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*Minipohemas*
Encanto del placer
Caricias que adornan la terneza,
de tú caricia gozosa,
con razón te aman.
Deliciosa esencia
Eres como un campamento,
tus cortinas las abres
para disfrutar deliciosa
esencia derramada.
¿Por qué será?
Las sombras huyen,
vuelve a este atajo
buscando el amor
con tú dulce estrépito.
Objeciones de olor exquisito
¿Vale la pena morir
por ese aroma óptimo
de dama?
¿Ocurrió algo?
¿Qué será...?
La sangre brotó
y embijó la sabana,
y el jadeo cesó,
expresando el deseo.
*Minicuentos*
Ojos ásperos
La noche despertó, y nunca más pudo dormir. Es áspera con semejante ojo -comentaba el campesino Ramiro a su esposa-.
¡Y!
-Debe investigar más. Su camisa y ropa interior están manchadas de sangre -efusivamente expresaba Matilde a su esposo-.
-Hubo en silencio sepulcral. Nunca más se volvió hablar de ello-, pero, inquirió el esposo-.
El vientre que habla
Después de tu bocado, olí almizcle en tu piel.
Tengo mi tiempo
-Abandonaste tu idea de un mundo mejor -expresaba el tiempo al tiempo-.
-Que importa, yo tengo mi tiempo-inquirió el nuevo día.
María Herreros es una ilustradora valenciana que termina de publicar ‘Un barbero en la guerra’ (Ed. Lumen), un trabajo que no resulta fácil de catalogar. No es un cómic. No es un libro ilustrado. Es otra cosa. Una hibridación, un cruce, una suma de. Al final las hibridaciones van a consolidarse como género. ‘Un barbero en la guerra’ cuenta la historia del abuelo de la propia María, Domingo Evangelio, un hombre que con diecinueve años hubo de incorporarse a la lucha.
La demencia, más allá de una simple pérdida de memoria asociada a la vejez, representa un complejo conjunto de trastornos que afecta a la vida de quienes la padecen y supone un camino repleto de dudas y obstáculos para familiares y amigos. Este libro proporciona una completa mirada sobre los diferentes tipos de demencias, más allá del conocido alzhéimer, y revela cómo afectan y se manifiestan en cada persona.
El intrepidísimo navegante solitario, boca abajo sobre una tabla que en absoluto es más que la tabla de una mesa, con brazos y piernas abiertos y extendidos y, sin rigor, usando estos miembros a modo de remos, surca la inmensidad del océano. Se divierte, hace ruidos con la boca, farfulla.
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