Con las abundantes nieves, caídas días atrás, y con la llegada de temperaturas más
benignas, comienza el deshielo, que vierte la nieve sobre los ríos, provocando
importantes crecidas, y desperdiciándose miles de hectólitros del preciado elemento.
Conozcamos primero, al rico elemento, fundamental para la vida de los seres humanos.
El agua, es una sustancia cuya molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y
uno de oxígeno (H2O). Es esencial para la supervivencia de todas las formas conocidas
de vida. El término agua generalmente se refiere a la sustancia en su estado líquido,
aunque la misma puede hallarse en su forma sólida llamada hielo, y en su forma gaseosa
denominada vapor. El agua cubre el 71 % de la superficie de la corteza terrestre. Desde
el punto de vista físico, el agua circula constantemente en un ciclo de evaporación o
transpiración (evapotranspiración), precipitación y desplazamiento hacia el mar. Los
vientos transportan tanto vapor de agua como el que se vierte en los mares mediante su
curso sobre la tierra, en una cantidad aproximada de 45 000 km³ al año. En tierra firme,
la evaporación y transpiración contribuyen con 74 000 km³ anuales a causar
precipitaciones de 119 000 km³ cada año. Se estima que aproximadamente el 70 % del
agua dulce se destina a la agricultura. El agua en la industria absorbe una media del 20
% del consumo mundial, empleándose en tareas de refrigeración, transporte y como
disolvente de una gran variedad de sustancias químicas. El consumo doméstico absorbe
el 10 % restante. El agua es esencial para la mayoría de las formas de vida conocidas
por el hombre, incluida la humana. El acceso al agua potable se ha incrementado
durante las últimas décadas en la superficie terrestre.
La historia muestra que las civilizaciones primitivas florecieron entorno al agua, siendo
favorable a la agricultura, como las cuencas de los ríos. Es el caso de Mesopotamia,
considerada la cuna de la civilización humana, surgida en el fértil valle del Éufrates y el
Tigris; y también el de Egipto, una espléndida civilización que dependía por completo
del Nilo y sus periódicas crecidas. Muchas otras grandes ciudades, como Róterdam,
Londres, Montreal, París, Nueva York, Buenos Aires, Shanghái, Tokio, Chicago u
Hong Kong deben su riqueza a la conexión con alguna gran vía de agua que favoreció
su crecimiento y su prosperidad. Las islas que contaban con un puerto natural seguro
—como Singapur— florecieron por la misma razón. Del mismo modo, áreas en las que
el agua es muy escasa, como el norte de África o el Oriente Medio, han tenido
históricamente dificultades de desarrollo.
El cuerpo humano está compuesto de entre un 55 % y un 78 % de agua, dependiendo de
sus medidas y complexión. Para evitar desórdenes, el cuerpo necesita alrededor de 2,5
litros diarios de agua; la cantidad exacta variará en función del nivel de actividad, la
temperatura, la humedad y otros factores. La mayor parte de esta agua se absorbe con la
comida o bebidas —no estrictamente agua—. No se ha determinado la cantidad exacta
de agua que debe tomar un individuo sano, aunque una mayoría de expertos considera
que unos 6-7 vasos de agua diarios (aproximadamente dos litros) es el mínimo necesario
para mantener una adecuada hidratación. Aun así, según expertos cada organismo
funciona de forma única y diferente y tiene unas necesidades dependiendo de la
actividad que se esté desarrollando. La literatura médica defiende un menor consumo,
típicamente un litro de agua diario para un individuo varón adulto, excluyendo otros
requerimientos posibles debidos a la pérdida de líquidos causada por altas temperaturas
o ejercicio físico. Una persona con los riñones en buen estado tendrá dificultades para
beber demasiado agua, pero —especialmente en climas cálidos y húmedos, o durante el
ejercicio— beber poco también puede ser peligroso. El cuerpo humano es capaz de
beber mucha más agua de la que necesita cuando se ejercita, llegando incluso a ponerse
en peligro por hiperhidratación, o intoxicación de agua. El hecho comúnmente aceptado
de que un individuo adulto debe consumir ocho vasos diarios de agua no tiene ningún
fundamento científico. Hay otros mitos sobre la relación entre agua y salud que poco a
poco van siendo olvidados.
La Asamblea General de Naciones Unidas, aprobó el 28 de julio de 2010, en su
sexagésimo cuarto período de sesiones, una resolución que reconoce al agua potable y al
saneamiento básico como derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de
todos los derechos humanos. La resolución fue adoptada a iniciativa de Bolivia, tras 15
años de debates, con el voto favorable de 122 países y 44 abstenciones. La Asamblea de
Naciones Unidas se mostró “profundamente preocupada porque aproximadamente 884
millones de personas carecen de acceso al agua potable y más de 2600 millones de
personas no tienen acceso al saneamiento básico, y alarmada porque cada año fallecen
aproximadamente 1,5 millones de niños menores de 5 años y se pierden 443 millones de
días lectivos a consecuencia de enfermedades relacionadas con el agua y el
saneamiento”.
El Plan Hidrológico Nacional es un proyecto de gestión hídrica aprobado por el
Congreso español en 2005, modificando el Plan del 2001, y sustituyendo el trasvase del
Ebro por el proyecto AGUA. El principal proyecto del Plan del 2001 era el trasvase del
Ebro, un proyecto para transferir agua desde la cuenca del Ebro a Castellón, Valencia,
Alicante, región de Murcia, Almería y Barcelona, que fue aprobado por el
Parlamento en la legislatura 2000-2004. El programa A.G.U.A. del Plan actual prevé
asegurar la disponibilidad de 928 hm3/año en las 5 provincias a las que el Trasvase del
Ebro les debía aportar (teóricamente) 1.050 hm3/año, además de otros 135 nuevos hm3
para las provincias de Málaga y Gerona y de inversiones en las provincias de Tarragona
y Albacete, de estos 1.163 hm3/año, 448 hm3 procederán de inversiones realizadas en
mejoras en la gestión, ahorro, renovación de infraestructuras y reutilización, algo
inexistente en el anterior PHN, mientras que los otros 715 hm3 procederán de la
desalación.
Estamos comprobando como el agua del Ebro, en su desembocadura, vierte al mar,
cantidades ingentes del preciado elemento. Mientras tanto, los embalses que abastecen
de agua a las regiones mediterráneas, se encuentran bajo mínimos, no teniendo
garantizado el abastecimiento para la población y el campo, que ha visto reducido los
días de riego, para que los núcleos poblaciones no queden desabastecidos. Hay quien
habla de insolidaridad, cosa que al parecer, está quedando patente, ya que vemos con
horror, como se vierte inútilmente millones de litros, que serían muy bien aprovechados
en las regiones a las que de verdad les hace falta. ¿Qué intereses ocultan los poderes
públicos? Estamos ante una situación de emergencia y supervivencia, pero a los
políticos les importa poco. Probablemente no deje comisiones substanciosas, o responda
a un sistema de promesas incumplidas, pero lo cierto es que a la Cuenca Mediterránea,
le hace falta tener unos recursos hídricos universales, que son de todos. Si en diez años
no han hecho nada, no creo que en momentos como éste veamos una solución favorable
para las comunidades afectadas.
Es triste comprobar una situación como ésta, que tiene solución, favorable para todos,
pero que algunos se han empeñado en que no sea así. Reflexionemos un poco y
exijamos lo que es un bien de y para todos por igual.
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