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Puedo hacerlo, con los ojos cerrados,
ya lo veo...
pues tu alma es tan blanca
que más que verla la siento...
Y mientras amenaza la tormenta,
cierro las ventanas
para que el aire no me haga
dar falsas pinceladas...
Ya terminé, sale el sol
que me informa
que tu alma es como el amor,
por eso no te dibujé a ti,
sino a un corazón...
Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen.
Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.
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