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El verdadero sentido de los gestos está por definir en cada una de las actuaciones humanas

Tribalismo vertical

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Tiene mucha miga eso de las coordenadas, a partir de un punto, podemos ubicarnos oteando la colocación de las rectas cruzadas en un punto. Hoy, dejemos las horizontales por su excesiva extensión, observemos el poderío de la verticalidad. Sus variaciones indican con preferencia el grado de intensidad, polaridad, señales de fijeza. Al menos, en la sociedad se comportan de esta manera, las actitudes VERTICALES dibujan trazados concentrados en ciertos contenidos; sin entrar por el momento en la calibración de sus valores intrínsecos. Cualquier aspecto de la vida, de los comportamientos, se presenta con su derivación respecto a los trazados previstos, con las consiguientes repercusiones.


Las alturas son mareantes, sin duda. Tendemos a fijarnos en los entornos  desplegados en la horizontal. Ahora bien, en la medida de los incordios o por la simple dificultad implícita en las relaciones; los círculos de esos intercambios pueden abarcar hasta grandes distancias o cerrar su trazado alrededor de los apegados al propio centro desde el cual operamos. Ahí recortamos ese comportamiento como TRIBU. No importa tanto su ubicación, si es en comarcas cerradas, en barrios determinados o bien en la mentalidad exclusiva de un grupo de gente. En esa reducción del círculo se concentran sus proyecciones, con un distanciamiento progresivo con respecto a las iniciativas diferentes.


Esto resulta curioso tras el despertar común a cualquier ser humano. Una vez aterrizamos en los aires mundanos, los primeros olfatos perciben una serie de descubrimientos prístinos, después seguirán otros; sin darnos cuenta, nos deslizamos por ese tobogán en el cual nunca se desvelan los ENIGMAS al completo. Siempre desconocemos facetas importantes. A partir de esas andanzas ya apreciamos discordancias características de los sentimientos humanos. La propensión a no compartir los conocimientos adquiridos anida de manera insolidaria. Más tarde se incrementan las complicaciones con estrategias perjudiciales para los congéneres pertenecientes a tribus ajenas.


En la medida de la progresión de las divergencias, por la cual la numerosa prole de la globalidad no enlaza con los pequeños grupos ensimismados; en ese grado, también se produce una valoración discordante de los tiempos empleados. Las peculiaridades individuales o grupales no pueden comprenderse sin el conjunto de todos ellos, ni el supuesto conjunto sin aquellas. Por lo tanto, será un tiempo inútil, DESPERDICIADO, el dedicado a establecer el funcionamiento por separado de ambas tendencias. La contumacia del aislamiento sólo puede conducir a la progresiva degradación de las partes. En las prácticas habituales no se tiende mucho a la reflexión, se adentran en el absurdo instaurado.


Para ese funcionamiento tan encerrado en sus propias ideaciones se sirven de las estratagemas oportunas. Pero no vayamos a pensar en su dirección encaminada al mejor servicio del ciudadano común; si algo demuestra la experiencia con las reiteradas confirmaciones, es su adaptación para no incomodar a los gestores empoderados de cada organización. Es muy tentadora la estructura piramidal, en especial para los situados en el VÉRTICE poderoso. Después vienen las inferencias de diverso pelaje afectando al resto de componentes. Como es fácil de apreciar se acompañan de la retórica necesaria para el logro de la aceptación dócil por parte de los situados por debajo.


En esta era de las comunicaciones exacerbadas, las actitudes tribales delatan el peor anacronismo, el ejercido a base de perseguir objetivos indecorosos, abusivos y delictivos al menor descuido. En sus esquemas suele fraguarse una espesa telaraña al servicio de sus detentadores, su pillaje y sus beneficios. Sus estrategias suelen destilar un subrepticio reparto de migajas en forma de nombramientos, puestos interinos, subvenciones; una manera eficaz para rodearse de adictos poco afines a la crítica. Ese CLIENTELISMO no suele asegurar esos beneficios, les obliga a mantener la fidelidad al mentor del momento. La proliferación de interinidades favorece esa táctica servil.


Los aires informativos venidos de fuera sientan muy mal a los aquejados de esa mentalidad estrecha. Pero en ese cerco son inevitables las conexiones, brotan de manera espontánea en los diversos sectores de la actividad; por eso, en sus planteamientos buscan los recursos para establecer los filtros pertinentes. Proceden a la utilización de cualquier triquiñuela de los SESGOS informativos. Con la selección oportuna de los profesionales adictos, silenciamiento de las ideas aperturistas, reiteración de las noticias favorables como en las propagandas más lustrosas, diseminación de los bulos tendenciosos y con la culminación de copar en lo posible los medios de difusión.


El conglomerado de ciudadanos convertido en clientela interesada, el aprovechamiento de los sesgos informativos, junto a la pereza acomodaticia de los sujetos apurados por las necesidades inmediatas; constituyen el medio de cultivo propicio para la instalación de las mentalidades ensimismadas. Ante la complejidad ambiental, se va introduciendo el proceso de la mencionada VERTICALIDAD, como un eje interno ligado a cuatro consignas de talante dogmático; con los cómplices agradecidos y serviles en la base, pero con los esforzados recipiendarios de los beneficios bien colocados en la cúspide de la pirámide. La serie de ejemplos es expresiva y delatora.


Para el ciudadano común se consolida la apreciación de permanecer alejado de los engranajes estructurados por la sociedad. A su impotencia se une también la indolencia y ese cierto grado de complicidad no siempre reconocido. De una manera sutil se desdibuja el carácter poliédrico de las agrupaciones sociales, para convertirlas en un rocódromo vertical, como estela enhiesta, bajo directrices de oscura procedencia. El libreto muestra aparentes improvisaciones creadoras, delatoras, porque refluyen al BUCLE de aquellas resonancias ancladas en las normativas de recorrido interno. Permanecen alejadas de cualquier perspectiva involucrada en la danza común.


El verdadero sentido de los gestos está por definir en cada una de las actuaciones humanas. La espléndida vitalidad permanece muy apaciguada e incluso latente, en la medida del recorte de los intercambios; si estos se desactivan abocan al aletargado discurso de la vida. Quedan por delimitar las PREFERENCIAS de las personas implicadas, sometidas o colaboradoras, conformistas o rebeldes, ante los proyectos establecidos en esa recta descendente.


Al hilo de las respuestas ciudadanas, los episodios vividos cada día se reconvertirán. En un relato complaciente y complacido con el sistema establecido en su cerrado círculo. En unas secuencias convertidas en ACONTECIMIENTO creativo aportado al acervo común. O también en cenizas sin asomo de vitalidad. Son disyuntivas reales.

Tribalismo vertical

El verdadero sentido de los gestos está por definir en cada una de las actuaciones humanas
Rafael Pérez Ortolá
jueves, 18 de noviembre de 2021, 10:02 h (CET)

Tiene mucha miga eso de las coordenadas, a partir de un punto, podemos ubicarnos oteando la colocación de las rectas cruzadas en un punto. Hoy, dejemos las horizontales por su excesiva extensión, observemos el poderío de la verticalidad. Sus variaciones indican con preferencia el grado de intensidad, polaridad, señales de fijeza. Al menos, en la sociedad se comportan de esta manera, las actitudes VERTICALES dibujan trazados concentrados en ciertos contenidos; sin entrar por el momento en la calibración de sus valores intrínsecos. Cualquier aspecto de la vida, de los comportamientos, se presenta con su derivación respecto a los trazados previstos, con las consiguientes repercusiones.


Las alturas son mareantes, sin duda. Tendemos a fijarnos en los entornos  desplegados en la horizontal. Ahora bien, en la medida de los incordios o por la simple dificultad implícita en las relaciones; los círculos de esos intercambios pueden abarcar hasta grandes distancias o cerrar su trazado alrededor de los apegados al propio centro desde el cual operamos. Ahí recortamos ese comportamiento como TRIBU. No importa tanto su ubicación, si es en comarcas cerradas, en barrios determinados o bien en la mentalidad exclusiva de un grupo de gente. En esa reducción del círculo se concentran sus proyecciones, con un distanciamiento progresivo con respecto a las iniciativas diferentes.


Esto resulta curioso tras el despertar común a cualquier ser humano. Una vez aterrizamos en los aires mundanos, los primeros olfatos perciben una serie de descubrimientos prístinos, después seguirán otros; sin darnos cuenta, nos deslizamos por ese tobogán en el cual nunca se desvelan los ENIGMAS al completo. Siempre desconocemos facetas importantes. A partir de esas andanzas ya apreciamos discordancias características de los sentimientos humanos. La propensión a no compartir los conocimientos adquiridos anida de manera insolidaria. Más tarde se incrementan las complicaciones con estrategias perjudiciales para los congéneres pertenecientes a tribus ajenas.


En la medida de la progresión de las divergencias, por la cual la numerosa prole de la globalidad no enlaza con los pequeños grupos ensimismados; en ese grado, también se produce una valoración discordante de los tiempos empleados. Las peculiaridades individuales o grupales no pueden comprenderse sin el conjunto de todos ellos, ni el supuesto conjunto sin aquellas. Por lo tanto, será un tiempo inútil, DESPERDICIADO, el dedicado a establecer el funcionamiento por separado de ambas tendencias. La contumacia del aislamiento sólo puede conducir a la progresiva degradación de las partes. En las prácticas habituales no se tiende mucho a la reflexión, se adentran en el absurdo instaurado.


Para ese funcionamiento tan encerrado en sus propias ideaciones se sirven de las estratagemas oportunas. Pero no vayamos a pensar en su dirección encaminada al mejor servicio del ciudadano común; si algo demuestra la experiencia con las reiteradas confirmaciones, es su adaptación para no incomodar a los gestores empoderados de cada organización. Es muy tentadora la estructura piramidal, en especial para los situados en el VÉRTICE poderoso. Después vienen las inferencias de diverso pelaje afectando al resto de componentes. Como es fácil de apreciar se acompañan de la retórica necesaria para el logro de la aceptación dócil por parte de los situados por debajo.


En esta era de las comunicaciones exacerbadas, las actitudes tribales delatan el peor anacronismo, el ejercido a base de perseguir objetivos indecorosos, abusivos y delictivos al menor descuido. En sus esquemas suele fraguarse una espesa telaraña al servicio de sus detentadores, su pillaje y sus beneficios. Sus estrategias suelen destilar un subrepticio reparto de migajas en forma de nombramientos, puestos interinos, subvenciones; una manera eficaz para rodearse de adictos poco afines a la crítica. Ese CLIENTELISMO no suele asegurar esos beneficios, les obliga a mantener la fidelidad al mentor del momento. La proliferación de interinidades favorece esa táctica servil.


Los aires informativos venidos de fuera sientan muy mal a los aquejados de esa mentalidad estrecha. Pero en ese cerco son inevitables las conexiones, brotan de manera espontánea en los diversos sectores de la actividad; por eso, en sus planteamientos buscan los recursos para establecer los filtros pertinentes. Proceden a la utilización de cualquier triquiñuela de los SESGOS informativos. Con la selección oportuna de los profesionales adictos, silenciamiento de las ideas aperturistas, reiteración de las noticias favorables como en las propagandas más lustrosas, diseminación de los bulos tendenciosos y con la culminación de copar en lo posible los medios de difusión.


El conglomerado de ciudadanos convertido en clientela interesada, el aprovechamiento de los sesgos informativos, junto a la pereza acomodaticia de los sujetos apurados por las necesidades inmediatas; constituyen el medio de cultivo propicio para la instalación de las mentalidades ensimismadas. Ante la complejidad ambiental, se va introduciendo el proceso de la mencionada VERTICALIDAD, como un eje interno ligado a cuatro consignas de talante dogmático; con los cómplices agradecidos y serviles en la base, pero con los esforzados recipiendarios de los beneficios bien colocados en la cúspide de la pirámide. La serie de ejemplos es expresiva y delatora.


Para el ciudadano común se consolida la apreciación de permanecer alejado de los engranajes estructurados por la sociedad. A su impotencia se une también la indolencia y ese cierto grado de complicidad no siempre reconocido. De una manera sutil se desdibuja el carácter poliédrico de las agrupaciones sociales, para convertirlas en un rocódromo vertical, como estela enhiesta, bajo directrices de oscura procedencia. El libreto muestra aparentes improvisaciones creadoras, delatoras, porque refluyen al BUCLE de aquellas resonancias ancladas en las normativas de recorrido interno. Permanecen alejadas de cualquier perspectiva involucrada en la danza común.


El verdadero sentido de los gestos está por definir en cada una de las actuaciones humanas. La espléndida vitalidad permanece muy apaciguada e incluso latente, en la medida del recorte de los intercambios; si estos se desactivan abocan al aletargado discurso de la vida. Quedan por delimitar las PREFERENCIAS de las personas implicadas, sometidas o colaboradoras, conformistas o rebeldes, ante los proyectos establecidos en esa recta descendente.


Al hilo de las respuestas ciudadanas, los episodios vividos cada día se reconvertirán. En un relato complaciente y complacido con el sistema establecido en su cerrado círculo. En unas secuencias convertidas en ACONTECIMIENTO creativo aportado al acervo común. O también en cenizas sin asomo de vitalidad. Son disyuntivas reales.

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