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Opinión
Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Gobierno de España | Reunión | Pedro Sánchez | nuñez feijoo
En la reunión sostenida por Sánchez y Núñez Feijoo no se aceptó nada de lo que proponía el segundo

​El Gobierno sigue su política de vendernos una realidad inexistente

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Es obvio que el señor Sánchez y su gobierno no podían permanecer indiferentes ante el cambio de dirección del PP y la reacción favorable de los votantes habituales de la derecha y el centro, a esta nueva etapa que se ha abierto en el partido popular. Cuando se empieza a notar que las izquierdas en lugar de insultar, de desmerecer, de abominar o de criticar a un elemento de la oposición, parece congratularse, muestra predisposición a dialogar, establece comparaciones favorables y habla de cambios de ciclo en el principal partido de la oposición; cualquier persona que entienda algo de política, conozca los procedimientos usuales del PSOE para sacar provecho de cualquier situación y entienda de aquellas actitudes, movimientos y martingalas, de las que las izquierdas son tan duchas en su empleo, lo primero que deberá hacer es desconfiar y luego buscar la razón de semejante cambio.


Y la primera muestra de que este bluf, de una supuesta reconciliación entre ambos partidos, de la posibilidad de acuerdos de legislatura o, al menos, de conciertos en cuanto a temas claves de la gobernación de España, ha quedado patentizado en lo que ha sido el primer contacto entre el señor Pedro Sánchez y el novel presidente del PP, señor Núñez Feijoo. Evidentemente que las formas, por interés de ambos, han sido distintas, no ha habido insultos, malos modos ni agresiones verbales, como sucedía en ocasiones anteriores entre los dirigentes de ambas formaciones políticas; no obstante, si nos fijamos en los resultados de este larguísimo encuentro entre ambos dignatarios, veremos que siguen en lo básico, el mismo camino de falta de acuerdos concretos, de imposibilidad de acercar posiciones y, en este caso, lo que se puede considerar como la primera cesión, sin contraprestación alguna, por parte del sabemos muy bien si se ha hablado, también, de la renovación pendiente de los miembros del TC.


Muy magros nos parecen, para el PP, los primeros contactos con el Gobierno que, cuando se ha tratado de responder a las peticiones, cargadas de lógica, que le ha presentado el jefe de filas del PP, tales como la necesidad de bajar impuestos, de un programa económico más de acuerdo con la realidad por la que está discurriendo España o de establecer políticas de ayudas a los empresarios más afectados por los efectos de la pasada pandemia del Covid 19 o, recientemente, por lo que empiezan a ser las consecuencias de la guerra de Ucrania, en cuanto a la falta  de la llegada de su trigo y sus girasoles y, especialmente por todo aquello que viene repercutiendo en el aumento  grave de los precios de los combustibles que, tan directamente nos afectan a nuestra industria y, en lo que hace referencia al coste de los artículos de primera necesidad, que se está incrementando hasta límites insospechados, como consecuencia del alza del IPC que tanto afecta al poder adquisitivo de los españoles y al encarecimiento de la vida que está dejando obsoletos, antes de que empiecen a tener vigencia, todos los convenios que se han ido negociando durante los últimos meses.


Veamos, señores, la situación que estamos contemplando los atónitos ciudadanos en, cuanto a lo sorprendente del hecho de que, el Gobierno, parece haberse olvidado de que hay gastos públicos incompatibles con una política de recuperación de la economía, el trabajo, las empresas, que han padecido los resultados de las crisis de ventas y del incremento desproporcionado del coste de la energía. En primer lugar, el oscurantismo que existe respecto a las ayudas europeas que, si llegan, no se les ve la salida que se les viene dando, existiendo la grave sospecha de que quien se ha hecho el responsable directo del reparto, parece ser el factótum del partido socialista, señor Pedro Sánchez.


En segundo lugar, cuando es evidente que el Estado debiera plantearse la reducción de todo el gasto público, nos encontramos con que, lo que viene haciendo este Gobierno no es más que ir aumentando el número de funcionarios y de empleados públicos, de forma que la nómina de funcionarios y políticos alcanza la desorbitada cifra de 148 mil millones de euros. Esto no hay país que lo pueda sostener y, mucho menos, si la situación de la deuda pública es deficitaria en lo que representa el 122% del PIB y el déficit interior público y privado alcanzan cifras que, no conocemos ,pero que, sin duda, son netamente superiores a lo que debieran ser, en un principio toleradas por la UE, como consecuencia del impacto de la pandemia y ahora de la guerra de Ucrania, pero que finalmente van a tener una repercusión importante en nuestra economía local.


Otro punto interesante, que nos hace dudar respecto a si este Gobierno filocomunista que tenemos, actúa en realidad en favor del pueblo o lo que busca es ir recaudando, cada vez más, para poder ir subvencionando y comprando el apoyo y el voto de aquellos beneficiarios de tales cantidades. Y aquí conviene que se sepa que, cada punto que aumente la inflación adicional (todos sabemos lo perniciosa que es para la economía de una nación) resulta que, para el Estado, representa 2.000 millones más de recaudación. Nadie duda de que, para un gobierno que tiene la intención manifiesta de llegar a ser una dictadura del modelo bolivariano, la posibilidad de ir recaudando cantidades tan sustanciosas puede resultarle altamente atractivo. No vayamos a pensar que escrúpulos morales o reparos éticos van a privar a la señora M.ª Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del gobierno, de la oportunidad de hacerse con unos millones más, para darle al Gobierno la posibilidad de ir comprando más votos y obteniendo más adeptos.


Estamos, sin duda alguna, ante un hecho evidente. En la reunión sostenida por Sánchez y Núñez Feijoo no se aceptó nada de lo que proponía el segundo, pero sí se puso la primera piedra para un cambio de actitud del PP en el espinoso tema del CGPJ, sobre el que se abrió la posibilidad de discutirlo y, no se sabe, al menos no lo sabemos, si en el lote entró también lo de la renovación del TC. Y no es algo intrascendente ya que, en todo este proceso del independentismo catalán y el vasco, si hay algún organismo que haya sido capaz de parar las veleidades separatistas de ambas comunidades han sido, evidentemente, los tribunales de Justicia, el tercer poder independiente, al menos, desde el punto de vista de la legalidad, del resto de poderes del Estado. La posibilidad de que el actual Gobierno pueda meter la mano, directa o indirectamente, en lograr una mayoría adepta o manipulable desde el ejecutivo, significaría que los tres poderes básicos de un Estado han ido a parar a las manos de quienes gobiernan, lo que supone, de hecho y de derecho, la posibilidad de establecer un Estado de tipo totalitario, sin control alguno por parte de aquellas instituciones que deberían poder establecer límites al poder ejecutivo y, a su vez, al legislativo.


Y un breve comentario sobre la cacicada, otra vez, del señor Pedro Sánchez que, con la oposición del Congreso y haciendo gala de la forma autocrítica que tiene de gobernar, no ha tenido empacho alguno de ir a rendirle pleitesía al rey de Marruecos, para ofrecerle su traición al pueblo saharaui y pedir que el soberano alauita le dé su bendición, eso sí, a cambio de buenas palabras y nada más, que es lo que, en definitiva, ha conseguido de aquel personaje que, con toda seguridad, se está frotando las manos ante la posibilidad de anexionarse nuestro antiguo protectorado. Y así, entregando el honor de la nación española a aquel que ha hecho todo lo posible para acabar con la españolidad de Ceuta y Melilla, es como el señor presidente del gobierno de España sigue en su tarea pertinaz de acabar con una nación, que llegó a ser la más poderosa de Europa.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos el pesar de contemplar como la poderosa maquinaria propagandística de la izquierda, sus medios de información y sus TV, se vienen volcando en la búsqueda de motivos para ir cargando de ignominia al PP, mientras simulan que están interesados en entenderse con él. Lo más ruin de la política, puesto al servicio de aquellos que tienen la intención de llevarnos, de nuevo, a las cavernas de los Australopitecos, de hace dos millones de años.

​El Gobierno sigue su política de vendernos una realidad inexistente

En la reunión sostenida por Sánchez y Núñez Feijoo no se aceptó nada de lo que proponía el segundo
Miguel Massanet
sábado, 9 de abril de 2022, 10:37 h (CET)

Es obvio que el señor Sánchez y su gobierno no podían permanecer indiferentes ante el cambio de dirección del PP y la reacción favorable de los votantes habituales de la derecha y el centro, a esta nueva etapa que se ha abierto en el partido popular. Cuando se empieza a notar que las izquierdas en lugar de insultar, de desmerecer, de abominar o de criticar a un elemento de la oposición, parece congratularse, muestra predisposición a dialogar, establece comparaciones favorables y habla de cambios de ciclo en el principal partido de la oposición; cualquier persona que entienda algo de política, conozca los procedimientos usuales del PSOE para sacar provecho de cualquier situación y entienda de aquellas actitudes, movimientos y martingalas, de las que las izquierdas son tan duchas en su empleo, lo primero que deberá hacer es desconfiar y luego buscar la razón de semejante cambio.


Y la primera muestra de que este bluf, de una supuesta reconciliación entre ambos partidos, de la posibilidad de acuerdos de legislatura o, al menos, de conciertos en cuanto a temas claves de la gobernación de España, ha quedado patentizado en lo que ha sido el primer contacto entre el señor Pedro Sánchez y el novel presidente del PP, señor Núñez Feijoo. Evidentemente que las formas, por interés de ambos, han sido distintas, no ha habido insultos, malos modos ni agresiones verbales, como sucedía en ocasiones anteriores entre los dirigentes de ambas formaciones políticas; no obstante, si nos fijamos en los resultados de este larguísimo encuentro entre ambos dignatarios, veremos que siguen en lo básico, el mismo camino de falta de acuerdos concretos, de imposibilidad de acercar posiciones y, en este caso, lo que se puede considerar como la primera cesión, sin contraprestación alguna, por parte del sabemos muy bien si se ha hablado, también, de la renovación pendiente de los miembros del TC.


Muy magros nos parecen, para el PP, los primeros contactos con el Gobierno que, cuando se ha tratado de responder a las peticiones, cargadas de lógica, que le ha presentado el jefe de filas del PP, tales como la necesidad de bajar impuestos, de un programa económico más de acuerdo con la realidad por la que está discurriendo España o de establecer políticas de ayudas a los empresarios más afectados por los efectos de la pasada pandemia del Covid 19 o, recientemente, por lo que empiezan a ser las consecuencias de la guerra de Ucrania, en cuanto a la falta  de la llegada de su trigo y sus girasoles y, especialmente por todo aquello que viene repercutiendo en el aumento  grave de los precios de los combustibles que, tan directamente nos afectan a nuestra industria y, en lo que hace referencia al coste de los artículos de primera necesidad, que se está incrementando hasta límites insospechados, como consecuencia del alza del IPC que tanto afecta al poder adquisitivo de los españoles y al encarecimiento de la vida que está dejando obsoletos, antes de que empiecen a tener vigencia, todos los convenios que se han ido negociando durante los últimos meses.


Veamos, señores, la situación que estamos contemplando los atónitos ciudadanos en, cuanto a lo sorprendente del hecho de que, el Gobierno, parece haberse olvidado de que hay gastos públicos incompatibles con una política de recuperación de la economía, el trabajo, las empresas, que han padecido los resultados de las crisis de ventas y del incremento desproporcionado del coste de la energía. En primer lugar, el oscurantismo que existe respecto a las ayudas europeas que, si llegan, no se les ve la salida que se les viene dando, existiendo la grave sospecha de que quien se ha hecho el responsable directo del reparto, parece ser el factótum del partido socialista, señor Pedro Sánchez.


En segundo lugar, cuando es evidente que el Estado debiera plantearse la reducción de todo el gasto público, nos encontramos con que, lo que viene haciendo este Gobierno no es más que ir aumentando el número de funcionarios y de empleados públicos, de forma que la nómina de funcionarios y políticos alcanza la desorbitada cifra de 148 mil millones de euros. Esto no hay país que lo pueda sostener y, mucho menos, si la situación de la deuda pública es deficitaria en lo que representa el 122% del PIB y el déficit interior público y privado alcanzan cifras que, no conocemos ,pero que, sin duda, son netamente superiores a lo que debieran ser, en un principio toleradas por la UE, como consecuencia del impacto de la pandemia y ahora de la guerra de Ucrania, pero que finalmente van a tener una repercusión importante en nuestra economía local.


Otro punto interesante, que nos hace dudar respecto a si este Gobierno filocomunista que tenemos, actúa en realidad en favor del pueblo o lo que busca es ir recaudando, cada vez más, para poder ir subvencionando y comprando el apoyo y el voto de aquellos beneficiarios de tales cantidades. Y aquí conviene que se sepa que, cada punto que aumente la inflación adicional (todos sabemos lo perniciosa que es para la economía de una nación) resulta que, para el Estado, representa 2.000 millones más de recaudación. Nadie duda de que, para un gobierno que tiene la intención manifiesta de llegar a ser una dictadura del modelo bolivariano, la posibilidad de ir recaudando cantidades tan sustanciosas puede resultarle altamente atractivo. No vayamos a pensar que escrúpulos morales o reparos éticos van a privar a la señora M.ª Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del gobierno, de la oportunidad de hacerse con unos millones más, para darle al Gobierno la posibilidad de ir comprando más votos y obteniendo más adeptos.


Estamos, sin duda alguna, ante un hecho evidente. En la reunión sostenida por Sánchez y Núñez Feijoo no se aceptó nada de lo que proponía el segundo, pero sí se puso la primera piedra para un cambio de actitud del PP en el espinoso tema del CGPJ, sobre el que se abrió la posibilidad de discutirlo y, no se sabe, al menos no lo sabemos, si en el lote entró también lo de la renovación del TC. Y no es algo intrascendente ya que, en todo este proceso del independentismo catalán y el vasco, si hay algún organismo que haya sido capaz de parar las veleidades separatistas de ambas comunidades han sido, evidentemente, los tribunales de Justicia, el tercer poder independiente, al menos, desde el punto de vista de la legalidad, del resto de poderes del Estado. La posibilidad de que el actual Gobierno pueda meter la mano, directa o indirectamente, en lograr una mayoría adepta o manipulable desde el ejecutivo, significaría que los tres poderes básicos de un Estado han ido a parar a las manos de quienes gobiernan, lo que supone, de hecho y de derecho, la posibilidad de establecer un Estado de tipo totalitario, sin control alguno por parte de aquellas instituciones que deberían poder establecer límites al poder ejecutivo y, a su vez, al legislativo.


Y un breve comentario sobre la cacicada, otra vez, del señor Pedro Sánchez que, con la oposición del Congreso y haciendo gala de la forma autocrítica que tiene de gobernar, no ha tenido empacho alguno de ir a rendirle pleitesía al rey de Marruecos, para ofrecerle su traición al pueblo saharaui y pedir que el soberano alauita le dé su bendición, eso sí, a cambio de buenas palabras y nada más, que es lo que, en definitiva, ha conseguido de aquel personaje que, con toda seguridad, se está frotando las manos ante la posibilidad de anexionarse nuestro antiguo protectorado. Y así, entregando el honor de la nación española a aquel que ha hecho todo lo posible para acabar con la españolidad de Ceuta y Melilla, es como el señor presidente del gobierno de España sigue en su tarea pertinaz de acabar con una nación, que llegó a ser la más poderosa de Europa.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos el pesar de contemplar como la poderosa maquinaria propagandística de la izquierda, sus medios de información y sus TV, se vienen volcando en la búsqueda de motivos para ir cargando de ignominia al PP, mientras simulan que están interesados en entenderse con él. Lo más ruin de la política, puesto al servicio de aquellos que tienen la intención de llevarnos, de nuevo, a las cavernas de los Australopitecos, de hace dos millones de años.

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Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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