Sectario no es solamente atacar a la enseñanza privada o ahogar a la concertada o conculcar los derechos de los padres. Lo sectario está en la asignación de contenidos que van a estudiar las próximas generaciones y hacerlo de una forma solapada, a manera de timo.
Para dar un timo siempre hace falta un gancho que distraiga al ingenuo que será la víctima. Para dar el timo de la ley de enseñanza, Sánchez- auxiliado por Celaá y Alegría- ha usado una serie de ganchos que han tenido más o menos adormilada a una oposición bobalicona, azacaneada por poner de manifiesto las mentiras de Sánchez, los incumplimientos de Sánchez, las cacicadas de Sánchez, las residencias de vacaciones de Sánchez y el uso “falconiano” de Sánchez.
Y en esas estaban los “pseudoopositores” –ya jubilados por Ayuso-ocupados en hablar de la asignatura de religión, de la privada o la concertada, de los abusos en los colegios religiosos o de la enseñanza en español (todo ello plausible), mientras Sánchez, con Celaá y Alegría, ha ido llenándoles la mochila con los goles ideológicos, sectarios y absolutamente intolerables, que constituyen el contenido de las enseñanzas que van a recibir nuestros jóvenes a partir del próximo curso.
Timos aparte, ha sucedido punto por punto aquello de dejar hacer las leyes mientras yo haga los reglamentos. Sánchez decía a la oposición “chifla, chifla con la asignatura de religión, con la libertad de enseñanza, con los colegios privados y concertados, con los derechos de los padres… que yo diseñaré los contenidos lectivos, las asignaturas que desaparecen, lo que se enseña y lo que no se enseña, lo que se evalúa y lo que no se evalúa, y voy igualando por lo bajo, por la analfabetización, por la incultura de nuestros jóvenes y les voy privando del más mínimo espíritu crítico, con el señuelo de las destrezas, de la digitalización y lo de enseñarles a buscar empleo.
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