Para el lunes, 26 de octubre, estaba anunciado un Consejo de ministros extraordinario para aprobar el Real Decreto de “Disolución del Congreso de los Diputados y del Senado y de convocatoria de elecciones Generales”.

Ya había anunciado Rajoy que las elecciones se celebrarán el 20 de diciembre y todo el mundo esperaba que se anunciara el contenido del Real Decreto según establecen la Constitución (artículo 115) y la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (artículo 42.1)

Por eso, a la espera de la publicación del Real Decreto en el que lo único novedoso estaría en la variación del número de diputados de algunas demarcaciones (Jaén y Valencia perderán un diputado en beneficio de Cádiz y Málaga), el interés se concentraba en otro sitio: En la conferencia matutina del embajador de Japón, Kazuhiko Koshikawa, que presentaba la Secretaria General del Tesoro y Política Financiera Rosa María Sánchez-Yebra, en la que era de prever que éste explicaría, además de las relaciones entre los dos países, las perspectivas de futuro del país nipón.

Y es que en Japón, donde están soportando una crisis importante, hay algunas características que merecen atención: Gobierno del Partido Liberal Democrático con un Primer ministro Liberal (Shinzó Abe). Deuda Pública de 8.985.827 millones de euros, que representa el 242,59 % de su PIB (la más elevada del mundo). Mercado interior potente y competitivo. Subida de salarios en una economía donde los intereses de capital (ahorro) tienen intereses negativos que obligan a que el dinero tenga que salir e invertirse. Previsión de crecimiento del 2,9 %. Economía nacional sustentada en la demanda interna y sufriendo la desaceleración del gigante asiático chino. Y la necesidad de acometer reformas con las que enfrentarse a las necesidades del momento.

Citados por el embajador Koshikawa los datos relativos a las relaciones entre España y Japón, hubo una referencia graciosa y exótica al origen de la relación internacional entre los dos países: La que protagonizaron el samurái Hasekura Tsunenaga y el fraile franciscano Luis Sotelo que, tras cruzar el océano Pacífico, llegaron a la gaditana Sanlúcar de Barrameda, en octubre de 1614, y comenzaron unas relaciones entre países que han seguido durante 400 años y han producido, entre otros, el feliz acontecimiento de la existencia en España de al menos 600 ciudadanos apellidados Japón.

Después, el bien estructurado discurso del embajador se dedicó a explicar las realidades y los problemas de su país; y las medidas o reformas emprendidas para acometerlas: Favorecer la incorporación de la mujer en el mundo del trabajo. Demografía decreciente que ha de compensarse favoreciendo la inmigración. Buscar fórmulas para hacer competitivas actividades como la Agricultura y la Sanidad. Reformas fiscales para alcanzar superávit en 2.020. Aumento del impuesto al consumo, del 8 al 10 %, para alcanzar la estabilidad en 2017. Reforma de la Seguridad Social con unos pensionistas que cobran pensiones muy altas, donde la esperanza de vida es aún superior a la de España y donde las pensiones deberán recalcularse en función de las cotizaciones sociales y la esperanza de vida. Cambios en la actividad empresarial para mantener la competitividad en actividades punteras (industria aviación, motores eléctricos, fibra de carbono, energías limpias basadas en la pila de hidrógeno). Buscar el equilibrio político en la zona apelando a la Corte Internacional de Justicia. Políticas para la paz con reformas en materia de seguridad para combatir el terrorismo. Y fomento de acuerdos y tratados para perfeccionar las reglas comerciales que definan el comercio del Siglo XXI, en donde destaca un deseado Tratado de libre comercio en la región del oeste asiático.

A pesar de la distancia, terminó el embajador, después de 400 años de relaciones, hay mucho en común entre España y Japón.

Aumento del impuesto al consumo aceptado por el pueblo. Fomento de la inmigración para compensar el decrecimiento demográfico. Intereses negativos para el ahorro. Recalculo de las pensiones, quizá a la baja, en función de la esperanza de vida. Competitividad en servicios sanitarios. Reformas fiscales.

Era lo que para hacer frente a la situación de crisis japonesa anunciaba el embajador Kazuhiko Koshikawa.

Al poco tiempo, hacia mediodía, el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy, ajeno al discurso del nipón, anunciaba la convocatoria formal de Elecciones Generales y hacía su balance de la legislatura. Algo más tarde, en un programa de RTVE emitido en la hora de más audiencia nocturna, el mismo Rajoy seguía con el análisis, se enfrentaba a una entrevista y contestaba a preguntas de electores sobre la legislatura que acaba, las perspectivas de futuro y propuestas electorales.

“Ei lo que ia”, recordé la frase que descubrí en el Valle de Arán cuando un aranés tradujo el título de la etiqueta de una prenda de abrigo.

“Ei lo que ia”, decía el dependiente, significa “Es lo que hay”. “Y el hallazgo del nombre de la marca ha tenido éxito. Con él, sin traducir del aranés, se anuncia algo reservado y adecuado para el clima y para allí.

“Ei lo que ia”: Rajoy.

Es lo que hay: Rajoy, con el punto de reserva gallego de Rajoy. Conocido. Previsible y sin concesiones. Su decir de siempre:

Vencer al paro como objetivo primero. Salir del Círculo del desplome en la caída de la España heredada. Pasar de destruir 1.430 empleos por día a crear 1.492. Pasar de recesión a crecer al 3,3 %. No crecemos por endeudamiento sino porque somos competitivos. Exportamos porcentualmente más que el Reino Unido, Alemania o USA. Saneamos el sistema financiero. Aumentó el crédito a las PYMES en un 14%. Confianza y afianzamiento del Sistema del Bienestar. Aumento del índice de confianza, del 68 del 2011 al 106 actual. Bajamos impuesto de renta y sociedades; y retenciones de asalariados y autónomos. Luchamos contra el fraude con una recaudación de 41.000 millones de euros y un afloramiento de 121.000 millones de euros ocultos. Se han eliminado 2.300 entidades públicas. Ha bajado la energía y no hay déficit tarifario. Frente al desafío secesionista que ha fracturado la sociedad catalana, defensa de la Ley con prudencia y responsabilidad. Lucha contra la corrupción, aflorando casos y con libertad absoluta de Policía, Fiscalía y Justicia. Integración en Europa. Orgullo de presidir el Gobierno. Agradecimiento a la Corona con un ejemplo en el cambio de la Jefatura del Estado. España es un país moderno estable y con unas instituciones que funcionan. Quedan cosas pendientes que hacer en próxima legislatura.

Total, Japón y los 600 andaluces de Japón. También el “Ei lo que ia” que es Rajoy.