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En primer lugar, debo dejar muy claro, que no soy de ningún partido en absoluto, que estoy siempre a favor de la verdad y la justicia, pero sobre todo de los derechos humanos, de los derechos de todo trabajador, de una vida digna, que conlleva tener un trabajo fijo, una vivienda y un salario que permita cubrir las necesidades básicas y principales de cualquier familia sin ninguna distinción.
Que debemos de acabar con el porcentaje tan elevado de pobreza que a día de hoy tenemos en España.
Además de muchas otras cuestiones que me quedan en el tintero.
Poderoso caballero don dinero y el que tiene un amigo, tiene un tesoro.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".
Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.
Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.
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