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Cuentos breves

​Tres minicuentos

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Relaciones de dolor y alegría


¡Será!. ¡A lo mejor! se encuentra la señal. Todo es posible. Entonces, vino la vida.

-El tiempo, le comentaba a la realidad: nos percatamos que las lágrimas caen del tiempo y del ido. Sus caricias son lágrimas de liberación, de un nuevo surco en el andar de la vida-comentaba el tiempo a la realidad-.

-Nuestra mejor armonía a la vida viajera es dejar que, las lágrimas, esculpan de letras el rostro cetrino, para volverlo refulgente, así se lava-señaló la realidad-.


La realidad de la ventana


Flavio en muchas ocasiones, hacía un sililoquio realista: mi ventana, me enseña que, el tiempo pasa sin detenerse y, que el frío y la lluvia van dando lugar a un cambio hermoso en el paisaje de mi barrio. En donde los rayos del sol, empiezan a iluminar con mayor claridad, lo que veo desde allí. Incluso. Puedo sentir la frescura del aire que, respiro cuando los árboles comienzan a llenarse de nuevo, de pequeñas flores aromáticas, que nos acompañarán, hasta la próxima estación del año.


Es ese momento se aprecia, como los pajaritos vuelan jugueteando de un árbol a otro trinando melodías que alegran mis oidos. Es la vida, de estas aves, y así demuestran su alegría de vivir, eso es lindo, por supuesto. Y. Por otro lado. Algunos perros, ladran desde los antejardines, para saludar a sus amigos, que corren jugueteando por las calles, y veredas, como si fuera, el patio de una casa. No tienen intención de asustar a la gente, sino, demostrarle la felicidad que, sienten al comenzar un nuevo día y los gatos, corren presuroso a refugiarse a las casas, para huir de ellos.


Después, de disfrutar, con todas esas imágenes, cada día de la semana, y en la mañana y antes de salir al colegio, la hora del día es distinta y lo que observo también es distinto.


En los días de sol, los amigos del barrio, corren uno de tras de otro, en persecución juguetona, o van tras una pelota, para lograr conquistar un gol y ganar el partido.


Y, en los días en el que el viento lo permite, los volantines multicolores se mueven alegres, de un lado para el otro, teniendo a sus espaldas, un cielo azul radiante. Pero cuando resulta, que es la hora, de cerrar la cortina de mi ventana, sufro porque se me va una realidad, meterme en mi casa diciendo: "¡Buenas noches, papá! ¡Buenas noches, mamá!" Pero, ya disfruté, desde mi ventana, algo es algo.


El libro cansado y viejo


En. Una biblioteca. Se encontraba el libro más antiguo de ese lugar, su pasta y sus hojas ya deterioradas, por el paso de los años y el uso de los usuarios de la biblioteca, se sentía cansado y viejo, aunque su sabiduría era inmensa. Quería verse, como los libros nuevos, y sus páginas llenas de palabras de diferentes formas.


Una mañana, sin querer, un niño rasgó las páginas del libro, la bibliotecologa le dijo: "que has hecho, dañaste el tesoro más bello de este lugar, ahora tendremos, que rehacer todas sus páginas". Con gran tristeza el libro pensó:"que lo iban a cambiar por otro libro, fue tanta su tristeza que, no sé dio cuenta lo iban a reparar, lo dejaron en un sesto pensó que sus días habían terminado, de pronto, se lo llevaron a un cuarto con artas máquinas, observó que ahí entraban libros viejos como el, y salían nuevos; de repente, se vio dentro de la máquina y discurrió hasta aquí yo llegué".


Pasaron varios días, de repente despertó, vio sus páginas de colores vivos y letras grandes, una pasta dura, sin querer se había convertido, en uno de los libros que, tanto envidiaba y a pesar de ser una edición nueva, siguió siendo el libro más importante de aquel lugar. Soñar, puede ser, una realidad. 

​Tres minicuentos

Cuentos breves
Bayardo Quinto Núñez
viernes, 12 de noviembre de 2021, 10:19 h (CET)

Relaciones de dolor y alegría


¡Será!. ¡A lo mejor! se encuentra la señal. Todo es posible. Entonces, vino la vida.

-El tiempo, le comentaba a la realidad: nos percatamos que las lágrimas caen del tiempo y del ido. Sus caricias son lágrimas de liberación, de un nuevo surco en el andar de la vida-comentaba el tiempo a la realidad-.

-Nuestra mejor armonía a la vida viajera es dejar que, las lágrimas, esculpan de letras el rostro cetrino, para volverlo refulgente, así se lava-señaló la realidad-.


La realidad de la ventana


Flavio en muchas ocasiones, hacía un sililoquio realista: mi ventana, me enseña que, el tiempo pasa sin detenerse y, que el frío y la lluvia van dando lugar a un cambio hermoso en el paisaje de mi barrio. En donde los rayos del sol, empiezan a iluminar con mayor claridad, lo que veo desde allí. Incluso. Puedo sentir la frescura del aire que, respiro cuando los árboles comienzan a llenarse de nuevo, de pequeñas flores aromáticas, que nos acompañarán, hasta la próxima estación del año.


Es ese momento se aprecia, como los pajaritos vuelan jugueteando de un árbol a otro trinando melodías que alegran mis oidos. Es la vida, de estas aves, y así demuestran su alegría de vivir, eso es lindo, por supuesto. Y. Por otro lado. Algunos perros, ladran desde los antejardines, para saludar a sus amigos, que corren jugueteando por las calles, y veredas, como si fuera, el patio de una casa. No tienen intención de asustar a la gente, sino, demostrarle la felicidad que, sienten al comenzar un nuevo día y los gatos, corren presuroso a refugiarse a las casas, para huir de ellos.


Después, de disfrutar, con todas esas imágenes, cada día de la semana, y en la mañana y antes de salir al colegio, la hora del día es distinta y lo que observo también es distinto.


En los días de sol, los amigos del barrio, corren uno de tras de otro, en persecución juguetona, o van tras una pelota, para lograr conquistar un gol y ganar el partido.


Y, en los días en el que el viento lo permite, los volantines multicolores se mueven alegres, de un lado para el otro, teniendo a sus espaldas, un cielo azul radiante. Pero cuando resulta, que es la hora, de cerrar la cortina de mi ventana, sufro porque se me va una realidad, meterme en mi casa diciendo: "¡Buenas noches, papá! ¡Buenas noches, mamá!" Pero, ya disfruté, desde mi ventana, algo es algo.


El libro cansado y viejo


En. Una biblioteca. Se encontraba el libro más antiguo de ese lugar, su pasta y sus hojas ya deterioradas, por el paso de los años y el uso de los usuarios de la biblioteca, se sentía cansado y viejo, aunque su sabiduría era inmensa. Quería verse, como los libros nuevos, y sus páginas llenas de palabras de diferentes formas.


Una mañana, sin querer, un niño rasgó las páginas del libro, la bibliotecologa le dijo: "que has hecho, dañaste el tesoro más bello de este lugar, ahora tendremos, que rehacer todas sus páginas". Con gran tristeza el libro pensó:"que lo iban a cambiar por otro libro, fue tanta su tristeza que, no sé dio cuenta lo iban a reparar, lo dejaron en un sesto pensó que sus días habían terminado, de pronto, se lo llevaron a un cuarto con artas máquinas, observó que ahí entraban libros viejos como el, y salían nuevos; de repente, se vio dentro de la máquina y discurrió hasta aquí yo llegué".


Pasaron varios días, de repente despertó, vio sus páginas de colores vivos y letras grandes, una pasta dura, sin querer se había convertido, en uno de los libros que, tanto envidiaba y a pesar de ser una edición nueva, siguió siendo el libro más importante de aquel lugar. Soñar, puede ser, una realidad. 

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