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-¿Y cómo se encuentra después de todo esto?
-No lo sé ¿Raro?
-No sabría decírselo. No soy usted. ¿Tal vez libre?
-Puede ser. Libre se había vuelto algo raro.
-Pero...
-Pero no es ni libre ni raro. Es otra cosa.
-¿Un poco mareado quizás?
-Algo así. Debería encontrarme normal, supongo.
-Las instrucciones dicen normal y nuevo. Pero hay que acostumbrarse. Son muchos cambios de golpe.
-Ya lo tengo. Es como si flotara.
-Es normal. Hemos bajado un tercio la gravedad.
-¿Y eso?
-La situación ya era lo bastante grave.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.
El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.
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