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Duns Escoto

Una aproximación
José Manuel López García
lunes, 1 de junio de 2015, 01:34 h (CET)
Juan Duns Escoto es uno de los grandes pensadores de la historia. Su pensamiento teológico forma parte de la escolástica, y destaca por su sutilidad y profundidad. No en vano, se le aplica el sobrenombre de Doctor Sutil. Nació en Escocia hacia 1265 o 1266 y murió el 8 de noviembre de 1308 en Colonia. Ingresó en la orden franciscana en 1278, y fue ordenado sacerdote en 1291.

Su corta vida no le impidió ser un gran teólogo y filósofo, y ser profesor en las universidades de Oxford y París. En lo relativo a su carrera académica se cree que estudió en París bajo la dirección de Gonzalo de España, de 1293 a 1296. Recibió el doctorado en teología en 1305.

Escribió diversas obras: Tratado del primer principio, Sentencias, Questiones subtilissimae super libros Methaphysicorum, etc. En lo referente a su teoría del conocimiento Escoto niega las ideas innatas. Analiza y discute también ciertos planteamientos tomistas relativos a la gnoseología, etc.

Escoto es un agudo comentador de las obras de los teólogos anteriores o coetáneos, y se muestra crítico con lo que considera interpretaciones erróneas respecto a cuestiones metafísicas y teológicas. Distingue, perfectamente, el campo de la metafísica del de la teología. Duns Escoto escribe:«porque todo nuestro conocimiento procede de los sentidos».

Aunque estuvo de acuerdo con la explicación aristotélica de la abstracción pensaba que, tanto el entendimiento activo como el pasivo, funcionaban como una sola potencia. Algo que desde un análisis actual es plenamente coherente, por lo que ya se sabe, a través de las neurociencias y la psicología.

La cooperación o interacción entre el entendimiento y la percepción, señalada por Escoto, reafirma la extraordinaria significación de la aprehensión intuitiva de la realidad por los sentidos. Aunque reconoce que, a veces, el entendimiento aprehende una confusa intuición primaria de la cosa singular. Y esto se debe, según este pensador, a la imperfección de las operaciones intelectivas de los hombres. Ciertamente, no poseemos una naturaleza divina, o nuestro intelecto no es angélico o divino.

En su Tratado del primer principio Escoto escribe que Dios no tiene causa. Es, por tanto, la primera causa incausada, según Escoto. Acepta el postulado del Primer Motor aristotélico como un concepto necesario para afirmar la existencia de Dios, y para evitar la contradicción del pensamiento consigo mismo. Aunque, a mi juicio, no es una explicación probatoria, sino, simplemente, especulativa. Considera que la infinitud divina no puede ser comprendida, completamente, por medio de la razón.

Respecto a la influencia del pensamiento escotista en la filosofía occidental, es evidente que ha sido enorme. El voluntarismo ético que se opone a los planteamientos tomistas, la afirmación de la univocidad del ser, la teoría de la distinción formal del entendimiento y la voluntad, las especies y los géneros como realidades que connotan las esencias, etc., son temas que siguen vivos en el pensamiento filosófico a lo largo de los siglos.

El mismo Edmund Husserl reconsidera muchas de estas cuestiones, ya planteadas por Duns Escoto, y las reelabora desde una perspectiva fenomenológica propia del siglo XX. También el teólogo protestante Karl Barth (1886-1968), al comentar el humanismo medieval, sigue la tradición escotista. Y otros numerosos filósofos han tenido en cuenta las obras de Escoto entre ellos: Heidegger y Xavier Zubiri. El mismo filósofo alemán escribió su tesis de habilitación de 1915 con un título revelador: Las categorías y la doctrina de la significación en Juan Duns Escoto.

Este artículo acerca de algunos aspectos del pensamiento de Duns Escoto es, una más, de las infinitas aproximaciones posibles a su filosofía.

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