A partir del final del siglo XVII se difundió la imagen de los españoles como arrogantes, indolentes, decadentes e ignorantes. Esa imagen tan peyorativa la crearon, primero, los franceses, y la terminaron de empeorar los ingleses. Y los españoles empezamos a mirarnos a nosotros mismos con esa imagen negativa que fabricaron otros. El COVID ha hecho aflorar esa tendencia a la baja autoestima, como ha puesto de manifiesto un reciente estudio del Instituto Elcano. Casi dos tercios de los españoles estamos convencidos de que España es un país corrupto, cuando el resto de los europeos no lo ven así. La mitad de los españoles estamos convencidos de que vivimos en un país débil, el 62 por ciento considera que vivimos en un país pobre y el 40 por ciento pensamos que vivimos en un país demasiado ocioso. Los europeos nos ven mucho mejor de lo que nos vemos a nosotros mismos.
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