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Tú viniste, Señor, a nuestro mundo,
conociendo que perderíaslaVida,
a manos de una masa enloquecida
sustentada en un odio furibundo.
Que no sabían que tu Amor fecundo,
como hijo del Dios que nos da la vida,
siempre olvida la ofensa recibida
si te arrepientes con dolor profundo.
Por eso hoy, ante Tu rostro ajado
me inclino ante Tus pies, arrepentido,
pidiendo que perdones mis pecados.
Porque estoy, a veces, tan cegado,
que me conduzco como un descreído
o con los sentimientos trastornados.
Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen.
Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.
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