Es una tradición en Paraguay que cuando el Partido Colorado se encuentra ante una inminente derrota electoral, algunos eminentes tribunos de esa agrupación acusen a sus adversarios de estar involucrados en secuestros y otros crímenes de lo peor, tanto que prácticamente ya es considerado por la población como un pródromo, presagio o aura.
En ese contexto, un matrimonio llamó a conferencia de prensa con intenciones de salpicar de alguna forma al favorito para ganar la Intendencia de Asunción, el socialdemócrata Mario Ferreiro, en un secuestro que los afectara décadas atrás.
Ferreiro tendría cierta culpa en dicho secuestro, según el matrimonio de Antonio y Maria Edith Debernardi, dado que un pariente de una persona vinculada al crimen hoy se candidata como concejal municipal en su lista. La mayoría interpretó la acusación como un desesperado intento montado por el intendente Arnaldo Samaniego, quien no ha escatimado recursos en búsqueda de lograr su reelección.
Entre otros argumentos utilizados, contrató a varios astros del fútbol para un anuncio de campaña que causó hilaridad en internet. En el comercial varios futbolistas aparecían apoyando a Samaniego, pero ninguno vivía en Asunción, hecho que desató la burla generalizada, y evidenció que se encuentra al borde de un ataque de nervios ante la inminente derrota.
Mario Ferreiro lamentó que ciertos referentes de la sociedad asuncena todavía tengan vestigios del pensamiento totalitario impuesto por la dictadura de Stroessner, y consideren delito ser pariente de alguien. Precisamente el matrimonio Debernardi heredó una inmensa fortuna amasada a la sombra de las dictaduras anticomunistas.
Maria Edith Bordón de Debernardi fue secuestrada en un polémico plagio que tuvo como derivación otro secuestro, el de los supuestos secuestradores, y sobre el cual se ciernen sospechas de haber sido un acto de terrorismo de estado. El 19 de enero del año 2002, el pequeño partido de izquierda radicalizada Patria Libre fue acusado sorpresivamente de haber materializado el secuestro de Maria Edith.
Paralelamente, habían desaparecido dos líderes del grupo, Juan Arrom y Anuncio Martí. Ambos fueron hallados por sus propios familiares catorce días después, en poder de organismos de seguridad del estado, en una prisión clandestina. La confusa trama de estos hechos, fue narrada por los hermanos Cristina, Carmen, Marina, María Auxiliadora, Rossana y Felipe Arrom en el libro “Verdades de un secuestro”. Según las versiones más perturbadoras, la intención de esa detención clandestina fue simplemente encubrir a los verdaderos autores del primer secuestro.
Sea cual fuere la verdad nunca dilucidada del todo sobre aquellos hechos, la politización de aquel secuestro ha generado el rechazo de la mayoría de la sociedad asuncena.
La mayoría ya sabe que declaraciones con este énfasis y tono, ya son un clásico entre los discursos colorados cuando saben que van a perder elecciones. Así que resultan doblemente perniciosas para ellos mismos: Perjudican a su propio candidato mostrando la hilacha autoritaria ante una sociedad indiferente a vilipendios de este tipo, y confirman que se cierne sobre la ANR una nueva derrota.
La premonición también se apoya en las encuestas y el sentir del pueblo, que van corroborando los sondeos, sembrando desazón en las carpas coloradas sobre todo al notar que empezaron a teñir de otro color y no justamente del cual esperaban desde las altas esferas del poder.