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Ningún medio, partido o sindicato llora la partida de quien fuera el jefe del autonombrado Partido Comunista del Perú conocido por su lema "Por el sendero Luminoso de Mariátegui". A pesar que sus partidarios lo consideran la cuarta espada del marxismo junto con Marx, Lenin y Mao y como el que era el "más grande comunista del siglo XXI", el resto de la izquierda peruana le condena. Su "guerra popular" en 1980-92 no solamente atacó a los grandes grupos de poder sino a las organizaciones de los trabajadores y ayudó a que Fujimori hiciese una dictadura neo-liberal y represiva que durase una década y cuyo modelo monetarista sigue en pie.
El jefe senderista falleció justo cuando faltaba un día para que se cumplan 29 años de su captura y en la fecha en que se recuerda el Pinochetazo de 1973 e, igualmente, el peor atentado terrorista contra EEUU cometido en 2001. Para Guzmán el primer hecho justificaba la imposibilidad de una vía constitucional hacia el socialismo, para lo cual él se preparaba para tomar el poder con mucha violencia y terror. Lo segundo condujo a la mayor coalición bélica de esta milenio para invadir Afganistán y tras 20 años de ellos la OTAN ha debido retirarse en lo que es la peor derrota de su historia teniendo que volverle a dejar el poder a los talibanes quienes seguirán amparando a Al Qaeda. Cuando el terrorismo islámico sunnita retorna al poder en su bastión, en el Perú muere derrotado y sin gloria y apoyo de masas quien fue condenado como el jefe del terrorismo maoísta.
El ministro de justicia Aníbal Torres, abiertamente apoyado en ello por el fujimorista Fernando Rospigliosi, no quiere que su cuerpo sea entregado a su viuda ni que se dé un entierro, postulando que mejor fuese que sea cremado y que sus cenizas sean arrojadas al Pacífico para evitar que su tumba se convierta en un foco de adoración. Es más, él ha advertido que no se tolerará ninguna muestra de simpatía y que cualquiera que haga pintas en su nombre o que vive su memoria podrá ser procesado por “apología al terrorismo”.
El Presidente Castillo twitteó “Falleció el cabecilla terrorista Abimael Guzmán, responsable de la pérdida de incontables vidas de nuestros compatriotas. Nuestra posición de condena al terrorismo es firme e indeclinable”. El ministro del interior Juan Carrasco afirmó que se trata del “más grande genocida de la historia del Perú”, ante cuyo deceso se vienen preparando ante cualquier reacción de sus partidarios. Con esa actitud el nuevo gobierno quiere demostrar su total repudio a Guzmán y al MOVADEF, organización que, a su vez, nunca ha respaldado a Castillo ni a sus planes anti-corrupción, y que llamó a votar contra él en la primera vuelta.
La muerte de Guzmán va a generar numerosas discusiones. Ya hemos visto el argumento que se da para incinerar su cuerpo y esparcir sus cenizas por el mar. Empero, esto es lo que pidió Federico Engels al morir y, pese a ello, un tercio de la humanidad ha llegado a estar liderada por partidos comunistas inspirados en su Manifiesto y la Internacional Socialista que él fundó sigue siendo la mayor organización de partidos del mundo. Los norteamericanos arrojaron el cuerpo de Osama al océano y eso no ha impedido que sus aliados acaban de tomar el poder en Afganistán. Hay varios líderes religiosos (incluyendo Jesús) que carecen de un sepulcro, pero eso no impide que sus fieles encuentren otros lugares para recordarles. Estando su cuerpo disperso en los mares, cualquier playa del planeta va a poder ser escenario para rendirle homenaje, incluso en el exterior.
Por su parte, los mismos fujimoristas que piden que el cadáver de Guzmán sea transformado en cenizas a tirar bajo las olas pueden ir gestando argumentos para que haya muchos que, cuando, en el eventual caso que puedan fallecer Fujimori, Montesinos u otro de sus partidarios sentenciados, pidan similar procedimiento.
A quienes estamos convencidos de la iniquidad intrínseca de Sánchez, no nos va a confundir la supuesta “carta de amor” de este cateto personaje a su Begoña amada, redactada de su “puño y letra” (con sus tradicionales errores y faltas gramaticales) y exceso de egolatría.
Recuerdo con nostalgia la época en la que uno terminaba sus estudios universitarios y metía de lleno la cabeza en el mundo laboral. Ya no había marchas atrás. Se terminaron para siempre esos años de universitario, nunca más ya repetibles. Las conversaciones sobre cultura, sobre política, sobre música. Los exámenes, los espacios de relajamiento en la pradera de césped recién cortado que rodeaba la Facultad, los vinos en Argüelles, las copas en Malasaña...
Tras su inicial construcción provisional, el Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, reforzado en su interior por cables de acero para así acrecentar su firmeza. Se organizó, asimismo, la denominada "franja de la muerte", formada por un foso, una alambrada, una carretera, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día.
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