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El discurso de la amenaza

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Siquiera se respetó la tregua de los Cien Días a los gobiernos del cambio, pero no se escuchan voces que pidan cuentas a la Unión Europea por el incumplimiento, año tras año, de objetivos proclamados desde la gestación del proyecto común. Es llamativa esta benevolencia cuando los efectos de estos incumplimientos están aumentando la desigualdad entre los Estados miembros y dentro de los mismos, recortando derechos ciudadanos y potenciando los graves conflictos que nos toca vivir. Es escandaloso que en lugar de rendir cuentas nos amenacen si queremos encontrar alternativas a un proyecto que hace aguas.

En su declaración del 9 de mayo de 1950, Robert Shuman proclamó “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho. Entonces el proyecto era la CECA y los padres fundadores pensaban en una Federación de la Europa de las Regiones.

El Acta Única Europea, 17 de febrero de 1986 insiste sobre la prioridad de lograr la cohesión económica y social. Sin embargo ya existía el conocido como el Archipiélago de Europa, una red de ciudades que concentraba y concentra el grueso de la riqueza. No se han producido avances, sino al contrario. Lo mismo se puede decir de la Europa de las Regiones, el poder de la UE está concentrado en los Estados ricos y la cohesión no es sino una mera proclamación, sistemáticamente incumplida.

De esos polvos vienen estos lodos, pero la UE, en vez de someter a diagnóstico y terapia un funcionamiento que hace aguas, amenaza a los griegos y a los catalanes que voten por alternativas. La actualidad también nos muestra el fracaso de la Política Agraria Común, que no cesa de incumplir sus objetivos proclamados, de mantenimiento del territorio, protección al medio ambiente y desarrollo local. El conflicto de la leche, la desertización rural y el uso de substancias agresivas para el medio ambiente o para los consumidores, me parecen pruebas de este fracaso.

Las amenazas, las tragedias, la barbarie y el miedo no nos dejan escuchar las voces sobre los resultados obtenidos por los Cien Días de los gobiernos del cambio o que reclaman el rendimiento de cuentas a la UE.

El discurso de la amenaza

Carlos Ortiz de Zárate
lunes, 21 de septiembre de 2015, 06:29 h (CET)
Siquiera se respetó la tregua de los Cien Días a los gobiernos del cambio, pero no se escuchan voces que pidan cuentas a la Unión Europea por el incumplimiento, año tras año, de objetivos proclamados desde la gestación del proyecto común. Es llamativa esta benevolencia cuando los efectos de estos incumplimientos están aumentando la desigualdad entre los Estados miembros y dentro de los mismos, recortando derechos ciudadanos y potenciando los graves conflictos que nos toca vivir. Es escandaloso que en lugar de rendir cuentas nos amenacen si queremos encontrar alternativas a un proyecto que hace aguas.

En su declaración del 9 de mayo de 1950, Robert Shuman proclamó “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho. Entonces el proyecto era la CECA y los padres fundadores pensaban en una Federación de la Europa de las Regiones.

El Acta Única Europea, 17 de febrero de 1986 insiste sobre la prioridad de lograr la cohesión económica y social. Sin embargo ya existía el conocido como el Archipiélago de Europa, una red de ciudades que concentraba y concentra el grueso de la riqueza. No se han producido avances, sino al contrario. Lo mismo se puede decir de la Europa de las Regiones, el poder de la UE está concentrado en los Estados ricos y la cohesión no es sino una mera proclamación, sistemáticamente incumplida.

De esos polvos vienen estos lodos, pero la UE, en vez de someter a diagnóstico y terapia un funcionamiento que hace aguas, amenaza a los griegos y a los catalanes que voten por alternativas. La actualidad también nos muestra el fracaso de la Política Agraria Común, que no cesa de incumplir sus objetivos proclamados, de mantenimiento del territorio, protección al medio ambiente y desarrollo local. El conflicto de la leche, la desertización rural y el uso de substancias agresivas para el medio ambiente o para los consumidores, me parecen pruebas de este fracaso.

Las amenazas, las tragedias, la barbarie y el miedo no nos dejan escuchar las voces sobre los resultados obtenidos por los Cien Días de los gobiernos del cambio o que reclaman el rendimiento de cuentas a la UE.

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