Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cultura | Religión

El mundo y los cristianos

Francisco Rodríguez
miércoles, 26 de agosto de 2015, 06:48 h (CET)
Muchos cristianos bien intencionados están empeñados en llegar a algún tipo de compromiso con el mundo, a descafeinar el mensaje de Jesús para que no se note la oposición entre las opiniones del mundo y las del evangelio, pensando que así viviremos pacíficamente y seremos aceptados por los poderes que hoy señorean a las naciones.

Me parece una enorme equivocación querer jugar a dos barajas, seguir confesándonos creyentes y compartir los valores mundanos, cuando Jesús ya advirtió a sus seguidores de la radical incompatibilidad diciendo poco antes de ser detenido que el mundo nos odiará porque no somos del mundo y pidió al Padre que no nos sacara del mundo sino que nos guardara del Maligno.

Este Maligno es el mismo que tentó a Jesús proponiéndole darle todos los reinos del mundo si postrándose ante él lo adorara. La tentación sigue repitiéndose con los que siguen a Jesús y muchos caen en la trampa y creen que pueden hacer compatibles el mundo y el evangelio.

El enorme desarrollo de la ciencia, en lugar de llevarnos a la contemplación de las maravillas de un universo que no ha sido creado por el hombre sino por Dios, nos lleva a negarlo para ser como dioses. Si Dios no existe el hombre es dios y puede organizar el mundo como le parezca, incluso destruirlo.

El mundo ofrece soluciones políticas y económicas muy diversas, sin que ninguna haya podido garantizar la mejora integral de la humanidad, incluso proclama que hay demasiada gente en el planeta y hay que reducir la población. Ni siquiera en aquellas partes del mundo donde temporalmente se ha conseguido ofrecer un estado de bienestar, exclusivamente material, existe seguridad de que sea sostenible.

El programa de Jesús es realmente opuesto a los valores del mundo de su tiempo y de cualquier tiempo, por ello fue condenado y ajusticiado, pero su resurrección acreditó que El era el camino, la verdad y la vida.

El mandato de Cristo, el Hijo de Dios, a sus seguidores fue ir al mundo entero para pregonar la buena noticia y hacer nuevos discípulos, enseñándoles a guardar lo él que había mandado, junto a su promesa de que estaría con ellos hasta el fin de los tiempos.

Por eso más que andar buscando compromisos con el mundo tenemos que seguir su programa que llama dichosos a los que eligen ser pobres, a los que sufren, a los desposeídos, a los que tienen hambre y sed de justicia, a los que son misericordiosos con sus prójimos, a los que tienen el corazón limpio de odios, a los que trabajan por la paz, a los que viven perseguidos por su fidelidad, a los que son perseguidos y calumniados por ser cristianos. Esto es ser sal de la tierra y luz del mundo.

Los cristianos tienen que ser los que van mucho más allá de la ley. Se dijo desde antiguo no matarás y si uno mata será condenado por el tribunal, pero Jesús ordena que todo el que trate con ira a su hermano o lo insulte también será condenado; se dijo no cometerás adulterio pero Jesús nos dijo que quien mira a una mujer casada con mal deseo ya adulteró en su corazón.

El capítulo 5 del evangelio de Mateo puede leerse con provecho por quien quiera ser cristiano de verdad.

Noticias relacionadas

Cientos de jueces y fiscales se manifiestan a las puertas del Tribunal Supremo para mostrar su disconformidad con la ley que al parecer pretende sacar el Gobierno con la poca virtuosa intención de controlar [también] el poder judicial, de tal manera que ya tendría el muñeco vestido a su gusto y a nuestro disgusto.

Sin corruptores oligárquicos y estadounidenses, no habría corruptos en las altas instancias del Estado. Obviamente hay un claro objetivo de los corruptores: que solamente se persiga a los corruptos. Porque, enriqueciendo la frase de Groucho Marx sobre los principios, “estos son mis corruptos, si no le gustan, tengo otros”.

La unidad de España permanecerá, aunque para ello sea necesario que el “cupo” y la “aportación” sigan siendo negativas para las Comunidades Forales. Lo mismo ocurrirá con la financiación singular catalana, todo lo cual equivale a decir que el resto del país, sometido al régimen común, “pagará por mantener la unidad nacional”.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto