen ser intolerantes, no queda tiempo para el diálogo. Por el contrario, la búsqueda de lo MEJOR es asunto complejo. Lo bueno varía con el tiempo, mañana puede resultar perjudicial. Los matices diversifican el carácter óptimo de las cosas, son diferentes para las peculiaridades de las personas. Ese dinamismo dialéctico se echa mucho de menos en los ámbitos de supuesto talente democrático.


Aparte de todas las disquisiciones posibles con el reporte de argumentaciones sin fin, aun con las conclusiones obtenidas y las decisiones consiguientes; pueden servir de muy poco si no se cuenta con las buenas ejecuciones de lo planeado. Las reglamentaciones óptimas, las más laboriosas actuaciones, las exposiciones de mayor prestancia, vistas así en un plano general, apenas representan un decorado superficial.


En las diversas profesiones, en la familia, en la gestión pública; el sello de su auténtica calidad viene determinado por la DISPOSICIÓN INTERIOR de la persona actuante. Esta también varía según el momento, pero resulta clave a la hora de detectar las aportaciones selectas.


A pesar de las magníficas cualidades atesoradas, demostradas también, no parece lógico, pero proliferan los comportamientos contraproducentes; no sólo derivados de errores imprevisibles, sino apoyados por razonamientos verdaderamente descorazonadores. ¿Cómo es posible haber pensado y actuado en ese sentido tan nefasto? En su Are youstupid, MihaiNadin, nos ofrecía un concienzudo repaso de la malversación de las elaboraciones mentales propias y ajenas; los grupos sociales adoptan actitudes de lo más irracionales en seguimiento de directrices nefastas. De ahí la ESTUPIDEZ, porque no se debe a la ignorancia, sino a la dejadez de unos protagonistas frívolos.


En los diferentes ámbitos se reproducen los encontronazos entre la realidad y como la cuentan las diferentes perspectivas. Comprobamos como la simple disparidad de criterios o percepciones no es suficiente para las divergencias observadas. Estas van a mayores discordancias. Se han ido dejando de lado las comprobaciones fehacientes, para acostumbrarnos a los relatos amañados por los intereses sectarios de cada ocasión, son relatos SUPLANTADORES de los hechos reales; a estos se les presta escasa atención, el relato se impone con el añadido demagógico de las maniobras mediáticas. De ahí las memorias sin historia, las educaciones sin conceptos, o las éticas para cada ocasión o protagonista.


Es evidente la insuficiencia de la inteligencia para situarnos con una mínima dignidad, son precisas otras cualidades conocidas, pero desdeñadas en momentos cruciales. A diario descubrimos disyuntivas en las cuales hemos de dilucidar las decisiones con responsabilidad. Vuelvo insistir en las percepciones particulares como un serio elemento de disparidad de criterios. Recalcando el papel negativo de las diferentes personas inteligentes que se muestran en determinados momentos cruciales como IDIOTAS ÚTILES, porque abdican de sus indudables capacidades para plegarse al seguidismo de conductas nefastas en  contra de la sociedad, en guerras, epidemias, xenofobias, medidas de gobierno o creando confusiones.


Nunca dispondremos de las soluciones contundentes, ese es nuestro sino en el cual priva la incertidumbre y esa especie de libertad personal sometida a limitaciones de diferente grado y matices. La idea del KARMA personal, esa serie de complejas influencias cósmicas, biológicas y anímicas; convierte en única cada elaboración individual de su presencia en el mundo.


Ahora bien, admitidas las peculiaridades, parece impropio escudarnos en ellas para eludir esa cuota de libertad disponible, con su repercusión sobre las demás personas. La RESPONSABILIDAD de las actuaciones es relevante para cualquier consideración.


En las condiciones personales y en las influencias comunitarias derivadas; no prestarle atención no elimina su potencial.

​Vertientes comunitarias

El seguimiento insustancial en contra de las responsabilidades es la verdadera guerra
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 8 de julio de 2022, 09:59 h (CET)

Las experiencias se suceden a ritmos trepidantes, nos vemos sobrepasados en excesivas ocasiones, sin tiempo para asimilarlas ni para la elaboración de las respuestas adecuadas. Sin embargo, esa captación de cuanto nos sucede de cerca o de lejos, supone poner los pies en la tierra para futuros procesamientos mentales y decisiones al respecto. Sólo el análisis de los aconteceres cotidianos nos permite acercarnos a la percepción de sus características. Extraemos de todo ello una serie de NOCIONES comprensivas para situarnos personalmente. Como suele ocurrir, la anulación de dichos procesos ocasiona lamentables desperfectos en las relaciones sociales, con secuelas duraderas.


Tampoco es cuestión de limitarse al registro de los hechos o comportamientos para una clasificación de mayor o menor enjundia. A las ideas previas surgidas de una elaboración mental reflexiva se les supone una importancia radical; es decir, ese pensamiento A PRIORI tan encomendado por Kant, parece más apropiado al bagaje de las personas, con su inteligencia, razón y el resto de cualidades. Pensar las cosas y actuar en consecuencia. En esta actitud caben también los excesos, con peligrosos efectos secundarios. Nadie es dueño de la balanza. Su relación con las variadas experiencias es insoslayable; aislar esas nociones previas nos conduce a una enajenación.


El lenguaje en un sentido amplio, sus expresiones y las malas artes, son susceptibles de convertirse en artimañas de lo más efectivas. En el mundo antiguo se trataba con los sofistas, grandes conocedores del uso amañado de cualquier recurso, para la ayuda a veces, pero sobre todo para el propio beneficio de los mañosos. También en la actualidad destacan estos aprendizajes de las retóricas oportunas para los abusos, propagandas, engaños y trapisondas. Los formatos modernos apuntan a los supuestos expertos, los INFLUENCIADORES, adscritos a determinados montajes. La independencia de los razonamientos no se vislumbra; en todo caso, puesta al servicio del mejor postor.


La acumulación simple apenas representa un bulto, ocupa un espacio, requirió un tiempo para llevarla a cabo y su utilidad aún no pasó de la fase potencial. Se practica con los objetos más dispares, con los ánimos bien diferentes, por afanes de mero coleccionismo, utilidades, comercio o para cubrir las necesidades básicas. Algo semejante ocurre con los conocimientos adquiridos, a través del estudio, los más inverosímiles aprendizajes, viajes o lecturas. En los sectores intelectuales se pone de manifiesto el carácter RENQUEANTE de la erudición por sí sola, incluso está disponible en Internet. Será su asimilación, aplicación y proyección, las definitorias de su verdadero significado y calidad.


Quizá no sea ya discutible, el desconcierto ha implantado sus reales de manera intransigente; hemos sido capaces de generar unas abundancias manifiestas, aunque no sabemos como utilizarlas. Apuntamos al aturdimiento decisorio en medio del apabullante ruido generado. El ajetreo conduce a decisiones simplificadas y además suelen ser intolerantes, no queda tiempo para el diálogo. Por el contrario, la búsqueda de lo MEJOR es asunto complejo. Lo bueno varía con el tiempo, mañana puede resultar perjudicial. Los matices diversifican el carácter óptimo de las cosas, son diferentes para las peculiaridades de las personas. Ese dinamismo dialéctico se echa mucho de menos en los ámbitos de supuesto talente democrático.


Aparte de todas las disquisiciones posibles con el reporte de argumentaciones sin fin, aun con las conclusiones obtenidas y las decisiones consiguientes; pueden servir de muy poco si no se cuenta con las buenas ejecuciones de lo planeado. Las reglamentaciones óptimas, las más laboriosas actuaciones, las exposiciones de mayor prestancia, vistas así en un plano general, apenas representan un decorado superficial.


En las diversas profesiones, en la familia, en la gestión pública; el sello de su auténtica calidad viene determinado por la DISPOSICIÓN INTERIOR de la persona actuante. Esta también varía según el momento, pero resulta clave a la hora de detectar las aportaciones selectas.


A pesar de las magníficas cualidades atesoradas, demostradas también, no parece lógico, pero proliferan los comportamientos contraproducentes; no sólo derivados de errores imprevisibles, sino apoyados por razonamientos verdaderamente descorazonadores. ¿Cómo es posible haber pensado y actuado en ese sentido tan nefasto? En su Are youstupid, MihaiNadin, nos ofrecía un concienzudo repaso de la malversación de las elaboraciones mentales propias y ajenas; los grupos sociales adoptan actitudes de lo más irracionales en seguimiento de directrices nefastas. De ahí la ESTUPIDEZ, porque no se debe a la ignorancia, sino a la dejadez de unos protagonistas frívolos.


En los diferentes ámbitos se reproducen los encontronazos entre la realidad y como la cuentan las diferentes perspectivas. Comprobamos como la simple disparidad de criterios o percepciones no es suficiente para las divergencias observadas. Estas van a mayores discordancias. Se han ido dejando de lado las comprobaciones fehacientes, para acostumbrarnos a los relatos amañados por los intereses sectarios de cada ocasión, son relatos SUPLANTADORES de los hechos reales; a estos se les presta escasa atención, el relato se impone con el añadido demagógico de las maniobras mediáticas. De ahí las memorias sin historia, las educaciones sin conceptos, o las éticas para cada ocasión o protagonista.


Es evidente la insuficiencia de la inteligencia para situarnos con una mínima dignidad, son precisas otras cualidades conocidas, pero desdeñadas en momentos cruciales. A diario descubrimos disyuntivas en las cuales hemos de dilucidar las decisiones con responsabilidad. Vuelvo insistir en las percepciones particulares como un serio elemento de disparidad de criterios. Recalcando el papel negativo de las diferentes personas inteligentes que se muestran en determinados momentos cruciales como IDIOTAS ÚTILES, porque abdican de sus indudables capacidades para plegarse al seguidismo de conductas nefastas en  contra de la sociedad, en guerras, epidemias, xenofobias, medidas de gobierno o creando confusiones.


Nunca dispondremos de las soluciones contundentes, ese es nuestro sino en el cual priva la incertidumbre y esa especie de libertad personal sometida a limitaciones de diferente grado y matices. La idea del KARMA personal, esa serie de complejas influencias cósmicas, biológicas y anímicas; convierte en única cada elaboración individual de su presencia en el mundo.


Ahora bien, admitidas las peculiaridades, parece impropio escudarnos en ellas para eludir esa cuota de libertad disponible, con su repercusión sobre las demás personas. La RESPONSABILIDAD de las actuaciones es relevante para cualquier consideración.


En las condiciones personales y en las influencias comunitarias derivadas; no prestarle atención no elimina su potencial.

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