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Opinión
Etiquetas | Margarita Robles | Ministra | Defensa | CNI | Cataluña
Margarita Robles es militante del PSOE, pero lo disimula muy bien. El otro día su arenga fue aplaudida por la bancada popular

Ministra, de qué se ríe

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La visión televisiva de la ministra de Defensa, Margarita Robles, tirando balones fuera en el Congreso de los Diputados en lugar de contar a los españoles de dónde sale toda la pestilencia que emanan las cloacas del Estado, y, especialmente, las que tienen su origen en el CNI, dependiente de su ministerio, me trajo a la memoria un poema de Mario Benedetti que, tal vez, alguno de los lectores haya escuchado en la voz de Nacha Guevara. 


Benedetti escribió y Nacha cantó «En una exacta/foto del diario/señor ministro/del imposible/vi en pleno gozo/y en plena euforia/su rostro simple/seré curioso/señor ministro/de qué se ríe/de qué se ríe”. Y a mi, señora ministra de los “milicos” su visión en el banco azul del Gobierno llena de prepotencia, con desprecio (ignorando un medio de comunicación como el New Yorker), o su desconocimiento del medio era pura ignorancia?, me dio la impresión que usted nos estaba mintiendo y encima riendo, y me atrevo a preguntarle, señora ministra, de qué se ríe?, porque con su actitud estaba ciscándose, metafóricamente, en los derechos fundamentales recogidos en esa Constitución tan alabada por los de su estirpe.


Todo empezó hace unos días cuando un periodista del prestigioso medio norteamericano The New Yorker, Román Farrow, ganador de un premio Pulitzer el año 2018, publicó un reportaje hablando de un informe de la organización Citizen Lab, grupo de la Universidad de Toronto, donde se afirma que más de 60 personalidades catalanas relacionadas con el independentismo habían sido espiadas por el Gobierno español de manera fraudulenta mediante el programa PEGASUS de una conocida empresa israelita, programa que esta empresa tan solo vende a Gobiernos para que puedan espiar y prevenir la delincuencia y el terrorismo.


Al día siguiente se puso en marcha todo un argumentario para desprestigiar al periodista y al medio, desde el PSOE se intentó matar al emisario, el tema era muy grave. Después de las llamadas al orden de medios como The Economist y organizaciones de la ONU y la Comunidad Europea poniendo en duda la calidad de la democracia española, llovía sobre mojado, y el informe sobre el espionaje emitido por Citizen Lab era una bofetada en toda la cara a un Gobierno PSOE/PODEMOS que va sacando pecho y presumiendo de ser el “más progresista de la historia de España”. Una parte de la prensa escrita de Madrid escondió el tema en sus portadas, y sólo lo ha sacado a relucir cuando han visto que podían hacer sangre contra Pedro Sánchez. Pero la prensa internacional no está sujeta al código de silencio que se crea mediante subvenciones y regalías, y tampoco es propiedad de los medios económicos españoles, y, por tanto, informó sobre este tema a sus lectores, cosa que tampoco hicieron las televisiones generalistas españolas.


La bola de nieve de la mentira, de la negación de la mayor, se iba haciendo más gruesa conforme rodaba por la pendiente del “sostenella y no emmendalla” ordenado por el Gobierno de Pedro Sánchez confiado en que el paso del tiempo haría olvidar este escollo en su camino. Pero de repente El País destapa que el espionaje si que ha existido, y lo corroboran fuentes del CNI, organismo que tiene la obligación de mantener en secreto lo que hace. Las cosas cambian, los espías reconocen que han hecho su trabajo, ahora el problema es conocer quien les ordenó hacerlo, porque espiando a políticos, parlamentarios, presidentes de Catalunya, empresarios y periodistas se estaban vulnerando los derechos fundamentales de todos ellos. Los pocos esfuerzos, ninguno más bien, que desde Madrid se estaban haciendo para que Catalunya dejará de incordiar y sus políticos volvieran al redil y olvidaran veleidades independentistas se habían ido por los desagües. 


El Gobierno catalán no puede sentarse a dialogar en la misma mesa que el Gobierno español, un Gobierno tahúr que ha ordenado espiarles y que, con el resultado del espionaje siempre tendrá ventaja sobre los espiados. Aunque la verdad, y es mi apreciación, hasta la fecha la Mesa de Negociación no ha servido para nada, tan sólo para que el PSOE vaya dando largas a los independentistas, a los que quiere entretener con su verborrea socialdemócrata.


Al final se ha descubierto el pastel, espiaban, y ahora el Gobierno español, con Margarita Robles como vocera, quiere seguir con su confuso discurso, les han pillado mintiendo, negando la mayor, y ahora todo son burdas excusas: dicen, son tan sólo 17 los espiados, no se ha espiado a ninguno de los políticos citados en el informe de Citizen Lab, se tenia permiso, quien lo solicitó y quien lo dio, del Tribunal Supremo, y el Supremo dice, seguramente también mintiendo, que ellos no han otorgado ningún permiso. Y la señora Robles, con su prepotencia habitual desde que es ministra de los “milicos” ante las preguntas sobre el espionaje al independentismo se alzó en su escaño y se pregunto retóricamente “Qué tiene que hacer un Estado, qué tiene que hacer un Gobierno, cuando alguien vulnera la Constitución, cuando alguien declara la independencia, ...” Ahí le traicionó el subconsciente y acabó con las intenciones de Sánchez de tener a ERC de su parte. 


La ministra militar tuvo una actuación más propia de las Salas de Bandera de los cuarteles del franquismo que de una política a la que se le suponen los valores de la izquierda y la democracia. En lugar de auspiciar resolver los problemas políticos con la política ella se inclina por la fuerza, al fin y al cabo ella es una parte del Gobierno y el Gobierno es el detentador del monopolio de la fuerza.


El Gobierno no tiene voluntad de solucionar este problema, se ha negado a que se cree una Comisión de Investigación sobre el tema alegando que los miembros del CNI en dicha Comisión pueden negarse a responder a las preguntas de los diputados y ha derivado la investigación a la Comisión de Secretos Oficiales donde los miembros del CNI tienen la obligación de responder. Pero se le ha olvidado indicar que los miembros de esta Comisión de Secretos Oficiales, a pesar de ser diputados, no pueden hacer público lo que allí se hable. En resumen, lector, ni usted ni yo, nos enteraremos de la verdad, aunque dudo que los espías vayan a contarla en esta comisión, si acaso lo harán, para ir al cielo, y en peligro de muerte, ante el confesionario.


Los independentistas catalanes en el Congreso han dado la espalda a Pedro Sánchez al que le costará rehacer los pactos mientras se siente en el Consejo de Ministros Margarita Robles. Algunos también pensamos que Pedro Sánchez puede mantenerla en su cargo y así poder ir fraguando un futuro “gobierno de salvación” de la mano de Feijóo, el nuevo factotum del Partido Popular. Desde luego el apoyo del independentismo catalán lo puede haber perdido ante el ardor guerrero que ha despertado en las arengas de sus ministras Robles, en Defensa, y Llop, en Justicia. Modérense señoras, que la política tiene que ser dialogo, y no atacar día si y día no al adversario, y más cuando es este el que les puso en el lugar que ocupan. Margarita Robles es militante del PSOE, pero lo disimula muy bien, el otro día su arenga fue aplaudida por la bancada popular mientras algún socialista avergonzado por sus palabras silbaba y miraba al techo del hemiciclo donde todavía están las huellas de las balas de Tejero y sus muchachos. 

Ministra, de qué se ríe

Margarita Robles es militante del PSOE, pero lo disimula muy bien. El otro día su arenga fue aplaudida por la bancada popular
Rafa Esteve-Casanova
viernes, 29 de abril de 2022, 09:26 h (CET)

La visión televisiva de la ministra de Defensa, Margarita Robles, tirando balones fuera en el Congreso de los Diputados en lugar de contar a los españoles de dónde sale toda la pestilencia que emanan las cloacas del Estado, y, especialmente, las que tienen su origen en el CNI, dependiente de su ministerio, me trajo a la memoria un poema de Mario Benedetti que, tal vez, alguno de los lectores haya escuchado en la voz de Nacha Guevara. 


Benedetti escribió y Nacha cantó «En una exacta/foto del diario/señor ministro/del imposible/vi en pleno gozo/y en plena euforia/su rostro simple/seré curioso/señor ministro/de qué se ríe/de qué se ríe”. Y a mi, señora ministra de los “milicos” su visión en el banco azul del Gobierno llena de prepotencia, con desprecio (ignorando un medio de comunicación como el New Yorker), o su desconocimiento del medio era pura ignorancia?, me dio la impresión que usted nos estaba mintiendo y encima riendo, y me atrevo a preguntarle, señora ministra, de qué se ríe?, porque con su actitud estaba ciscándose, metafóricamente, en los derechos fundamentales recogidos en esa Constitución tan alabada por los de su estirpe.


Todo empezó hace unos días cuando un periodista del prestigioso medio norteamericano The New Yorker, Román Farrow, ganador de un premio Pulitzer el año 2018, publicó un reportaje hablando de un informe de la organización Citizen Lab, grupo de la Universidad de Toronto, donde se afirma que más de 60 personalidades catalanas relacionadas con el independentismo habían sido espiadas por el Gobierno español de manera fraudulenta mediante el programa PEGASUS de una conocida empresa israelita, programa que esta empresa tan solo vende a Gobiernos para que puedan espiar y prevenir la delincuencia y el terrorismo.


Al día siguiente se puso en marcha todo un argumentario para desprestigiar al periodista y al medio, desde el PSOE se intentó matar al emisario, el tema era muy grave. Después de las llamadas al orden de medios como The Economist y organizaciones de la ONU y la Comunidad Europea poniendo en duda la calidad de la democracia española, llovía sobre mojado, y el informe sobre el espionaje emitido por Citizen Lab era una bofetada en toda la cara a un Gobierno PSOE/PODEMOS que va sacando pecho y presumiendo de ser el “más progresista de la historia de España”. Una parte de la prensa escrita de Madrid escondió el tema en sus portadas, y sólo lo ha sacado a relucir cuando han visto que podían hacer sangre contra Pedro Sánchez. Pero la prensa internacional no está sujeta al código de silencio que se crea mediante subvenciones y regalías, y tampoco es propiedad de los medios económicos españoles, y, por tanto, informó sobre este tema a sus lectores, cosa que tampoco hicieron las televisiones generalistas españolas.


La bola de nieve de la mentira, de la negación de la mayor, se iba haciendo más gruesa conforme rodaba por la pendiente del “sostenella y no emmendalla” ordenado por el Gobierno de Pedro Sánchez confiado en que el paso del tiempo haría olvidar este escollo en su camino. Pero de repente El País destapa que el espionaje si que ha existido, y lo corroboran fuentes del CNI, organismo que tiene la obligación de mantener en secreto lo que hace. Las cosas cambian, los espías reconocen que han hecho su trabajo, ahora el problema es conocer quien les ordenó hacerlo, porque espiando a políticos, parlamentarios, presidentes de Catalunya, empresarios y periodistas se estaban vulnerando los derechos fundamentales de todos ellos. Los pocos esfuerzos, ninguno más bien, que desde Madrid se estaban haciendo para que Catalunya dejará de incordiar y sus políticos volvieran al redil y olvidaran veleidades independentistas se habían ido por los desagües. 


El Gobierno catalán no puede sentarse a dialogar en la misma mesa que el Gobierno español, un Gobierno tahúr que ha ordenado espiarles y que, con el resultado del espionaje siempre tendrá ventaja sobre los espiados. Aunque la verdad, y es mi apreciación, hasta la fecha la Mesa de Negociación no ha servido para nada, tan sólo para que el PSOE vaya dando largas a los independentistas, a los que quiere entretener con su verborrea socialdemócrata.


Al final se ha descubierto el pastel, espiaban, y ahora el Gobierno español, con Margarita Robles como vocera, quiere seguir con su confuso discurso, les han pillado mintiendo, negando la mayor, y ahora todo son burdas excusas: dicen, son tan sólo 17 los espiados, no se ha espiado a ninguno de los políticos citados en el informe de Citizen Lab, se tenia permiso, quien lo solicitó y quien lo dio, del Tribunal Supremo, y el Supremo dice, seguramente también mintiendo, que ellos no han otorgado ningún permiso. Y la señora Robles, con su prepotencia habitual desde que es ministra de los “milicos” ante las preguntas sobre el espionaje al independentismo se alzó en su escaño y se pregunto retóricamente “Qué tiene que hacer un Estado, qué tiene que hacer un Gobierno, cuando alguien vulnera la Constitución, cuando alguien declara la independencia, ...” Ahí le traicionó el subconsciente y acabó con las intenciones de Sánchez de tener a ERC de su parte. 


La ministra militar tuvo una actuación más propia de las Salas de Bandera de los cuarteles del franquismo que de una política a la que se le suponen los valores de la izquierda y la democracia. En lugar de auspiciar resolver los problemas políticos con la política ella se inclina por la fuerza, al fin y al cabo ella es una parte del Gobierno y el Gobierno es el detentador del monopolio de la fuerza.


El Gobierno no tiene voluntad de solucionar este problema, se ha negado a que se cree una Comisión de Investigación sobre el tema alegando que los miembros del CNI en dicha Comisión pueden negarse a responder a las preguntas de los diputados y ha derivado la investigación a la Comisión de Secretos Oficiales donde los miembros del CNI tienen la obligación de responder. Pero se le ha olvidado indicar que los miembros de esta Comisión de Secretos Oficiales, a pesar de ser diputados, no pueden hacer público lo que allí se hable. En resumen, lector, ni usted ni yo, nos enteraremos de la verdad, aunque dudo que los espías vayan a contarla en esta comisión, si acaso lo harán, para ir al cielo, y en peligro de muerte, ante el confesionario.


Los independentistas catalanes en el Congreso han dado la espalda a Pedro Sánchez al que le costará rehacer los pactos mientras se siente en el Consejo de Ministros Margarita Robles. Algunos también pensamos que Pedro Sánchez puede mantenerla en su cargo y así poder ir fraguando un futuro “gobierno de salvación” de la mano de Feijóo, el nuevo factotum del Partido Popular. Desde luego el apoyo del independentismo catalán lo puede haber perdido ante el ardor guerrero que ha despertado en las arengas de sus ministras Robles, en Defensa, y Llop, en Justicia. Modérense señoras, que la política tiene que ser dialogo, y no atacar día si y día no al adversario, y más cuando es este el que les puso en el lugar que ocupan. Margarita Robles es militante del PSOE, pero lo disimula muy bien, el otro día su arenga fue aplaudida por la bancada popular mientras algún socialista avergonzado por sus palabras silbaba y miraba al techo del hemiciclo donde todavía están las huellas de las balas de Tejero y sus muchachos. 

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